José Sand surgió de River. Conoce de memoria las entrañas del Monumental: allí llegó con sus ilusiones a cuestas desde Corrientes, anhelando goles en grande. En el "Millonario" debutó, pero nunca se asentó. Pululó a préstamo en Defensores de Belgrano y otros equipos. Encontró su lugar en el mundo en Lanús. Y se transformó en el verdugo de su ex hogar…
A los 37 años, el interminable Pepe fue el factor anímico que empujó a Lanús en la remontada. Por los dos goles (el primero, el del despertar, al final del primer tiempo; el segundo, en el inicio del segundo, el de la esperanza), por lo que pivoteó, por lo que participó (también fue parte del tercer gol). Por lo que significa. Y, para agigantar el dolor que dejó en River, en el umbral del Superclásico, volvió a emplear los botines con los colores de Boca, que ya se transformaron en un clásico. Y se acordó especialmente de los que le dedicaron algunos insultos en el duelo de ida en el Monumental: "A los que me dijeron cornudo, saludos de mi mujer".
"Es un día histórico para nosotros. Hacer dos goles por primera vez en la Copa, darle vuelta la serie a River, hacerle cuatro goles… Es histórico", prologó Sand su contacto con los medios. "Después del penal se nos complicó un poco. Hablamos en el entretiempo: o hacíamos tres goles o que nos hicieran diez. Trabajamos mucho para esto. Estamos muy felices", comentó. Y, sin desmerecer la remontada histórica, enfocó su mirada en el futuro: "Ojalá que el partido más importante de mi carrera sea lo que viene".
Sus compañeros le rindieron pleitesía. "Pepe es un animal. Hizo un partidazo, cuantos más goles tiene, mejor juega", lo elogió Alejandro Silva. Con el uruguayo, justamente, se dio un gran ida y vuelta. Sand pudo haberse ido con un triplete, sin embargo, le dejó el penal a su compañero, que no falló. "Se merecía patear Ale los penales. Yo estaba medio malo en la definición, lo vimos cuando practicamos. Por eso le pedí que lo pateara él", dijo el anotador, generoso hasta en este rubro.
Y si le faltaba algo para transformarse en verdugo de su ex club, dibujó su gran noche en el estadio Néstor Díaz Pérez, ante la gente que lo adoptó. Con sus dos gritos, acumula seis con la casaca de Lanús frente al "Millonario". Dos, incluso, valieron un título: la Supercopa Argentina, cuando el Granate venció 3-0 el último 4 de febrero. Esta vez, su doblete valió una final de Libertadores.
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