No hay misión imposible para Lionel Messi. Ninguna de las circunstancias que se le pueda plantear delante lo complica. Siempre tiene una ingeniosa idea para poder resolver las problemáticas. En la goleada ante Betis lo volvió a demostrar.
Su equipo ganaba 4-0 –finalizó 5-0 el compromiso– y él ya había anotado sus dos goles. Sin embargo su acción más destacada en nada tuvo que ver con el área rival. Recibió de espaldas al arco de Adán Garrido, en las inmediaciones de su propia área y presionado por tres contrincantes.
En total, la zona donde se encontraba la Pulga tenía cinco camisetas del Betis intentando presionar a la salida del Barcelona.
Messi controló, amagó para un lado y salió para el otro. Allí se tropezó Andrés Guardado. Al instante, Ryad Boudebouz, que estaba cerca, lo cruzó, pero el argentino movió su cuerpo para evadirlo.
Guardado se paró a toda velocidad y junto con Risa Durmizi salieron a su caza. Leo resolvió con un caño al mexicano y limpió definitivamente la jugada.
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