Como buen estadounidense, a Daniel Ramos lo apasiona la NBA, el fútbol americano y el béisbol. Pero también aprendió a querer al soccer, como él lo llama, a partir de algunos amigos sudamericanos. Entre ellos, uno especial: Ariel Holan, técnico de Independiente. El miércoles pasado vino de visita a Buenos Aires para encontrarse con varios camaradas. Sabiendo de su estancia argentina, Holan lo invitó a ver el entrenamiento de Independiente el jueves pasado. Sí, justo el jueves, para fortuna de la Justicia argentina y desgracia de Pablo Bebote Álvarez. ¿Por qué? Porque fue Ramos quien hoy dio su versión con lujo de detalles ante la fiscal Laura Carballal sobre la apretada que habría sufrido el técnico, y con eso le dio pie para pedir la detención del jefe de la barra por el delito de extorsión, que contempla pena de cinco a 15 años. Y a primera hora de la tarde el juez Luis Carzoglio firmó la orden y desde ese momento Bebote se convirtió en uno de los prófugos más célebres del país.
Aunque su nombre parezca desmentirlo, Ramos no tiene ningún vínculo de sangre en la Argentina. De hecho, se presentó a las nueve de la mañana con su pasaporte norteamericano en la fiscalía uno de Avellaneda, acompañado por una letrada del estudio Iezzi & Varone. Allí y durante dos horas se explayó sobre una situación que consideró violentísima y altamente amenazante. Repitió lo mismo que ya había contado Holan sobre cómo fue que interceptaron su auto y cómo durante 10 minutos lo tuvieron deambulando por el Acceso Sudeste mientras Bebote le exigía 50.000 dólares como aporte para la barra, y agregó que en esa situación el barra recomendaba ceder por la integridad de toda la familia del cuerpo técnico. Y agregó que un rato después de que se bajara Álvarez, otro auto de la barra, en este caso un Corsa Negro, también se les puso a la par. Allí, según su relato, sus ocupantes los obligaron a bajar la ventanilla con gestos amenazantes y le recordaron al DT que le convenía acceder al pedido porque, si no, no podrían responder por su futuro inmediato.
Ante la contundencia de las palabras de Ramos, que viajará mañana mismo a Paraguay para ver el partido por la Copa Sudamericana frente a Nacional y después se vuelve desde allí a Estados Unidos, Carballal se comunicó con el juez Carzoglio, quien pidió por escrito un detalle de lo sucedido para proceder así con la orden de detención. Carzoglio conoce el paño: fanático del Rojo, es la última persona que mandó a prisión a Álvarez, en 2014, cuando éste armó un escándalo en los Tribunales de Lomas de Zamora al enterarse de que lo estaban investigando en una causa con vínculos con la Liga de los remates y con la venta de drogas por parte de la barra de El Porvenir. ¿Por qué salió en aquella oportunidad? Porque la causa volvió de Lomas a Avellaneda y ahí, como extrañamente venía sucediendo, le cambiaron la calificación y lo dejaron como un delito contravencional.
Pero esta vez es distinto. Tal como contó Infobae el sábado pasado, la declaración de Holan lejos estuvo de ser "lavada", como algunos pretendían. Dejó en claro que tenía miedo por su familia, lo mismo que narró su ayudante de campo, Javier Telechea, hecho que dio impulso a la primera medida, la perimetral para tener lejos a Bebote. Pero ninguno de los dos quería inmolarse, por lo que dijeron que ellos personalmente no lo tomaron como una amenaza de muerte. Ramos, a quien no lo une ningún vínculo laboral con el Rojo ni tiene temor a represalias porque no es ciudadano argentino, no tuvo problemas en dar una versión completa de los hechos. Y darle a Bebote destino de cárcel. Ahora se vendrá la discusión jurídica sobre si es extorsión o, al no haberse consumado, puede bajar la calificación al grado de tentativa, cuyas penas se reducen a la mitad. Pero eso será más adelante, con Álvarez en prisión.
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