La tarde en la TV dejó uno de esos episodios que pueden ser recordados a lo largo de los años. Desde Estados Unidos, Emanuel Ginóbili habló con la señal deportiva TyC Sports y se mostró en la intimidad con la franqueza que lo caracteriza.
Sin cassette, el Pibe de 40 comenzó el diálogo con un toque humorístico: "Ahora casi 41, dentro de poco habrá que cambiar el hashtag". Sin ningún tabú en lo que se pueda asociar a su edad, Manu analizó su longevidad desde un aspecto distinto. "Son 16 años que llevo acá, voy a llegar a la mitad de mi vida. Estar tanto tiempo me hace sentir como en casa, aunque es un contexto relacionado a lo profesional. En Bahía tuve un crecimiento personal, pero es cierto también que esta ciudad me entregó 3 personitas más que me generan un placer enorme", confesó con un dejo de nostalgia.
Su ámbito privado fue uno de los temas que más emocionó en los espectadores. "En Argentina tenemos una vida social distinta. Como los chicos no van al colegio se la pasan de joda. Tienen amigos, tíos, familiares… cada vez que van se sienten en Disney", confesó entre risas y agregó cómo fue que los mellizos comprendieron la importancia de la figura de su padre: "Mis hijos no sé si entienden quién soy. Ahora saben a qué me dedico, pero se sorprendían cuando la gente me pedía fotos en la playa o en la calle. Era muy cómico verlos reaccionar en ese tipo de situaciones".
Fiel a su estilo, la herencia podría basarse en un legado que no sólo le quedaría a los tres chicos que le imponen la sonrisa diaria. "Los mellizos juegan mucho al básquet. Están todo el día tirando al aro y preguntan por Jordan. Además, le trasladaron el bichito al más chico. Les encanta la pelota naranja", reconoció.
Naturalmente, sus hijos no son los únicos en admirar el juego de Ginóbili. En los últimos años, cada vez es más notorio el apoyo de los turistas albicelestes que viajan a San Antonio para manifestar su amor por el ídolo popular. "Es muy raro cómo se vive. Esta semana vinieron muchos argentinos porque jugamos 5 partidos seguidos de local. No es normal. Algunos compañeros me preguntan si los traje yo o si son amigos míos, pero la realidad es que siempre hay grupos de 50 locos haciendo ruido. Es una lástima que no pueda atender a todos", dijo entre risas.
En su análisis el bahiense todavía no le encuentra explicación al fenómeno que despierta en los fans. Lejos de recibir el elogio del mejor deportista de la historia del país, prefiere mantener la humildad que lo caracteriza y argumenta que "son cosas que pasa en otro ambiente". "Tal vez por mi edad y todo lo que pasó con la Selección, los hinchas sientan las ganas de venir hasta acá", agregó.
Sin dudas, su carrera forma parte de la creación de una leyenda que perdurará durante varias décadas. Como lo explicó en la entrevista con Sportia, "en el último año apareció una motivación extra, que son los mellizos". "Ahora cuando terminan los partidos hablo con ellos y me preguntan cosas sobre los dobles, triples y acciones de juego", comentó.
Además, cuando intentó buscar una explicación a su constancia en la NBA, Ginóbili continuó por la senda de la cautela y la tranquilidad, sin mencionar su talento: "La suerte y la genética fueron fundamentales. En el 99 cuando salió la bolilla y me eligieron a mí, en lugar de otros candidatos tuve fortuna. Nací con este cuerpo y no con 1,68. Hubo factores que incidieron, porque mi viejo también era presidente de un club de básquet, si era violinista o pintor seguramente me hubiera dedicado a otra cosa".
Como su futuro es incierto y la probabilidad del retiro parece cada vez más cercana, Manu también habló de lo que hará cuando deje el básquet profesional: "Con mi mujer no tenemos un plan definido. Vamos a valorar el tiempo que tendremos a disposición. Vamos a disfrutar, viajar y después se verá si necesito un nuevo desafío".
En este sentido, Ginóbili no descartó que ésta sea su última temporada en la NBA. Como a los Spurs le quedan 11 compromisos, el argentino reconoció: "No cierro ninguna puerta. A veces pienso que cada partido puede ser el último. A esta edad uno no se recupera de un golpe con tanta facilidad".
Sin filtro y con la continuidad que le impone su franqueza, Manu siguió explicando cómo fue que llegó a los 40 en notables condiciones. "Maduré a los bollos. En 2013 me dieron un terrible sopapo en las finales y a partir de ahí me hicieron replantear si me retiraba o seguía sufriendo. Tuve que cambiar mi cabeza para valorar otras cosas. Hoy valoro más el camino que la meta, y eso me alargó la trayectoria", confesó con el recuerdo de aquella derrota y concluyó: "Jugar a los 40 con un nivel aceptable hace que se hable de uno. Se genera una nube distinta a lo que es mi participación. Yo trato de aislarme y vivirlo con normalidad. No consumo los medios para ver qué dicen de mí. Si alguien me pasa algo relacionado a eso va directo a la papelera".
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