"Estoy muy emocionado, se me dio todo. Soy campeón argentino por tercera vez y pude coronarme ganando otra vez acá, en un torneo de mucha tradición y en la ola más emblemática de nuestro país. Es realmente muy especial". Lele Usuna, pese a que ha tenido muy buenos resultados a nivel internacional (fue dos veces campeón del Mundial ISA), estaba feliz de ganar en La Paloma, la competencia más difícil, prestigiosa e importante del circuito nacional de surf.
El marplatense de 30 años llegaba como líder del ranking a esta fecha que cerraba el Argentina Surf Tour, pero era amenazado por cuatro rivales que también tenían chances. Lejos de especular, Lele fue de menos a más para ganar por quinta vez este clásico argentino (las anteriores: 2007, 2009, 2012 y 2014) y ser el bicampeón nacional. Usuna venció en la final a la sorpresa: el talentoso joven Franco Radziunas (15 años), y se llevó $22.000 de los $62.000 en premios que tuvo esta 15ta. edición del evento que se realizó con éxito en los acantilados marplatenses ubicados en el kilómetro 9 de la Ruta 11.
"El verdadero campeón fue Franco", dijo Usuna en referencia al subcampeón más joven de la historia del Quiksilver La Paloma. Justamente Franco, con su papá Luis, fueron los protagonistas de la nota distintiva del evento. Primero, fue lindo ver cómo padre e hijo disputaban la misma competencia, pero a medida que pasaron las series fueron los simpáticos protagonistas de la historia del torneo. Luis, de 52 años, campeón argentino en 1991, sorprendió al avanzar hasta octavos de final por primera vez en sus 15 participaciones en La Paloma.
Lo de Franco (15 años) fue aún más impactante. Una de las joyas de la cantera eliminó a varios candidatos y se metió en la final. "Todavía no puedo creerlo", dijo el joven. "Pensar que nació en 2003, año en que se hizo la primera edición de este evento… En estos días se le alinearon los planetas, tuvo mucha confianza y desplegó un gran surf. Lo bueno fue que no me eliminó mi hijo (se ríe), como ya me pasó antes. Yo, igual, vengo a pasarla bien, a disfrutar con él y con amigos de todas las generaciones. El surf nos une. Me sucede con Franco. Pasamos mucho tiempo juntos, hablando el mismo idioma. El surf ha potenciado nuestra relación", aseguró Luis.
Cerca de 2.000 personas disfrutaron durante los dos días, sobre todo el domingo, por ser no laborable y gozar del seductor sol de otoño. Y no sólo lo hicieron para ver a los mejores surfistas del país (estuvieron todos menos Santi Muñiz y Nacho Gundensen, los argentinos mejor ubicados en el circuito mundial, quienes viajaron para competir en Japón). Hubo stands con regalos de los sponsors, una estructura con las mejores comodidades para los riders, la magia musical de DJ Cofla y un exquisito despliegue gastronómico, con un foodtruck y el irresistible menú del cheff Cuti Rocco (asado y guiso lentejas).
Nadie se lo quiso perder, hasta se hizo presente el Sr Flavio, bajista de los Fabulosos Cadillacs y amante del surf, con su hija, Cocó Cianciarulo (15 años), la nueva joya del surf femenino argentino. "El primer día me lo perdí porque tuve un evento en Capital, pero nos vinimos rápido para acá para poder ver la definición. Me encanta venir a La Paloma, es una playa hermosa para estar relajado, disfrutar de toda esta oferta y ver surf desde un lugar hermoso", opinó el músico que se mete casi todos los días a surfear.
Para el espectador común lo especial también fue ver a los surfistas bajar y subir desde el acantilado. "¿Cómo hacen para ir al agua?", consultó Alberto, de 65 años, visitante por primera vez de la playa y el torneo. Cuando se le explicó, quiso presenciarlo y quedó sorprendido cuando observó a los protagonistas en esa vertiginosa bajada de 20 metros. Cuando uno comienza a descender, el vértigo es inevitable porque parece una escalera a la nada en la que el mar se llevó los últimos escalones. Peligroso para muchos, no tanto para los protagonistas. "Todo eso le da una mística especial a la playa y a un torneo que es diferente a todos", aseguró Santamaría. Todas estas cuestiones distintivas hicieron que la consagración de Usuna fuera todavía más especial.
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