Racing recibió a la U de Chile con la ilusión de sellar la clasificación a los octavos de final de la Copa Libertadores. Luego de suspender su compromiso por la Superliga ante Arsenal, la Academia llegó con el descanso necesario para afrontar el choque internacional en su casa y ante su gente.
La tranquilidad por los puntos adquiridos de visitante y la cima del Grupo E llevaron a que Coudet plantee el mismo esquema ofensivo que lo caracteriza, pero la llamativa actitud pasiva de los protagonistas puso en riesgo el resultado en el Cilindro.
A las figuras de Lautaro Martínez, Lisandro López y Ricardo Centurión les costó quebrar el bloque defensivo del equipo andino y los contragolpes propuestos por Nicolás Guerra y Jean Beausejour mantuvieron amenazado a Juan Musso.
La disconformidad del Chacho se percibió en el entretiempo. Las salidas de Neri Cardozo y el Pulpo González por Zaracho y Augusto Solari reflejaron el momento que atravesaba el combinado argentino. La cancha pesada, la ausencia de ideas efectivas y el peligro del gol chileno fueron los aspectos más destacados durante el espectáculo bonaerense.
Tuvo que aparecer Alejandro Donatti en su función de atacante para romper el cero y sellar el boleto hacia la siguiente fase del torneo más codiciado de América con un golazo de media distancia. Naturalmente, el grito del central provocó la indignación de los jugadores de la U, porque la derrota representó su eliminación.
La reacción de Reyes en los festejos de Racing fue una muestra de la bronca transandina. El de Talcahuano agredió a Centurión y dejó a su equipo con 10 por la injustificado golpe hacia el virtuoso volante. La trifulca generalizada, habitual en este torneo, calentó el cierre de la noche que terminó con un festejo delirante referente al sueño continental. Los muchachos llevaron vino, porque jugó la Acadé.
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