Argentina acaba de sepultar su última oportunidad de seguir con vida en el Mundial 2002 ante Suecia. Gabriel Batistuta se inclina sobre sus rodillas, toma su rostro con fuerza y refriega sus manos sobre los ojos borrosos. No puede creer lo que acaba de suceder. No puede comprender por qué el equipo que llegó como máximo candidato no logró sortear la primera instancia. La imagen recorrerá todo el planeta y se transformará en una especie de ícono de aquella decepción: el ídolo absoluto de una era, despidiéndose de rodillas tras un fracaso.
El Bati recibe a Infobae en medio de un cambio de vida. Pasaron 16 años de aquella tarde en la ciudad de Miyagi en donde se decretó esa "derrota terrible". Está a punto de estrenar su rol de conductor televisivo, pero se da espacio para la reflexión sobre aquel momento. La luz del estadio se apagó de golpe una vez que el –por entonces– máximo goleador histórico de la selección argentina pisó el vestuario.
"Yo la verdad que no me acuerdo de nada. Estaba en mi mundo. Aparte era mi último Mundial, o sea que estaba en una depresión total. Creo que todos lloramos. Ya te digo: no tengo una imagen de ese vestuario. Pero no había alegría, ni caras normales. Había mucha tristeza porque nos habíamos preparado de verdad sin dejar ningún detalle al azar y quedamos afuera. Para muchos también era la última posibilidad. Yo estaba entre esos. Es una historia muy triste: no vestir más la camiseta de la Selección y hacerlo sin poder ganar o sin dejar una buena imagen…", relató sobre aquellos primeros instantes tras el empate 1-1 que decantó en el adiós en primera fase.
El atacante por entonces tenía 33 años, jugaba en la Roma y había anunciado que esos serían sus últimos minutos con la camiseta nacional. La pintura de su despedida no condice con la grandeza de sus actuaciones con Argentina: "Yo entré al vestuario y estaba en otro mundo. Era todo negro. No me acuerdo si entré primero o último. Se me apagó la luz por un par de días. Estuve mal mucho tiempo hasta elaborar, buscar por qué y no encontrar nada, se te va pasando. Pero fue una experiencia fea".
Batistuta está a pocas horas de iniciar su faceta como conductor televisivo –estará al frente del ciclo "History Fútbol", que se emitirá por el canal History Channel durante el Mundial y estará íntegramente dedicado a contar historias de las diferentes Copas del Mundo. Inmerso en ese panorama, da detalles del proceso psicológico de elaboración que experimentó tras la salida de Corea-Japón 2002.
"La conclusión es que, a veces, a pesar de hacer todos los preparativos como se deben y con mucha intensidad, no lográs lo que esperabas. Siempre di lo máximo en mi vida profesional para nunca darme la posibilidad de reprocharme nada. Eso me pasó en el Mundial del 2002. Perdí. Una derrota terrible, creo que de las peores de Argentina. Pero si me preguntás dónde estuvo el error, no te lo sé decir porque hubo una preparación importante, ya casi obsesiva. Sin embargo, las cosas no nos salieron bien", confesó.
La sonrisa se volvió a dibujar en el rostro del ídolo de Fiorentina, que en el país vistió las camisetas de Boca, River y Newell's, a la hora de hablar de lo suyo. Aquello que mejor sabe hacer. Esa deliciosa obsesión que lo hizo un auténtico capocannoniere. La cualidad que le dio el éxito rotundo en el mundo del fútbol: los goles.
Tuvo que pensar y dudar mucho para elegir su gol preferido con la armadura de la selección argentina. Reconoció que no podría optar por uno solo, para él todos fueron trascendentes. Un gesto típico de un hombre enamorado; en este caso de su bandera. Sin embargo, su inconsciente le hace rebotar dos en primer lugar dentro de su cabeza: aquellos que le marcó a México en 1993 y sirvieron para conquistar la Copa América.
"Los de México, la final contra México en el 93. Todos los de Chile –sede de la Copa América 1991–. Los de los Mundiales, por supuesto. No hice tantos tampoco en competencias de este estilo. Todos lindos", confió con una sonrisa en el rostro cómplice.
Ya no hay una extensa cabellera dorada que sirva como marco de sus gritos de gol. La barba circular alrededor de su boca lo sigue acompañando al igual que sobre el final de su carrera. Aquellos cabellos rubios ahora sobresalen en un color grisáceo. Su figura física se sostiene como si la profesión hubiese sido parte de su vida hasta ayer y no evidencia los crueles dolores de tobillo que él mismo denunció hace un tiempo atrás.
