Una bomba explotó en los cimientos del fútbol argentino. Una turbia metodología de captación de menores indefensos que persiguen su golpe de suerte salió a la luz e inició el debate sobre la estructura de cuidado y contención que existe en las categorías juveniles de los clubes. El "caso Independiente", con la denuncia de nueve menores –por ahora– que fueron abusados, expuso la punta del iceberg: una red de pedofilia funciona camuflada y ataca a los desprotegidos niños deportistas.
La psicóloga (UBA) especialista en niños y adolescentes Marta Dávila conoce los pasillos de la pensión de Independiente por su trabajo en el club entre 2005 y 2014. Infobae la contactó para conocer su experiencia en las juveniles de la institución y consultarla sobre los detalles psicológicos que rodean a este especial mundo.
El tema, de por sí sensible, exige una precisión extra por el contexto y la única petición desde el otro lado es la de responder las preguntas por escrito para poder expresar sin espacios para las dudas todas las explicaciones. La aclaración inicial antes de comenzar el ciclo de preguntas y respuestas es contundente: "Yo no viví –casos de abusos en Independiente– ni fui testigo de situaciones de ese tipo, si no, por supuesto que las hubiera denunciado".
Por las manos de Dávila pasaron futbolistas de la talla de Fabricio Bustos, Martín Benítez, Diego Rodríguez, Federico Mancuello y Fabián Assmann, entre otros, durante las gestiones presidenciales de Julio Comparada y Javier Cantero.
— ¿Cómo fue su experiencia como psicóloga de las inferiores de Independiente?
— Fue una experiencia intensa y al mismo tiempo altamente positiva. Intensa por la responsabilidad y el compromiso profesional y ético que se pone en juego atendiendo a tantos chicos con problemáticas complejas que provienen generalmente de hogares carenciados, tanto económica como culturalmente, y permanecen años alejados de sus familias. No olvidemos que si bien empecé atendiendo terapéuticamente a los chicos de la pensión, luego también requirieron mis servicios en infantiles y algunos otros juveniles del predio.
Experiencia altamente positiva porque creo que pude ayudar a muchos chicos a comprender y sobrellevar situaciones personales y familiares penosas.
Tenían gran empatía conmigo principalmente por ser mujer; tal vez encontraban en mí a esa mujer/terapeuta/madre de la cual habían tenido que separarse demasiado prematuramente.
Por otra parte, refiriéndome a mí, incrementé muchísimo mi experiencia respecto de las problemáticas de los niños y jóvenes que vienen a tratar de cumplir el "sueño del pibe", y las exigencias y presiones familiares que esto conlleva.
— ¿Qué carencias encontró en la formación de los chicos?
— Dado que son niños que comienzan a estar solos desde muy chiquitos, deberían tener una formación más integral en todo sentido, no sólo desde lo futbolístico: formación en valores brindándoles ejemplos adecuados. Asimismo crearles más motivaciones culturales y ofrecerles posibilidad de mayor esparcimiento dentro de la pensión dado que algunas de ellas, como la de Independiente, se encuentran lejos de lugares recreativos.
— ¿Cuáles fueron las experiencias más movilizantes que le tocó vivir?
— Por supuesto que en 9 años las experiencias movilizantes fueron muchas pero la mayoría giraba en torno de la tristeza y soledad que sufrían los chicos; era muy penoso verlos soportar la depresión en silencio, ya que este tipo de chicos son muy poco proclives a expresar los sentimientos en público y/o a través de las palabras.
— ¿Cuál fue el déficit que se encontró en la estructura de Independiente?
— Cuando yo ingresé a trabajar a la pensión ni siquiera había encargado de pensión; era el cocinero el que firmaba los permisos y nada más. Cero contención. Tuve la suerte que los dirigentes me escucharan mucho y al cabo de un tiempo se fue armando la estructura: se incorporaron encargados de pensión que me ayudaban en la tarea de observar las situaciones y comportamientos de cada chico. Estábamos muy atentos a todo ello, pero reconozco que hubiera necesitado más ayuda ya que, por ser la única psicóloga para tantos chicos que requerían mis servicios, más de una vez sentía que el tiempo no me alcanzaba.
— ¿Cómo se debe estar formado un equipo de prevención en un club?
— En verdad, un buen equipo de prevención debe estar formado por los encargados de pensión, el o los psicólogos –uno especialista en niños y adolescentes y otro especialista en deportes– y un asistente social. De más está decir que todo el equipo de prevención tiene que estar dotado de grandes conocimientos sobre la problemática psicosocial de los chicos y sus familias y además observar y cuidarlos ética y responsablemente de sí mismos y de los peligros y amenazas que significa estar a cargo de menores.
— Teniendo en cuenta el contexto del mundo del fútbol, ¿la cabeza de un joven de la pensión de un club se forma diferente a la de otro chico?
— Por el sólo hecho de estar alejados de sus familias desde tan chicos, siendo que su aparato psíquico está aún en formación, y con exigencias tan extremas, la mente y la personalidad toda del jugador se va constituyendo con características particulares. Una de dichas características es la "sobreadaptación": tratan de negar sus sufrimientos, se encierran y salen adelante lo mejor que pueden.
—Durante su paso por el club, ¿escuchó rumores de estas prácticas que salieron a la luz en los últimos días tanto en Independiente como en otras entidades?
— En los años que yo estuve no hubo ningún rumor ni situaciones que hicieran sospechar lo que recientemente sucedió.
— ¿Cuál es la reacción de un chico cuando cuenta su participación en estas prácticas?
— El chico cae engañado en estas situaciones, supone que aquellos que lo buscan tienen la intención de acompañarlo o ayudarlo o que seguramente le van a regalar algo o que lo sacan a pasear. No olvidemos que son personas que se acercan "haciéndose los amigos". Cuando advierten las verdaderas intenciones de estos sujetos, más de una vez ya es demasiado tarde y no saben cómo salir de la situación.
— ¿Por qué un joven termina cayendo en una situación de este estilo?
— Por ausencia de figuras parentales sólidas que le brinden protección y ayuda, por haber sido engañado en su buena fe, por miedo a que lo echen del club si delata, por grandes necesidades económicas.
— ¿Cuáles son las consecuencias a futuro?
— Las consecuencias psicológicas son muy graves; estos hechos suelen convertirse en traumáticos y si el joven no acude a una psicoterapia a fin de comprender y elaborar tales hechos, pueden quedar secuelas de por vida.
—¿Se pueden sobreponer a estas experiencias que vivieron?
— Un tratamiento psicoterapéutico es de gran ayuda en estos casos.
— ¿Cuál es la manera más frecuente en la que un deportista joven termina evidenciando que sufre problemas de abuso?
— El joven cambia completamente su comportamiento: se avergüenza mucho, se esconde, se ruboriza y se hace más silencioso y taciturno. Intenta ocultar lo que le pasa la mayoría de las veces y otras, sobrepasado por la angustia pide ayuda.
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