Matías Palacios, el portador de la 10, el mediocampista ofensivo de San Lorenzo, es el que lleva la batuta, como en la cancha. Marca el ritmo, con los brazos abiertos, del repertorio. "Oh, Argentina, es un sentimiento, no puedo parar", cantan los chicos, en el césped, con el cuerpo técnico, rodeados por el público que los acompañó en San Juan a lo largo del Sudamericano. Hay racimo y cantitos, luego la foto para la posteridad. Y la vuelta olímpica. Es un festejo educado, sin desbordes, con el estilo de la vieja factoría Pekerman. Y eso que la víctima es Brasil, el clásico adversario sudamericano, en una final, luego de levantar un 0-2. Pero las promesas no se salen del repertorio. "Dale campeón, dale campeón", se unen en una misma voz con los hinchas.
Argentina se consagró en el Sudamericano Sub 15 en San Juan tras superar 3-2 a Brasil y los chicos derrochan emoción. Francisco Flores, autor del gol en contra que decretó el 0-2 que parecía irreversible, es otro de los que delira con los cantitos. Y la gente se enciende con un pequeño titán: con Luciano Vera, que no para de llorar de la emoción. "Verita", por entrega, es el "jugador del pueblo" para los sanjuaninos. Y desde las tribunas lo aplauden, lo vitorean, cuando lo ven a flor de piel.
Pablo Aimar, un conocedor de lo que significan los éxitos en Juveniles cuando hay un proyecto serio detrás, es el DT del Sub 17, pero acompañó al entrenador Diego Placente en el proceso. Y nadie le puede borrar la sonrisa de la cara. El director técnico principal no pierde la compostura ni en los festejos. "Estos chicos aparte de jugar bien tienen muchos huevos. Es una alegría enorme y un premio al esfuerzo", dice. "Este grupo captó el mensaje a la perfección. Son chicos con un futuro impresionante", se permite dos frases grandilocuentes. Porque, como insisten las promesas mientras saltan, y tiran agua, y celebran merecidamente, "es un sentimiento, no puedo parar…".
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