A las 7 de la mañana, Cacho ya está en la calle. Hace las compras que le encargan para la elaboración de los almuerzos y, una vez que están listos, en persona, se encarga de distribuirlos en empresas y fábricas de la zona Norte del Conurbano. Puede ser la historia de cualquier ciudadano de a pie, pero Cacho es Riquelme, el padre del máximo ídolo de la historia de Boca en todas las encuestas, el hombre de los 11 títulos con la casaca del Xeneize, el de la medalla de oro en los Juegos Olímpicos de 2008, simplemente, Román…
"Yo podría vivir de otra manera, haberme dedicado a algo relacionado al fútbol. Pero nunca quise que ensucien su nombre, que digan el papá de… Siempre le buscan mil vueltas, él hizo su carrera y yo trabajé toda mi vida", argumenta Ernesto, aunque en el barrio ese nombre quedó sepultado debajo del Cacho, o Piturro, que ya se hicieron carne, golearon al DNI.
Cacho, de 58 años, está en cada huella del botín del Riquelme célebre, siempre desde bambalinas. "Estoy orgulloso de tener un hijo que es ídolo del club del que somos hinchas, pero más por como es como persona. Es ídolo porque la gente sabe cómo es", subraya.
Fue en las canchitas de Don Torcuato, las que el propio Cacho transpiraba primero como delantero y, luego, con el paso de los años, como mediocampista creativo ("en el medio agarrás la pelota más seguido, no te aburrís", aporta, en un concepto muy Riquelme), en las que la magia de Juan Román (hoy de 39 años) comenzó a aflorar. Desde ese tranco cansino que camuflaba velocidad mental, desde la pegada prodigiosa.
Allí lo vio Jorge Rodríguez, su "descubridor", y lo llevó a su club, el punto de partida para el salto a Argentinos Juniors, Boca y… la historia ya escrita. "No pensé que iba a llegar a Primera, pero no porque no le tenía fe. Para nosotros los futbolistas profesionales eran algo lejano, como de otro planeta. A mí, que haya llegado a Inferiores de un club, que fuera titular, ya me dejaba contento", cuenta.
¿En el barrio lo dirigía usted?
Llegamos a jugar un año juntos en cancha de 11, con el equipo que teníamos, San Jorge, en la liga e la zona. Yo era el técnico y también jugaba. Y para él era lo mismo jugar adelante de 20 personas que en una cancha llena, de laba igual, jugaba de la misma manera. Muchos por ahí se cagan, les tiemblan las patitas. Pero a él eso nunca le pasó.
¿Qué edad tenía él cuando jugaron juntos?
Tenía unos 15 años, ya estaba en las Inferiores de Argentinos, pero él también quería jugar con los vagos y conmigo. Y lo pusimos. Por ahí le tocaba jugar con el club en Avellaneda, pero no importaba, él se las arreglaba y llegaba para nuestro partido. Lo ponía de 5. Y con los años de Inferiores encima ya hacía diferencia contra los más grandes, se notaba mucho. La pelota lo buscaba a él. Todos corrían y él jugaba.
Me imagino que jugar bien en el contexto de torneos así por ahí lo llevaban a que le pegaran un poquito…
Y… Un par de murras recibía. En el barrio hay que aguantársela.
¿Y usted cómo reaccionaba?
Cuando le pegaban bien, nada. Cuando le iban mal, me volvía loco… Como cualquier padre. En esos torneos de potrero había que ir a jugar a cada lugar… Por ahí ibas a canchas en las que había 60 personas, sin alambrado, en las que si perdías te querían cagar a palos. Y él jugaba sin problemas. Por eso después era figura en los partidos importantes, en los clásicos. De cada diez partidos contra River, en ocho era figura.
¿Ya en esa época se advertía lo que iba a ser su pegada?
Tenía su pegada, pero con el tiempo la perfeccionó. Cuando era pibe lo que le gustaba era jugar, no tanto quedarse después de los entrenamientos, o ir al gimnasio. Con eso le alcanzaba y le sobraba. Ya de grande se empezó a preocupar más de esas cosas.
Entonces lo criticaban porque era "lento"…
¿Lento? ¿Qué es lento? Hacía las cosas fáciles, antes de agarrar la pelota ya sabía qué iba a hacer.
¿Siempre fue de Boca?
Toda la familia es de Boca, en casa no se permitía otra cosa. Después está Tigre, que es el equipo de la zona, lo queremos por el barrio, queremos que le vaya bien.
