Nadie se atreva, a tocar al Pity: la familia Martínez, la ovación que no llega y un mensaje al hincha de River

Luis y Liliana Martínez recibieron a Infobae en su casa de Las Heras, Mendoza, tras la gran noche del 10 en la Supercopa. Cómo vivieron el partido, cómo fue el día después, la mirada del hincha, el futuro en Europa y aquella vez que pudo ser jugador de Boca

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(Marcelo Ruiz)
(Marcelo Ruiz)

A 11 kilómetros de la capital de Mendoza, en el departamento de Las Heras, se encuentra el barrio Ujemvi. Una zona de casas bajas, de calles de tierra, de niños corriendo por las veredas a la salida del colegio, de negocios cerrados hasta tarde porque el tiempo de la siesta es sagrado, de vecinos que se saludan con afecto, el que decanta solo después de toda una vida de cruzarse a diario. Allí, sobre la calle Las Orquídeas, vive la familia Martínez que, lejos de ver alterada su vida en horas en las que todos hablan de lo bien que jugó el Pity, su hijo, ante Boca en la final de la Supercopa Argentina, mantiene una tranquilidad y humildad asombrosa.

Si había alguna duda respecto de si la casa era esta o aquella, una aparición lo confirmó todo. "¿Vos de que hincha sos? ¿De River o de Boca?", lanzó de modo inquisidor Santino (6), uno de los sobrinos de Gonzalo Pity Martínez, al ver que extraños merodeaban su casa. El pequeño, que había salido como tromba de la casa, hizo sencilla la tarea de descontracturar el momento de la presentación en momentos en que Luis, el papá del 10 de River, se hacía presente en la escena.

La casa de la familia podría sorprender a todo aquel que vaya en busca de una fachada ostentosa y, más aún, el interior. Una construcción sencilla, humilde, que no se ha visto alterada por las burbujas del éxito del hijo pródigo. De nada hay que presumir. Adentro, clima de familia: están Florencia y Lautaro, dos de los seis hermanos del Pity (los otros son Mariano, Gerardo, Giuliana y Leandro), y los pequeños Santino y Valentino, sobrinos del crack de River.

"Pasen, pasen", invita Luis, el dueño de casa. "¿Qué quieren tomar?", pregunta mientras desde la cocina aparece Liliana, una mamá que ni siquiera cuando la emoción quiebre su compostura dejará de sonreír. Lo hace munida de un termo, un azucarero y una bombilla de mate distinguidos, los tres elementos, con el escudo de River. Confirmado: es la casa de Gonzalo Pity Martínez, el héroe de la noche en el Malvinas Argentinas contra Boca, al que le hizo de penal el primer gol y asistió a Ignacio Scocco en el segundo.

(Marcelo Ruiz)
(Marcelo Ruiz)

¿Cómo están después de la gran noche de River y de Gonzalo, en particular?

Luis: "Contentos por él. Yo estoy tranquilo, siempre estoy tranquilo. Fuimos a la cancha y feliz; feliz por él, por los hermanos, una cosa que él necesitaba?

¿Por qué?

Luis: "Lo necesitaba como jugador y por el equipo. Él necesitaba que el equipo ganara y personalmente para él fue importante, a ver si el hincha lo ovaciona alguna vez, le hace falta…"

¿Cómo vivieron la previa del partido?

Luis: "Fuimos al hotel, estuvimos con él y ahí lo vimos bien (ndr: River se concentró en el Hotel Diplomatic, de Mendoza). Después fuimos a la cancha con toda la tranquilidad y convencidos de que él iba a hacer las cosas bien porque habíamos hablado y te das cuenta cuando hablaba, en la mirada… Él me dijo 'estoy tranquilo papi, estoy bien'".

(REUTERS/Gustavo Garell0)
(REUTERS/Gustavo Garell0)

La infancia del crack:

"De chiquito el Pity buscaba la pelota. Ya se veía desde los cinco años que él iba a andar bien", recuerda el padre del futbolista mendocino que comenzó a despuntar en el club El Sauce donde Luis también jugó. "Sí, pero yo no llegué a Primera, era muy pendenciero", dice con una sonrisa este albañil al que nada parece alterarlo.

"Yo no lo pude filmar por la situación de uno, no teníamos los medios para comprar una filmadora y no había celulares pero lo que ha hecho Messi yo lo viví con él. Hacía goles de chilena con nueve años. Siete, ocho goles por partido, era una cosa de locos", afirma con nostalgia y agrega: "Cuando entraba un compañero suyo, aunque fuera de los peorcitos, él hacía lo imposible para que el amigo hiciera un gol o festejaba como si lo hubiera hecho él porque Pity es una muy buena persona, no tiene ese indiecito que muchas veces digo que tiene que tener dentro de la cancha porque es muy bueno, pero va por buen camino".

