"Macri, Angelici y Tapia nos hacen tener la guardia alta". Marcelo Gallardo lanzó la frase y encendió la mecha. El entrenador de River puso sobre la mesa una opinión que hasta el momento estaba solapada y que luego reafirmó el presidente de la entidad "Millonaria", Rodolfo D'Onofrio. "No veo una mano negra, pero hay que tener la guardia alta", reiteró el dirigente y abrió el juego a una respuesta que no se demoró en llegar.
En Núñez están en estado de alerta. Aunque evitan referirse a situaciones puntuales, dejan entrever que el hecho de que las conducciones del país y de la AFA estén íntimamente ligadas al Mundo Boca (Mauricio Macri es ex presidente del "Xeneize" y Claudio "Chiqui" Tapia" es socio y simpatizante del club) son un factor de riesgo y una condición imposible de soslayar. La estrecha relación de Daniel Angelici con ambos dirigentes no hace más que sumar a la preocupación en "El Millonario".
Desde la vereda de enfrente, Angelici no tardó en responder a las acusaciones. Para el presidente de Boca, Gallardo "lloriquea" y "no ayuda al fútbol argentino que un técnico de su categoría diga que hay que tener la guardia alta". "El Tano", además, aprovechó las acusaciones del "Muñeco" para chicanearlo con el descenso de los de Núñez al Nacional B: "En el peor momento que le fue a River y que se tendría que haber preocupado fue en el 2011. Ahí no había ningún presidente de Boca".
La frase de moda en el fútbol argentino señala una desconfianza, un resquemor hacia el accionar de las autoridades. En la ribera buscan bajar el tono y hasta prefieren tomarse con ironía ese temor. "Cada vez que Boca juega de visitante el clima es hostil, entonces estaremos nosotros con la guardia alta", sostuvo entre risas el DT Guillermo Barros Schelotto al terminar el partido del domingo ante San Lorenzo.
La actuación de Silvio Trucco en el duelo en el Nuevo Gasómetro no hizo más que acentuar las dudas. El gol del empate de Carlos Tevez en offside y las expulsiones de Facundo Quignón -en el primer tiempo- y de Gabriel Rojas -de dudosa rigurosidad- provocaron una catarata de críticas hacia su accionar. "Si Boca y River, que son los equipos más poderosos, los que mejor se han reforzado, están con la guardia alta, ¿qué queda para el resto?", declaró Matías Caruzzo, apropiándose de un término que está cerca de convertirse en una marca registrada del fútbol argentino.
La semana pasada, la inesperada decisión de la AFA de prorrogar la fecha para el cierre del libro de pases echó más leña al fuego. ¿Por qué? La única negociación fuerte que estaba en boga era la de Boca con el Milan de Italia por el defensor Gustavo Gómez. Finalmente, la transferencia no se realizó.
La asistencia de Tapia el domingo por la noche a la fiesta de cumpleaños de Carlos Tevez es una gota más en un vaso que está a punto de rebalsar…
La grieta entre Boca y River está más marcada que nunca, esta vez no solo por la rivalidad dentro del campo de juego, sino por la pelea de poder y la capacidad de influir en las altas esferas.
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