"Yo soy muy detallista, si te gusta el detalle dejame hablar y si no cortame, interrumpime", pide Martín Galli apenas después de ocurrida la presentación telefónica y los saludos de rigor. A este marplatense de 27 años, fanático de Independiente, le brotan las palabras, registra cada instante de sus vivencias en su memoria y describe las sensaciones como si fueran tangibles. Es emocional, decidido y apasionado. En 2015 se fue de la Argentina rumbo a España diciéndole a sus más cercanos que iba a conocer a Lionel Messi, su ídolo máximo junto a Federico Pocho Insúa. El cómo de su historia tiene tono de locura y así lo cuenta…
El sueño personal, frustrado
"Yo jugaba al fútbol y trabajaba en Mar del Plata. Estuve varios años dando vueltas por clubes de Buenos Aires, algunos de Sudamérica como Perú y Brasil pero nunca pude establecerme. En el año 2007 tomé la decisión de irme a España después de contactarme con un chico que había creado un club de fútbol en Madrid y lo volví loco para que me diera la oportunidad de probarme. Me dijo que viajara y fui, jugué pero sin contrato y sin los papeles de la ciudadanía se me hizo difícil poder mantenerme. Estuve tres meses parado, todo el tiempo que tardé en hacer los trámites para poder trabajar y alquilar pero la ciudadanía me salió recién el 4 de marzo de 2016. Para entonces yo estaba entrenando en un club de Madrid y cuando estoy por debutar me avisan que el pase no llegó y me quedé afuera. Completé un año sin jugar y me di cuenta que ya no iba a poder lograr mi sueño. Fue un proceso bastante difícil en el cual asumí que después de toda una vida luchando por lo que quería, no lo iba a lograr".
Otros rumbos
"Ahí tuve que empezar a trabajar y fijate como es la vida: yo, que siempre había dicho que jamás iba a trabajar de camarero en mi vida… hoy trabajo como tal y de eso vivo en Madrid y es lo que me permitió acceder a un montón de cosas, entre ellas a la máxima, que fue conocer a Lionel Messi".
Querer a la Selección por Leo
"Yo no tenía sentimientos para con la Selección, nada. Y de repente aparece Lionel Messi, que es la perfección… Yo hice y dejé todo por el fútbol y no llegué. Él es un ejemplo de perseverancia, es el mejor haciendo lo que yo quise hacer en mi vida. Yo por él siento devoción más que admiración, para mí él es lo divino, lo perfecto".
El primer acercamiento al Mundo Messi
"Ya en España uno de mis mejores amigos me contó que iba a conocer a Leo porque se había hecho amigo de Roberto López, su tatuador, quien lo había invitado a Londres a conocer a Manu Lanzini y después a Barcelona para reunirse con Messi. Cuando mi amigo me contó yo no lo podía creer, le pregunté si podía acompañarlo aún sabiendo que lo ponía en un compromiso y con todo su pesar me dijo que no, que él sólo era un invitado. A partir de eso me hice la idea de que conocer a Messi por mi cuenta".
La decisión y los caminos para lograrlo
"En junio de 2017 me instalé en Barcelona y empecé a ir a los entrenamientos del Barça. Fui dos veces porque es muy lejos y es imposible entrar. En medio de esas dos veces que fui me enteré que el Barcelona buscaba camareros para la nueva temporada de fútbol y apliqué a la búsqueda. Me llamaron a una entrevista en las oficinas del club y al otro día me confirmaron que había quedado. En los primeros días de agosto 2017 fui a una capacitación y luego de eso me comunicaron que la sala que me había tocado era la que conecta el estacionamiento de los jugadores con la sala de vestuarios, no lo podía creer…".
Operativo Messi
"Sabía que lo iba a ver pasar constantemente. La zona en la que yo estaba es explotada por el club como la zona de jugadores porque todos entran por ahí y la gente paga fortuna por sacarse fotos con ellos. He escuchado que han pagado hasta 4 mil euros por una imagen".
"En mi primer día de trabajo vi pasar cerca mio a Ter Stegen, a Rakitic y a Iniesta. No lo podía creer… Si lo hubiese visto a Messi ese día me hubiese animado a saludarlo porque yo había ido a eso, pero no pasó".