Su alma de líder irrumpe y explica mejor que nadie qué repercusiones tienen los goles. Este hombre que infló las redes ve más allá de su ego y le entrega al diccionario una especificación más clara sobre aquel estadío: "Gritar un gol de ese estilo es la coronación de un sueño. El premio al sacrificio tuyo y de todo el equipo. Por ahí hacemos los goles y salimos en las tapas de las revistas, pero somos parte de algo, de un equipo. Laburan todos con la misma intensidad y el mismo objetivo. Un gol es el premio para vos, pero para ellos también. No es un beneficio tuyo: vos sabés que le estás dando beneficios a mucha gente y eso te gratifica".
OTRAS FRASES DE BATISTUTA EN SU PRESENTACIÓN
El sueño cumplido de jugar para Argentina: "Llegué hasta lugares que nunca imaginé. Llegué a la Selección que era un sueño, pero nada más. Estaba en casa y veía jugar a Maradona, Kempes, Bertoni y Valdano, y no
encontraba lugar para mí adentro de todo eso. La vida me llevó a estar ahí".
El máximo recuerdo en el fútbol: "El momento que más recuerdo es estar a un metro de la línea de la cancha, esperando para jugar Argentina-Grecia en el Mundial 94, atrás de Diego Maradona. Me puse segundo porque era joven y no sabía lo que hacía. En ese metro se te pasan todas las cosas que viviste hasta ahí".
La expectativa sobre la Selección de cara a Rusia 2018: "Argentina no viene demostrando un gran nivel pero es siempre Argentina. Tiene grandes jugadores por suerte. En cualquier momento se despiertan y hacen un gran Mundial. Confío a pesar de las últimas presentaciones que no me dejaron nada conforme, sigo creyendo que estos jugadores van a sacar lo que tienen y van a hacer un gran Mundial. Para muchos de ellos es la última oportunidad y no querrán dejarla pasar".
Los candidatos y su relación con la Selección: "Hoy nos ganan un par de selecciones, no quiere decir que mañana lo pueden hacer. Menos en un mano a mano. Puede pasar cualquier cosa. El más débil le puede ganar al mejor porque el fútbol es impredecible. Puede ser cualquier cosa".
La autoexigencia que le impidió disfrutar: "Estuve tan metido en mi carrera, tan metido en hacer bien las cosas, que por ahí me aislé demasiado de lo que me pasaba alrededor porque no escuchaba elogios y las críticas tampoco. Era bastante enfocado. Nunca estuve contento, eso es algo que se me está pasando. Hace dos o tres años empecé a pensar: No fue tan malo como vos pensabas que fue, y me siento más relajado".
Su mirada sobre Lautaro Martínez: "Creo que tiene todas las condiciones para jugar en un seleccionado. Debe asentarlas. Me parece también que tiene por delante jugadores muy expertos que no son menos que él, que ya tienen mucho rodaje y él tiene que esperar manteniendo el nivel. Mi humilde consejo es que trate de sostener este ritmo y se aleje de lo externo".
El camino de Boca en la Copa Libertadores: "Era difícil ganar en Colombia, es un ambiente difícil. El error fue perder antes. Ahí el error estaba cometido. Se fue a tratar de dar vuelta una situación que era compleja de entrada".
El arco de la Selección y la disputa Romero-Armani: "Siempre que atajó en la Selección atajó bien. Desde ese punto de vista no lo sacaría. No veo por qué habría que sacarlo si siempre que atajó, atajó bien. Con Armani pasa lo mismo que con Lautaro: juegan bien. Mucha gente se queda afuera inmerecidamente simplemente porque adelante tiene otro que llegó antes. Es la única explicación".
El apoyo a Gonzalo Higuaín: "Siempre defendí a Gonzalo. Vi otros que juegan bien pero no lo superaron todavía a pesar de que tuvo mala suerte en un montón de definiciones últimamente, sigo confiando en él porque me gusta cómo se mueve, las oportunidades que él mismo se crea".
El mensaje a Lionel Messi: "No sé cuántos años va a jugar, pero no dejes para mañana lo que puedes hacer hoy. Si hoy tiene la chance de ganar el Mundial, que trate de aprovecharla. Que no piense que por ahí va a tener otra chance dentro de cuatro años".