Iban apenas seis minutos de la semifinal de la Copa Argentina, todavía pesaba la última semana sobre sus hombres y en sus guantes. Las críticas por su actuación en la semifinal de Libertadores frente a Lanús, la lupa ácida por su resistencia en los goles de Boca en el Superclásico. Y la frase, lapidaria, del manager Enzo Francescoli: "Buscamos un arquero de primera clase y no vinieron". Pero cuando se encontró cara a cara con Rodrigo Díaz, en la jugada que pudo haber cambiado el curso del partido, Germán Lux sacó a relucir todos sus reflejos, su mejor versión. Y firmó la atajada del encuentro, en casi la única ocasión en la que Deportivo Morón llevó peligro.
El arquero, de 35 años, volvió al "Millonario" desde Europa a principios de temporada. Y atravesó su peor momento desde que dejó Deportivo La Coruña para regresar a su hogar. La tapada le sirvió, al menos, para reivindicar en parte la imagen que dejó en los últimos dos encuentros. Y le sirvió para darle un empujón a River hacia la final de la Copa Argentina, en la que se medirá ante Atlético Tucumán. "Veníamos de dos golpes importantes e hicimos lo que había que hacer. Esto es fútbol y las críticas hay que asumirlas. No me duelen las críticas, sí la falta de respeto. Pero vivimos en una sociedad complicada y hay que enfocarse en hablar en la cancha", realizó su autocrítica, mezclada con una especie de análisis antropológico.
¿Y la frase de Francescoli, que tanto ruido generó? También la atajó Lux ante los micrófonos: "Con Enzo ya está, ya pasó. lo hablamos donde teníamos que hablarlo. Yo soy un agradecido a River, a Marcelo Gallardo y su cuerpo técnico, a Rodolfo D'Onofrio, por haberme cumplido el sueño de volver". Un sueño que puede agregar una vuelta olímpica el próximo 6 de diciembre, día de disputa de la definición. Como para que Lux pueda seguir dejando atrás su semana maldita.
LEA MÁS: