Roger Federer nació hace 36 años en Basilea. El certamen que se disputa en su ciudad es de segundo orden (ATP 500), pero se trata de una cita obligada en su carrera: con el de este fin de semana, ya celebró ocho títulos allí y alcanzó otras cinco finales (en 2012 y 2013 sucumbió ante Juan Martín del Potro). Su participación es un clásico, casi tanto como el ritual que debe cumplir cada vez que termina alzando el trofeo: se coloca el delantal y reparte pizza entre los ball boys.
La ¿cábala? se inició en 2006, cuando venció al chileno Fernando González y, una vez que celebró, agasajó a los jóvenes que trabajaron durante el torneo con una rotunda cantidad de pizzas. A partir de allí, cada vez que ganó el ATP (2007, 2008, 2010, 2011, 2014, 2015 y 2017) cumplió con el regalo, que los ball boys esperan con ansias.
Siempre es un honor jugar contra vos. Felicidades, @rogerfederer. Gracias a ustedes por el cariño y apoyo. ☺️ pic.twitter.com/StjhxlSwsM
— Juan M. del Potro (@delpotrojuan) October 29, 2017
Es que Roger observa a los chicos y se siente identificado: estuvo ahí. Durante esta semana, se hizo viral el video de un adolescente Federer recibiendo la medalla por su participación de manos del alemán Michael Stichm campeón en 1993 tras superar en la final al sueco Stefan Edberg. Pues bien, hoy, por octava vez en su prolífica carrera, le tocó a él entregarles el reconocimiento a los chicos. Claro, la leyenda suiza le agrega un bonus track: pizzas para todos.
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