¿Y cómo vivieron el momento del penal?

Luis: "Cuando agarró la pelota para patear el penal me quedé sentado, iba a ser gol. No me paré ni estaba nervioso. Cuando vi que agarró la pelota y Mora lo abrazó entendí que era la noche de él. Después hizo una jugada de salón con el pase atrás para el gol de Scocco y bueno… Ese es el Pity,
uno nunca sabe qué va a hacer".

Contra Boca y con la camiseta de River, Gonzalo parece lograr sus mejores versión. ¿Se motiva de una manera particular?

Luis: "Boca es el rival eterno y él lo siente ya, lo vive así. Yo calculo que sí, el máximo rival, hace un gol de penal, una asistencia", marca y por primera vez le habla al hincha de River: "Yo calculo que ya tienen que ovacionarlo para que él se sienta un jugador más porque él es un jugador muy puteado, muy maltratado".

¿Qué le dirías al hincha que aún no le saca la lupa de encima?

Luis: "Que lo banquen y que lo respeten porque aparte de lo que es como jugador, él es buena persona, cero maldad. Entonces él necesita que la hinchada… una vez Pity, Pity (dice con el tono del clásico canto de ovación de cancha) y bueno, ahí él va a empezar a hacer las cosas que hace. A veces no sabe si tocarla, si patearla al arco porque está el murmullo en el estadio y es muy jodido, hay que estar muy bien de la cabeza para aguantar eso".

El respaldo del DT

(NA)
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Gonzalo Nicolás Martínez llegó a River en enero de 2015. Fue el primer refuerzo del Millonario en ese mercado de pases de verano y fue, además, la prioridad de Marcelo Gallardo. El Pity venía de Huracán, club al que los de Núñez le pagaron 37,5 millones por el 75% del pase del mediocampista.

"Internamente en River él tiene el respaldo, pero él necesita de la gente", repite Luis como para dejar en claro eso que aún le hace falta al 10 y destaca al DT: "Gallardo es todo en la carrera de Gonzalo. Él lo pidió, él lo bancó y sabe lo que da mi hijo. Yo hablé con él y me dijo 'yo sé lo que da', que me quedara tranquilo, lo bancó a morir, siempre agradecido a él".

 

Habla bajito Luis, tanto que su tono por momentos desaparece. Es un hombre con ideas claras y que considera a la familia como el gran logro de su vida. "Yo sólo quiero que siga jugando bien y que Dios la ayude para un pase afuera, que es lo que él quiere", dice respecto de los objetivos de
Gonzalo.

"Yo siempre le pido a él que no pierda la motivación en el partido, que no deje de jugar, que la pida y es lo que hace, lo que pasa que si no anda bien el equipo esos jugadores no lucen, porque él no es de marca, él es para ir para adelante, se cansa, no le sale y empiezan los murmullos", apunta.

La lucha interna

"Él siempre está tranquilo, es un pibe… él no se preocupa, está bien de acá (dice Luis con el dedo índice en la cabeza), y trabaja porque entrena como perro. El trabajo lo ha llevado adonde está. Yo hablo con la gente de River y ellos me dicen: 'Dejemos de lado lo que es como jugador, él es una gran persona', y entonces eso a mí ya me llena. Como me dijo D'Onofrio: 'Disfrutémoslo, disfrutémoslo ahora'. D'Onofrio también lo ama y yo creo que a mitad de año se va, tiene ganas, a mí me gusta Italia.

De repente alza la voz Liliana, que es tímida, muy tímida, pero que con su sonrisa permanente derriba cualquier muro con el desconocido. "Una como mamá lo sufre, que le peguen, que que se yo… La emoción. Él sigue, sigue. Cuando hizo el gol morí porque era lo que él necesitaba, ese gol… Como siempre que falla lo critican, para él internamente hacerlo… La verdad que me encantó y después cuando me lo vino a dedicar, a saludarme y me decía 'mamá, te amo', estaba enloquecido y ya para mí es algo muy grande, me volví llorando de la cancha".

Desde tu rol de mamá, ¿cómo tomas las críticas?

Liliana: "Me quedo callada, me la banco pero duele, te llegan las cosas, acá lo apoyamos mucho y él me dice 'mamá, vos no hables de fútbol, conmigo no habla de fútbol, lo hace con su papá'".

Y Luis interfiere: "A mí me respeta mucho, hablamos mucho con él, yo jugué pero no en Primera, por indio, porque era arrebatado, jugué callejero nomás. Ahí aprendí mañas que es lo que le hace falta a él. Yo lo cuidé en ese sentido porque cuando yo venía del trabajo y me decían que él se había ido a jugar y yo lo iba a buscar para que no me lo lastimaran, me lo traía, le decía no, vos no, estás para otra cosa, cuidá las piernas, a los 11/12 años".