Una advertencia que ponía en riesgo su objetivo… y su trabajo
"Cada vez que te mandaban una convocatoria a la sala de trabajo, antes de los partidos, en la que te anunciaban la hora en la que había que estar y te consultan si podías ir , abajo había una nota que decía: "Recordamos que por normativa interna del club está prohibido demandar fotos y autógrafos a jugadores y familiares". A mí no me importaba…
Obsesionado, capítulo 1
"Pasaban los partidos y yo seguía sin verlo hasta que un día me asignaron la tarea de pararme con una bandeja con copas de champagne frente a la puerta del vestuario. Tenía 14 o 15 copas para recibir a los clientes, esos que pagan fortunas, pero yo sólo miraba las pantallas de la sala para ver quién entraba y quién salía en busca de verlo llegar a Messi. Yo no paraba de mirar hasta que de repente se me caen todas las copas al suelo… Es que yo estaba muy distraído. Cuando estaba juntando los vidrios me corté un dedo, empecé a sangrar y me llevaron adentro a curarme. Fue un ratito pero cuando salí miré la pantalla y justo pasaba Leo. Me quería morir".
Obsesionado, capítulo 2
"Yo sabía todo, me había encargado de averiguar. Sabía que había un solo guardia con un arma, que los demás solo tenían auriculares, que cuando el encargado de seguridad del plantel aparece y se acerca es porque está entrando Messi y no otro. Sabía que en el estacionamiento había dos personas de seguridad, sabía todo y me preocupaba que se dieran cuenta, quedar expuesto por todo lo que preguntaba, delatarme…"
La duda
"Pasan 2 o 3 partidos mas y me pasó que me empezó a gustar el trabajo, se ganaba relativamente bien y el ambiente era muy lindo. Entonces me planteaba si hacer o no hacer aquello por lo que había ido porque si lo hacía tendría problemas. Pero llegó el partido que el Barcelona jugó con el Eibar y pensé: 'Hoy lo hago'".
"Me quedé dando vueltas por la sala. El argumento para estar ahí es estar haciendo algo concreto y yo ese día, para estar en la sala, llevaba de a un vaso, de a un cubierto… En una de esas me hacen una seña de que entra Messi. No voy a decir quién me avisó porque lo comprometería pero sí que a quien correspondía yo siempre lo tenía con comida y bebida… Veo que viene, me doy vuelta y me quedé duro, helado, se me hizo un nudo en la garganta, me corrió un escalofrío y no pude hacer nada… Yo había proyectado tanto y soñaba tanto con verlo y cuando lo vi me quedé shockeado y perdí la oportunidad. Rápidamente me enojé mucho conmigo porque dudé y perdí esa chance, pero realmente fue como ver a un marciano".
Al límite
"Para el siguiente partido hablé con un amigo que trabaja ahí adentro y le dije que llegara más temprano para agarrar a Messi en el estacionamiento y evitar quedar expuestos. Ese día fue cuando se decidió que el Barça jugara a puertas cerradas por los conflictos en Catalunya. Entonces nos reúnen y el jefe de sala nos dice que el que quería se podía ir porque no habría gente en el estadio. Yo le dije que me iba, que me sentía mal, pero no era cierto. Como tenía la autorización para moverme por el estadio y sin la presión del horario me fui a la zona del parking del estadio, la veo pasar a Antonela y a los dos nenes pero eso a mí no me interesaba. Si me metía me delataba y perdía para siempre mi objetivo. Pero me detectó un seguridad, me preguntó qué hacía ahí y me dijo que no me quería ver más en ese lugar. Había pasado mucho tiempo desde que le dije a mi jefe que me iba pero para no irme del estadio volví mi trabajo y mi jefe me preguntó qué hacía de nuevo ahí si yo ya me había ido: me di cuenta que ya estaba muy jugado…"
La carta
"Para el siguiente partido decidí escribirle una carta a Messi en la que le expresaba lo que sentía por él, lo que significaba para mí y que yo creía que él va a ser campeón en Rusia, no tengo dudas de eso. Fui decidido a entregársela en el partido con el Olympiacos por Champions. Eso iba a significar estar dos horas antes del partido y estar todo el tiempo en la sala y que no me importara que me dieran una orden pero había un detalle que no podía dejar librado al azar porque me podía dejar afuera: era que en el partido anterior de la Champions, que el Barça jugó con Juventus, Messi siempre entraba por una puerta que estaba a la izquierda. Siempre elegía esa pese a que había también una a la derecha. Ese día entró por la derecha no se si por cábala o qué porque hasta ese día nunca le había hecho un gol a Buffon. Bueno, ese día que cambió la puerta de entrada, le metió dos a Gigi y el Barcelona ganó 3 a 0″.
