"Es más peligroso manejar en la ruta que en un auto de carreras"

Luego del accidente que sufrieron los hermanos De Benedictis, junto con el antecedente que protagonizó Mauro Giallombardo, Agustín Canapino analizó la cultura vial que se vive en nuestro país. Además, compartió su nuevo auto del Súper TC 2000 con Infobae y explicó cómo es la vida de un piloto de elite

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“Es más peligroso manejar en la ruta que en un auto de carreras”, dijo Agustín Canapino

"Andá a disfrutar una vuelta y viví lo que se siente arriba de los fierros", la frase que me desliza Agustín Canapino fue una invitación a la adrenalina. En el Chevrolet del equipo Pro Racing espera su compañero, Bernardo Llaver, un joven de 30 años que giró por la pista como si estuviera en competencia.

La sensación de ir a más de 250 kilómetros por hora en la recta fue indescriptible; y los rebajes furiosos para tomar las curvas representaron algo similar a lo que uno puede percibir en una montaña rusa cargada de vértigo.

Para alguien que no acostumbra tener este tipo de experiencias fue una jornada inolvidable, pero ellos, los pilotos profesionales, conviven con el peligro constantemente. "Yo nací en un autódromo. Desde la época de mi abuelo siempre mamé el automovilismo", dice Canapino, quien heredó la pasión desde que nació: "Ellos eran preparadores y yo quería ser piloto. Con el tiempo se me fueron dando los sueños que tenía desde chico".

El Oscar y Juan Galvez estuvo a disposición del equipo de Súper TC 2000 que buscará revalidar el campeonato de marcas en la temporada venidera. En conferencia, el principal protagonista de la tarde destaca que tiene "las expectativas renovadas para dar pelea hasta fin de año", pero en la intimidad con Infobae la conversación pasa por otro lado: "Yo trato de entrenarme todos los días. Cada uno tiene su librito, pero en mi caso intento trabajar todas las mañanas. Es difícil porque en la vida del piloto es complejo tener cierta regularidad. Somos muy nómades. Vamos y venimos por todos lados, pero cuando se puede hago trabajos físicos y con el simulador".

Su vida pasa por los autos. Los traslados para asumir las exigencias en las tres categorías en las que participa y las competiciones a máxima velocidad son condimentos que le imponen una rutina diferente a la del hombre común. Un ejemplo de ello es lo que sucede cuando vuelve a Arrecifes, donde deja un bolso lleno de ropa sucia y se lleva otro con indumentaria impecable para no perder el tiempo con las tareas domésticas.  "Mi abuela es la que me ayuda con todo esto, porque tenemos a una señora que contratamos especialmente para que se encargue de mi ropa. Como en la semana tengo distintos compromisos con sponsors o la prensa, junto con el día a día de la parte deportiva, necesito tener planificado qué ponerme, porque no es el mismo vestuario en cada categoría. Lleva mucho trabajo de logística cuando hacés 3 competiciones diferentes. Hasta hay que cambiar los cascos", explica Canapa.

Los festejos de Agustín Canapino
Los festejos de Agustín Canapino con el equipo Chevrolet Pro Racing (Télam)

Sin embargo, el campeón de TC del año pasado aclara que se cuida más que otros colegas, porque varios trayectos los hace por vía aérea: "Trato de manejarme mucho en avión, aunque también me muevo con mi Chevrolet. Si no nos cuidamos la espalda, los oídos y los músculos no voy a llegar sano a los 40″.

En este contexto, la posibilidad de formar una familia se reducen por el constante sacrificio que le dedica a su carrera. "Es lo que tiene nuestra actividad. Estamos constantemente pensando y trabajando por el automovilismo. Yo estoy 24 horas por 7 días buscando ser un mejor piloto. Es mi gran pasión", argumenta Canapino, quien además elige sacrificar otras facetas para continuar con su trayectoria ascendente como vacaciones, amigos o diversión nocturna: "Disfruto de otro tipo de cosas, siempre ligadas a los autos, porque si tengo que estar tirado en una playa o comiendo un asado un domingo me aburro. Necesito adrenalina y competencia porque es mi forma de vida".

El Súper TC 2000 es
El Súper TC 2000 es una de las categorías más importantes del país (Télam)

Más allá de su profesionalismo y dedicación. Agustín Canapino es una persona que sabe analizar la realidad de la sociedad. Con los antecedentes más cercanos que protagonizaron los hermanos De Benedictis y Giallombardo, parecería una ironía que un piloto profesional sufra accidentes viales. "Pasa muy poco. No recuerdo que haya casos así en años anteriores. Ahora le pasó a Mauro en sus vacaciones y a los hermanos De Benedictis volviendo de una carrera. Creo que hoy es más peligroso manejar en la ruta que en un auto de carreras. En los autódromos tenés medidas de seguridad que no tenés en la vía pública", desliza con templanza. Pero el temor a la muerte le trae un recuerdo que no quiere ocultar: "El nuestro siempre va a ser un deporte de riesgo. A mí me tocó perder a un amigo como Guido Falaschi en una carrera, y hubo un montón de pilotos que murieron en pista, por eso nunca hay que subestimar al automovilismo. Sin embargo, en las rutas se ha descontrolado tanto que hay mucha negligencia a la hora de manejar. Por eso sostengo que hoy es más peligroso manejar en una ruta que con un auto de carreras".

La repetición fortalece su idea. Para Canapino hay una falta de concientización que expone el riesgo en las rutas nacionales. Él descarta la idea de que haya un exceso de confianza al volante por parte de los pilotos que en los circuitos brillan con autoridad. "Uno maneja otros tiempos porque es algo natural. Es como si yo me pusiera a jugar al fútbol con Messi: le puedo pegar a una pelota, pero no lo voy a hacer ni cerca de cómo lo hace él. La realidad es que el problema radica en lo mal que manejamos todos los argentinos y la poca cultura que tenemos a la hora de conducir", agrega.

Agustín Canapino festeja en el
Agustín Canapino festeja en el Turismo Carretera(NA)

Sus gafas de sol espejadas, su predisposición y su constante preocupación por la perfección son los principales rasgos que caracterizan a Agustín Canapino, el piloto que demuestra agresividad en las pistas y tranquilidad cuando no está en competencia.

Su talento y capacidad de análisis le permiten comparar las situaciones que puedan surgir en sus distintos aspectos de la vida. En este sentido, niega que para dedicarse a esa actividad haya que ser un poco inconsciente. "Eso cambió. En la vieja época cuando corría Fangio, Reuteman o Miguel Ángel Guerra había locura, porque iban a competir sabiendo que podían perder la vida en cada momento. Hoy la realidad es otra porque tenemos otras medidas de seguridad. Lo nuestro pasa por el profesionalismo para llegar a ser deportistas de elite. Te podés matar, como ya pasó con gente a la que hay que respetar, pero la verdad es que hay que ser un gran profesional sabiendo que si te subís a un auto de carreras es porque te gusta el riesgo y la adrenalina", concluye el rubio que buscará un nuevo título en su palmarés.

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