Fue una de las figuras del campeón de la Copa Sudamericana, el que tomó la pelota en el penal más importante de la última década en Independiente y, con aplomo y talento, lo transformó en el gol que le otorgó al "Rojo" un título luego de siete años de sequía. Es la gema de las divisiones formativas del club. Y es, hoy, un conflicto que exige urgente solución: enojado porque no fue transferido al Atlanta United de la Liga de Estados Unidos, Ezequiel Barco no se presentó al primer día de entrenamiento del conjunto que conduce Ariel Holan.
Según el entorno de Barco (18 años) la dirigencia del club, encabezada por Hugo Moyano, le había prometido que lo iba a vender en este verano si la oferta era conveniente para el club. Ya a mediados de 2017, Benfica había hecho el intento de llevárselo por cinco millones de euros, pero no tuvo éxito. Atlanta United, de la MLS, dirigido por Gerardo Martino, ofreció 12 millones de dólares antes de la definición de la Sudamericana y todos los caminos parecían conducir al cierre de las negociaciones. Pero, con la Copa en la vitrina de Avellaneda y ante la evidencia de la madura actuación del mediocampista creativo, la cúpula del "Rojo" entendió que podía sacarle mayor tajada a la venta del oriundo de Villa Gobernador Gálvez. Y la rechazó.
Atlanta no se quedó con aquella primera oferta. Y subió la apuesta: en los últimos días ofreció 14 millones de dólares limpios para Independiente, más tres millones extra por objetivos y un 30% de una futura venta si se desprende del futbolista antes de fines de 2019, año en el que Barco se puede potenciar dado que, por edad, puede participar del Sudamericano y el Mundial Sub 20. Pero tampoco hubo aprobación de Moyano y compañía. Y Barco explotó. Y tomó la determinación de no presentarse al inicio de la pretemporada.
A pesar de estar en rebeldía, Holan fue contemplativo con Barco: "El jugador y los dirigentes tienen que ver qué es lo mejor para Independiente". ¿Y qué es lo mejor? ¿Negociarlo o retenerlo, manteniendo al jugador en la plantilla, pero a disgusto? La llave para resolver el problema se orienta hacia dos caminos: o el "Rojo" se termina desprendiendo del futbolista (tal vez intentando sacar una mejor tajada ante el evidente interés del Atlanta United) o le ofrece un nuevo contrato con cifras acordes a los números rechazados por Independiente. Para este último caso, claro, deberán trabajar bastante en la moral del juvenil. Convencerlo de que el fútbol fronteras afuera del país puede esperar. A juzgar por la actitud tomada por Barco, una misión bastante complicada.
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