Pero pudo haber jugado en River…
Fue cuando dos empresarios se lo compraron a Argentinos y negociaron con River. También lo quería el Valencia de España. Marcos Franchi, el representante, habló con Pedro Pompilio y le avisó que a Román no le importaba cuánto iba a ganar, que quería jugar en Boca. Interesaba en el club, pero no lo querían sí o sí. Hoy hay hinchas de River que se lo cruzan en la calle y le dicen que tendría que haber jugado en ese club.
Él se saca fotos con los de la contra, firma autógrafos; eso sí: nunca aceptó firmar en una camiseta de River.
Después, cuando debuta, el Bambino Veira lo ponía a marcar. Y le costaba
Hubo un partido, contra Deportivo Español, en el que Román le fue a hablar. Le dijo que no sentía la marca, que así no beneficiaba al equipo. Él tenía que marcar al 10 rival y decía: así no rindo.
Ya en esa época mostraba carácter
Si el carácter le hubiese jugado en contra no hubiera llegado a todo lo que llegó.
Con Van Gaal en Barcelona también tuvo diferencias
Es que ahí no lo pidieron, como él decía. Van Gaal le decía que corriera. Pero si te fijás las estadísticas, los goles, no jugó mal. Después fue a Villarreal y consiguió algo histórico, es el máximo ídolo.
¿Cuál fue el mejor partido de su carrera?
Yo creo que contra Palmeiras, el 2-2 en Brasil, de la Copa Libertadores 2001. No le podían sacar la pelota ni con la mano. Todos hablan de la final contra el Real Madrid, pero yo me quedo con ese.
¿Y por qué cree que no se retiró en Boca?
Estaba para jugar, fácil, dos años más en Boca. Y se retiraba. Pero no quisieron. A mucha gente del club no le gusta que sea lo que es, lo quisieron ensuciar. Él defendía a sus compañeros. Y por ahí eso no gusta.
El otro Riquelme
Detrás del líder futbolístico, está el padre. El hermano, el hijo, el tío. El Juan Román sin la 10 en la espalda. "Es buenísimo, los que lo conocen lo saben. Siempre está pendiente de nosotros, de los hermanos, de los hijos. Es reservado para afuera, pero no con la familia o los amigos. Jode, es cariñoso, abraza…", describe.
Siguiendo esta línea, se hizo célebre su renuncia a la Selección porque la madre sufría
Es que para él la madre, la familia, son todo. Lo criticaban mucho, a la mamá le hizo mal, y él eligió a la mamá.
¿En la Selección le quedó la espina de no haber salido campeón del mundo? Sí logró la medalla de oro en los Juegos Olímpicos de 2008.
No existe ningún jugador que no desee salir campeón del mundo. Y él en 2006 no pudo. Pero es un privilegiado por todo lo que ganó en Boca. Hay grandes futbolistas que no lograron ganar ningún título. Y él ganó todo.
En la Selección jugaba con Messi. Más allá de las versiones, ¿cómo se llevaban?
Román disfrutaba mucho jugar con Messi. Es el mejor del mundo, un indiscutido. Hay que dejarse de romper las bolas con las críticas, ¿cuánto va a tardar en salir otro como él? Entre ellos nunca se llevaron mal. Es más, hoy siguen hablando, lo mismo con el Kun (Agüero).
¿Y lo ve presidente de Boca?
A mí me gustaría que él siempre haga lo que tenga ganas mientras se sienta capacitado. Lo veo presidente de Boca. La gente lo quiere, eso es lo más importante y lo que hace más fácil que pueda llegar.
Si lo eligen presidente, él siempre va a pensar en el club, no se va a ensuciar las manos con plata; nunca lo hizo
¿Y el partido despedida? Ya lleva dos años sin jugar
Lo va a hacer, a fin de año, seguro. Igual él está siempre igual, físicamente está impecable, juega dos o tres veces por semana al fútbol.
¿En cancha de 11 o de 5?
Al baby, en cancha de piso. A veces van el Chelo Delgado, Javi García… Y sigue dando órdenes, eh, no quiere perder a nada.
¿Dejó herederos? ¿Cómo lo ve a Sebastián, su hijo menor?
Sebastián juega muy bien, ya va a tener la posibiliidad de jugar en Argentinos. Es un jugador más como (Pablo) Aimar, habiliidoso, inteligente. Y también está mi nieto, el hijo de mi nena (Coty). Está en la octava de Tigre. Y juega como Román. ¿Qué querés? ¡Si lo vio jugar toda su vida!
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