La historia de Carlos Báez está relacionada a la violencia y la polémica. Oriundo de Salamanca, España, el ex central se radicó en Paraguay, donde adquirió la nacionalidad y el fanatismo por Cerro Porteño.
Su amor por la institución que vio nacer futbolísticamente lo llevó a entablar una relación íntima con la barrabrava del club y su pasión sin límites le permitió romper las barreras de la consciencia para fomentar la violencia desmedida y explícita.
"Quiero saber cuándo vamos a ir a matar olimperos ahí en Oviedo. Estoy podrido de todos esos olimpistas. Tengo ganas de reventarles a todos, uno por uno le voy a reventar ahí y cómo cantan en su musiquita; si quieren mano a mano, mano a mano le voy a dar a toditos, puercos de mierda. Soy Aquiles, por las dudas", fue uno de los mensajes por los que fue acusado por incitar a cometer delitos y amenazas contra la integridad de las personas en la previa de un clásico frente a Olimpia.
En la Argentina es recordado por su paso en Independiente entre el 2006 y 2007, pero su paradero se desconocía hasta que fue arrestado en Perú, dado que el ex jugador del Rojo tenía una orden de captura por rebeldía, ya que se había ausentado en la primera cita con la justicia paraguaya.
"Es un caso que estoy enfrentando, tranquilo. Estábamos disfrutando de este hermoso departamento. Vamos a ver qué pasa. Sólo estábamos de paseo por aquí", dijo el detenido a la prensa local.
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