La increíble secuencia del robo de la barra de Racing a un grupo de juveniles de Huracán

De regreso de Paraguay, la segunda línea se cruzó con micros de las Inferiores del Globo y le sustrajo las pertenencias a los juveniles. Pero la barra de Huracán amenazó con intervenir, ¡y los de la Academia devolvieron lo robado!

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(Getty)
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Una verdadera novela se dio alrededor de un hecho delictivo, que se terminó transformando en tragicómico. Porque de regreso en micro desde Paraguay, donde presenció la derrota del equipo de Diego Cocca ante Libertad, por la Copa Sudamericana, la segunda línea de la barra de Racing se cruzó con los micros que trasladaban a los juveniles de la Cuarta, Quinta y Sexta de Huracán, que habían jugado en Santa Fe ante Colón. En realidad, los chicos estaban descendiendo de los vehículos en un parador, para disfrutar un refrigerio antes de seguir camino hacia Buenos Aires. Los "hinchas" de la Academia vieron la oportunidad, obligaron al chofer a frenar, se bajaron y se llevaron las pertenencias de las promesas del Globo. Hasta ahí, la historia de un robo. Pero que alcanzó ribetes insólitos cuando intervino la barra de Huracán y se dio una "negociación" por el material secuestrado. Y terminó con los objetos otra vez en manos de los chicos.

La secuencia continuó así: consumado el robo, los jóvenes de Huracán llamaron al club para informar del suceso. Acto seguido, el hecho llegó a oídos de la barra de Huracán, que inmediatamente se comunicó con los referentes de la de Racing, que habían vuelto de Paraguay en avión. Las ventajas de pertenecer… Allí, en la discusión telefónica, los del Globo acusaron a los de Avellaneda de "falta de códigos". Y amenazaron con esperar en la Panamericana a los micros de los que perpetraron el robo para cobrar venganza. La advertencia abrió un increíble compás de "negociación". En consecuencia, la primera línea de la barra de la Academia llamó a la segunda, y la conminó a devolver lo robado. ¿Y qué pasó? Efectivamente, el micro que trasladaba a los hinchas de Racing aminoró la marcha y esperó a los chicos de Huracán. Y devolvió el grueso de lo que habían robado.

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Sin embargo, la entrega del botín no cerró la novela. Porque al cotejar si todos los elementos que habían sido sustraídos habían vuelto a sus dueños, los juveniles detectaron que en el paquete faltaban un par de guantes y un teléfono celular. El faltante volvió a llegar a oídos de los barras de Huracán que, ofuscados, volvieron a hacer conexión con los jerarcas de la parcialidad de Racing e insistieron en las amenazas si no aparecía el faltante. "Sobre todo el celular", subrayaron. Pues bien, otra vez hubo charla entre los dos estratos racinguistas. "Alguno los habrá escondido", argumentó el líder de la segunda línea. Y prometió acercar hasta Parque Patricios las dos piezas de la discordia. Final ¿feliz?

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