Julio César Falcioni atravesó el momento más difícil. La operación programada que sería sencilla se transformó en un debate entre la vida y la muerte. El ingreso al quirófano para quitarle un nódulo de la laringe iba a ser veloz y sin problemas, pero al comenzar con el proceso los médicos se toparon ante un panorama desalentador. La intervención duró más de 12 horas y puso en serio riesgo al entrenador de Banfield.
"Fui para arriba y me mandaron. Se ve que no necesitaban ni técnico ni nadie que jugara al arco. Entonces me mandaron otra vez para abajo", declaró de manera contundente sobre el procedimiento médico que debió afrontar.
El Emperador contó en una entrevista con TyC Sports que las últimas 48 horas las volvió a pasar en un quirófano a raíz de una serie de preparaciones que debió realizar para comenzar con las sesiones de rayos posteriores a la operación.
"La semana que viene empiezan todos los rayos. Puede haber momentos en los que no pueda comer, entonces me tienen que poner como una sonda en el estómago para alimentarme por si en algún momento no puedo ingerir comida", detalló.
Con su habitual estilo del humor, aclaró: "Vengo alternando los días de trabajo con estancias en el hospital permanentemente". Y dio precisiones sobre el difícil momento que vivió: "Ya pasé el mayor susto que fue en diciembre en esa operación, que fue larga, complicada y con muchos días de recuperación".
"Ahora estoy, primero, alimentándome bien porque estuve como 40 días sin comer nada, tomando las precauciones necesarias para hacer todo este tratamiento duro y complicado que tengo por delante", afirmó.
El técnico del Taladro dio precisiones sobre su estadía en el hospital: "Estuve 9 días en terapia intensiva, con una operación que duró más de 12 horas cuando en lo previo era más sencillo. Se encontraron con algo que pudieron sacar y ahora, después de un posoperatorio ordenado, empezar a hacer el resto del tratamiento para seguir jodiendo un poquito más".
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