Valencia, como ocurrió con Alavés el último fin de semana por Liga de España, le planteó un partido cerrado a Barcelona en la semifinal de ida de la Copa del Rey. En consecuencia, al elenco de Ernesto Valverde le costó romper el cerco planteado por el equipo "Che". ¿Quién tuvo que parecer para marcar la diferencia? Sí, Lionel Messi. Esta vez, el astro rosarino no convirtió, pero de todas maneras se transformó en la llave para el triunfo blaugrana. El delantero halló el espacio justo para enviar el centro que Luis Suárez, de cabeza, canjeó por el 1-0 final.
Más allá de la acción crucial, el capitán de la Selección argentina antes había enhebrado un movimiento entre dos hombres de los que lo hacen diferencia: ocurrió a los 30 minutos de la primera parte; Lionel se sacó de encima a un hombre en un metro cuadrado y, de inmediato, eliminó a una segunda marca con un caño de antología. Mágico.
También padeció: Andreas Pereira se tomó revancha de un golpe de Sergi Roberto y, al instante, levantó por el aire a Messi. Ni así lo pudieron parar. El próximo jueves, desde las 17.30, el duelo de vuelta; el escenario ideal para otra función del 10 de Barcelona.
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