"No sé, no sé, no sé, no puedo hablar, es para mi papá primero. No puedo hablar. Es para la gente que trajo Independiente. No puedo hablar". No podía hablar, efectivamente, Ariel Holan. Envuelto en un llanto franco, genuino, contagioso sin importar el color futbolero que esconde cada alma. "Es muy fuerte, es un sueño. No me quiero despertar", dijo el entrenador de Independiente, apenas consumada la consagración del "Rojo" tras el empate ante Flamengo en el Maracaná. La Copa Sudamericana volvió a Avellaneda luego de siete años y fue este hombre, surgido del ambiente del hockey sobre césped, de 57 años, fue el gestor del equipo que logró la hazaña. Con un elemento extra: es hincha del club…
Por eso era comprensible la emoción, que se percibió a lo largo de toda la nota. "Es mi club, lo amo con toda mi alma", insistió. Le agregó valor: "En este estadio mítico, uno de los más grandes de la historia, Independiente logró ganar un título acá por tercera vez en la historia…". Y justificó la celebración a partir de su tropa. "Porque tuvo fútbol, porque tuvo valentía. Tengo 28 leones, estoy orgulloso de ser su entrenador", argumentó el ex director técnico de Defensa y Justicia.
Por último, el tema que más le va a interesar al hincha de Independiente una vez que bajen las burbujas por la vuelta olímpica. ¿Seguirá Holan? El DT está evaluando su continuidad luego de la incómoda situación que sufrió con Pablo "Bebote" Álvarez, el jefe de la barra brava detenido tras ser acusado de "extorsionar" al propio entrenador. "No sé si voy a seguir, sufrí mucho, la familia también, no sé", concluyó.