Obsesionado, capítulo 3
"A partir de ese día Messi siempre entró por la puerta derecha y ese dato a mi me servía porque la puerta izquierda me dejaba fuera de acción porque había más seguridad. Yo soy muy observador y detallista, me había fijado en todo porque lo necesitaba para lograrlo. Entonces yo sabía que él salía del parking, entraba a la sala, subía los tres escalones de una escalera y tomaba el camino al vestuario. Si iba a la puerta izquierda quedaba me impedía todo porque esa queda delante de las cámaras del Instagram, de los de seguridad, de los clientes, de todo el mundo. Pero si él después de los tres escalones se iba para la puerta derecha donde hay una escalera por donde bajan los clientes, lo podía agarrar y estaba tapado por todos porque hasta ahí las cámaras del Instagram no llegan y los de seguridad se relajan porque está a 4 o 5 pasos del ingreso al vestuario".
El encuentro
"Yo lo que tenía que lograr es que nadie me impidiera llegar a él. Entonces ese día le avisé a los que sabían que esto iba a pasar que no me saludaran para no comprometerlos pero que yo necesitaba saber cuándo iba a entrar. Entonces alguien me avisa que viene caminando con Luis Suárez (ndr: ver video a continuación) y me quedo a 10 pasos de él para cruzarlo y a la espera de que encarara para la puerta derecha. Cuando veo que va para ahí yo acelero el paso y antes de que él ingrese al vestuario yo me freno, levanto las dos manos como quien se entrega y le digo: 'Leo, ¿te puedo dar un abrazo?' Él me respondió que sí y cuando me dijo eso lo agarré, le di un abrazo fraternal, no lo podía creer… Lo noté sorprendido, como sin entender lo que pasaba porque en esa zona nadie puede establecer contacto con los jugadores".
La secuencia del sueño hecho realidad
"Después de abrazarlo le dije que es el mejor del mundo, que hace feliz a un país entero, que estaba muy agradecido. Le di otro abrazo y él estaba incómodo por esos elogios. Mientras me agradecía el de seguridad le abre la puerta, él enfila para irse y yo le digo: 'Leo, ¿me puedo sacar una foto con vos, boludo?'. Fue lo que me salió y me dijo que sí. Miro al de seguridad y le digo: 'Permiso, paso', porque es una zona donde está prohibido entrar. Saco el teléfono y estaba temblando pero Messi me agarró del brazo y me dijo: 'Quedate tranquilo'. Ahí me saqué la foto, le entregué la carta en mano y le di otro abrazo y se fue para el vestuario, mientras Suárez le tenía la puerta…"
¿Y ahora?
"Cuando me doy vuelta estaban todos mirándome: la Federal, el FBI, Lugones del Aprevide, estaban todos…" (relata entre risas)
Segundos después…
"No sabía qué había pasado. Alguien informó porque yo lo hice delante de nadie, estaba en una zona donde no podía, haciendo algo que no podía y con el teléfono, que tampoco podía. Pero apenas empecé a caminar me saqué el uniforme y al primero que me crucé le dije: 'Quedate tranquilo, yo me voy solo'"
Martín Galli no se fue solo ese día. Quiso renunciar pero no lo dejaron. En primera instancia su jefe le dijo que no lo iban a echar. Que había hecho algo que no debía pero que no habría consecuencias mayores. Una hora después de aquello, le informaron que estaba despedido…
El 16 de septiembre de 2015 Martín Galli se fue de la Argentina rumbo a Europa diciéndole a sus amigos que iba a conocer a Messi. Lo logró el 18 de octubre de 2017 a costa de su trabajo… Los métodos, las formas, podrán ser discutibles. Hoy este marplatense continúa viviendo en Madrid, donde se mantiene con lo justo gracias a lo que gana en sus dos trabajos como mozo en un hotel y en un bar. Ya no trabaja en el Camp Nou.
La conversación telefónica llega a su fin. Pero tras las despedidas de rigor, pide una vez más la palabra: "Quiero decir algo más: Si Messi aceleraba el paso y se iba o me negaba el abrazo, esto no trascendía y eso es lo que más loco me dejó. Le pregunté si lo podía abrazar, y me dijo que sí. Le pregunté si me podía sacar una foto, si le podía dar una carta, y me dijo que sí… Estamos hablando de la persona más famosa del mundo, podría no haberlo hecho y esta historia no se conocía, pero decidió hacerlo y eso habla de él, de su corazón inmenso, de su nobleza. Lionel Messi es un fenómeno, es humilde y es, sobre todo, un argentino por elección".
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