A menos de ocho meses para el inicio del Mundial de Rusia 2018, la preocupación invade a la Selección argentina. El Estado Islámico anticipó que el máximo certamen de fútbol podría ser uno de sus objetivos.
La amenaza más reciente de la campaña del terror del grupo yihadista contra la Copa del Mundo tuvo como imagen principal a Lionel Messi, quien aparece vestido con un traje de prisionero tras las rejas y con lágrimas de sangre.
Ante este cuadro de situación, Claudio Tapia, presidente de la Asociación del Fútbol Argentino, se reunirá hoy nuevamente con el embajador de Rusia en Buenos Aires, Victor Koronelli, para interiorizarse sobre el operativo de seguridad que habrá durante la competencia.
Aunque este encuentro estaba previsto para continuar con los preparativos del desembarco del conjunto albiceleste al país europeo, el afiche del ISIS modificó la agenda.
Los encargados de la logística y seguridad del plantel no quieren sorpresas de cara a los dos amistosos que disputará el equipo de Jorge Sampaoli en Rusia en noviembre: el 11 frente el equipo local, en la reinauguración del estadio Luzhniki, que hace poco había sido amenazado con la imagen de un soldado del califato armado con un AK-47 y explosivos, y el 14 ante Nigeria, en Krasnodar.
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