Los proyectos a largo plazo no son moneda corriente en el fútbol argentino. Pocos son los clubes que se mantienen firmes en sus ideas sin ser influidos por los resultados deportivos. Y los entrenadores, como siempre, son los primeros fusibles.
De temprano nomás (tercera fecha), se marcharon los uruguayos Gustavo Matosas -de Estudiantes- y Diego Aguirre -de San Lorenzo-, que optaron por la puerta de salida al no avanzar en las copas internacionales. Y en la jornada siguiente, Nelson Vivas dijo adiós en Defensa y Justicia por diferencias con la dirigencia.
Los ciclos de Mario Sciacqua (Olimpo) y Sebastián Méndez (Belgrano) también concluyeron, transcurrida la sexta fecha de la Superliga. En la octava estuvo la mayor sangría: se desvincularon Gustavo Álvarez (Temperley), Paolo Montero (Rosario Central) y Omar De Felippe (Vélez).
Y en la última semana se confirmaron las salidas de Diego Cocca (se fue de Racing y acordó su vínculo con Xolos de Tijuana) y Walter Coyette (Chacarita). Pero además, es un hecho que Ricardo Caruso Lombardi (Tigre) y Jorge Almirón (Lanús) cambiarán de aire a fin de año. Los últimos dos en caer fueron Mauricio Larriera (renunció en Godoy Cruz) y Néstor Gorosito (San Martín de San Juan), por desacuerdos con los directivos de las instituciones cuyanas.
Está a la vista: los campeonatos "largos" no detienen la hemorragia de técnicos.
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