El clásico de entre Barcelona y Espanyol, que ya en la previa se adivinaba áspero por las declaraciones cruzadas, confirmó su alta temperatura en el campo de juego. Lionel Messi estuvo 31 minutos en campo (ingresó por Paco Alcácer), tiempo suficiente, por ejemplo, para regalarle la asistencia a Piqué, autor del 1-1. Se trató del pase-gol número 244 en la carrera del astro argentino. También hubo espacio para que fuera protagonista del cúmulo de roces que decoró el partido: vivió un duro cruce con Víctor Sánchez, el mediocampista del conjunto local, que se tomó con rigor la orden de seguir al rosarino, de 30 años. Sobre el final del encuentro se dio el clímax del duelo: agarrones, un manotazo, una patada y un cara a cara digno de la presentación de una gran contienda de boxeo en Las Vegas.
El cruce entre el Barsa y los Periquitos siempre es efervescente, pero el antecedente cercano del choque por Copa del Rey (avanzó el conjunto Blaugrana tras ganar 2-1 en el global, pero Espanyol le quitó el invicto en la temporada en el partido de ida) le agregó un aditamento extra. El equipo local se imponía 1-0, infrigiéndole al poderoso lo que se perfilaba como la primera derrota en la Liga, pero igualó Piqué, quien celebró con gestos a las tribunas. Sobre el epílogo, se dio el picante cruce entre Messi y el capitán del conjunto rival.
Sánchez le estiró la camiseta a Messi hasta, prácticamente, agrandarle el talle. El delantero, fastidioso, le aplicó un manotazo en la cara, lo que provocó que el marcador le tirara una patada artera, sin intención de quitarle la pelota. La acción siguió pero, cuando el juego se detuvo, el hombre del Espanyol le reprochó al argentino el golpe en el rostro y la Pulga se le puso cara a cara, en lo que fue el pico de tensión. Luego se separaron, mientras Sánchez le seguía haciendo gestos, tocándose la mejilla, y Lionel le hablaba, tapándose la boca para que las cámaras no captaran el contenido de su mensaje.
Barcelona encabeza la Liga de España, con 58 unidades. Espanyol, en tanto, se ubica en el escalón 15, a apenas ocho puntos de posiciones de descenso. Pero en el clásico de la ciudad se juegan cuestiones que van más allá de lo que dicta la tabla. Y en Cornellá se notó…
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