Después de la goleada sufrida en Brasil, Newell´s recibió al Atlético Paranaense con la ilusión de lograr una hazaña en el Coloso Marcelo Bielsa. La cantidad de público rojinegro, el condimento de la lluvia y el barro de la cancha contribuían para que los fanáticos mantengan las esperanzas de revertir la historia.
Una extraordinaria combinación entre Fértoli y Luis Leal alimentó el sueño rosarino. El joven del El Trébol habilitó al portugués nacido en Cabo Verde y el delantero resolvió con un toque sutil frente a la salida de Santos. El 1 a 0 antes del descanso era un buen augurio.
En la reanudación del choque el hombre con mayor claridad de la cancha volvió a abastecer a Víctor Figueroa para que el atacante con pasado en Colón sume una nueva conquista leprosa. Sin embargo, el experimentado jugador de San Isidro falló ante el arquero y la diferencia de dos goles seguía preocupando a Omar De Felippe y compañía.
El suspenso se transformó en temor cuando una mano defensiva motivó al ecuatoriano Carlos Oribe a sancionar la pena máxima para la visita. A pesar de los antecedentes de Nelson Ibáñez, el penal podría haber liquidado la llave, pero la participación de Edwin Bravo fue fundamental para que Newell´s siga con vida: el segundo asistente sancionó un fuera de juego antes de la infracción de Fontanini y el invicto local renovó las esperanzas en el dueño de casa.
La sociedad de Fértoli y Leal continuó alimentando el sueño leproso. Cuando la figura de la noche envió el preciso centro hacia la cabeza del moreno la tribuna explotó. A falta de 25 minutos Newell´s quedó a un gol de la gesta. El ingreso de Torres por Rivero significó un riesgo más que tomó el entrenador para lograr la epopeya.
Sin embargo, en las instancias finales un desborde de Renan Lodi y una definición cruzada de Nikão terminaron con el sueño argentino. Con mucho sacrificio y dignidad el conjunto rosarino se despidió de la Copa Sudamericana. El orgullo y sentido de pertenencia fue el factor destacado que conformó a un público que despidió a los protagonistas en un aplauso cerrado.
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