(Marcelo Ruiz)
(Marcelo Ruiz)

El salto

"Cuando quedó en River a los 12 años no pudimos hacer que se quede en Buenos Aires porque pedían mucha plata. ¿Cómo podíamos hacer nosotros con 7 hijos? ¿De dónde íbamos a sacar? Era imposible pero hay una lucecita a la que yo siempre le pedía que lo iluminara y pasó. Lo agarró Simonian (Marcelo) gracias a Dios y la Virgen que lo ha tenido muy bien, no tenemos nada que decir de él, lo crió como un hijo", recuerda Luis sobre el momento en el que Gonzalo se lanzó definitivamente como profesional de la manos de su primer y único representante.

"El lo agarró de hijo, se lo llevaba a andar en yate, era una cosa de locos. La persona que se lo llevó de acá me dijo: 'Si se encariña este tipo con tu hijo….', Es millonario, ¿eh? Pero más que nada cuando te dicen la palabra cariño, lo demás no pasa por lo monetario, él estuvo muy contenido, lo cuidaron mucho, está donde está por Simonian".

(Club Atlético Huracán)
(Club Atlético Huracán)

Liliana recuerda: "Siempre respetamos, él siempre tuvo la ilusión de jugar en Buenos Aires, su meta estaba ahí. Acá todos los clubes lo venían a buscar, lo llamaban por teléfono porque querían que fuese pero acá en Mendoza él no quería jugar y el club en donde estaba puso muchos peros, entonces tuvimos mucha lucha con eso y a los 14 años él dijo 'no juego más a la pelota', llorando, y entonces nosotros dijimos que íbamos a hacer todo lo posible".

Luis: "Y apareció la luz esa… Goyo Carrizo. Siempre nos acordamos porque él lo vio, él lo descubrió y me dijo 'el Pity está para cosas grandes, tu hijo va a ser un fenómeno', y se lo llevó. Yo ya con que se fuera estaba feliz, lo demás viene solo".

"Yo estoy satisfecho, me puedo morir tranquilo porque él ya lo logró, para mí ya está pese a lo que le queda por hacer. El sueño de él era jugar en River", dice y cuenta una historia poco conocida….

"El Pity podría haber sido jugador de Boca. Quedó en Boca y pedían locura, allá te hacen convenio para ver si se adapta, tenés que ver todo, no es llevarse un pibe y negociarlo, entonces ellos te hacen un convenio, como tiene que ser, porque el pibe un día agarra y se quiere venir, como pasa, el mendocino se viene, pero cuando lo dejamos en Buenos Aires parecía que se había quedado en la casa del abuelo y yo me puse a llorar cuando lo dejamos… entonces me abraza y me dice 'voy a estar bien', y yo le digo 'no, lloro porque tengo que volver en avión'. Le dio risa y me pegó una piña en la panza… y se quedó allá. Después ella (dice en referencia a Liliana) decía acá: 'Vos viste adonde lo dejamos?', y tenía razón también pero Dios hace las cosas y a él lo ayudó Dios".

(Marcelo Ruiz)
(Marcelo Ruiz)

La prensa, el futbolista y el ser humano

Luis: "A Gonzalo le puede llegar a preocupar la prensa cuando hablan mal porque ellos no miran la persona, solo al jugador. Y el jugador hoy está bien y mañana no está bien, como nosotros, como ustedes. El jugador es lo mismo, es un ser humano, ¿cómo haces para que todos los días te salgan las cosas iguales? no hay forma. Bueno, el jugador es lo mismo, hoy estás con la luces y el otro partido no, porque no sabés lo que le pasa como ser humano, porque no miran la parte humana, el jugador primero es una persona y después es un jugador, no es de play que vos lo manejás, hay muchas cosas y no todos los periodistas miden".

El día después

Luis: "A alguien que no vio la final con Boca le diría 'sí, jugó bien…' Pero no, yo mientras no lo ofendan, está todo bien, pero le falta, está falto de fútbol. Yo lo conozco, cuando lo suelte Gallardo, que le diga 'vos vas a manejar la pelota', ahí va a ser el Pity, que juega de frente al arco, no desde lejos. Él en Europa va a hacer desastres, es otro fútbol, en el mano a mano te come vivo".

¿Como padres, qué piensan hoy de Gonzalo Pity Martínez?

Luis: "Para nosotros él ya logró lo que quería, para mí ya está aunque para él no…", dice y da la palabra. a Liliana: "Para mí es mi hijo, lo seguimos apoyando y que Dios lo acompañe".

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