Argentina no pudo. Una vez más. Empató con Perú sin goles en la Bombonera y cerró la 17° y anteúltima fecha de las Eliminatorias Sudamericanas afuera del Mundial, sin opción siquiera de repechaje pero, curiosamente, con opciones de clasificarse en el último partido, que será el martes ante Ecuador, en la altura de Quito. La sensación es, sin embargo, de absoluta frustración.
Para clasificarse a Rusia 2018 Argentina tiene que ganarle a Ecuador y esperar que Perú y Colombia empaten (juegan entre sí) o que Chile no le gane a Brasil. En cualquiera de los dos casos, entra directo. Con un empate la historia será muy difícil.
LEA MÁS: Qué necesita Argentina para clasificar al Mundial: 10 escenarios posibles ante Ecuador
El empate con Perú destrozó las esperanzas y hoy, desde el pitazo final del brasileño Sampaio y hasta el martes, la sensación es que Argentina tiene un pie y medio afuera de Rusia pero claro… antes hubo un partido.
(EFE)
En el primer tiempo los de Jorge Sampaoli fueron colectivamente indolentes. Lionel Messi, el hombre sobre el cual reposaban las esperanzas de la Argentina, estuvo celosamente controlado por entre tres y cinco jugadores de Perú con una metodología clara: uno sobre él al recibir la pelota y el resto escalonándose para no dejarlo avanzar.
Así, con el creador de juego bien contenido, fue difícil ver juego asociado. Ángel Di María y Gabriel Mercado buscaban juntarse con La Pulga por la derecha pero el tándem fue improductivo.
Lo mejor del equipo nacional estuvo por la izquierda con la sociedad entre Marcos Acuña y Alejandro Gómez. En ese costado hubo despliegue, pase, un método, pero no acompañamiento y, así, los centros que llegaban al área apenas encontraban a un muy solitario y errático Darío Benedetto.
El 9 de Boca, el de mejor momento en el balance de los delanteros argentinos, fue titular y tuvo cuatro opciones clarísimas pero falló.
Las otras claras de la parte inicial fueron de Messi: primero con una jugada individual al estilo Barcelona. Tomó la pelota por la derecha, se cerró hacia el medio, se quitó a un marcador con una pisada de lujo y remató a centímetros del palo derecho del arquero de Perú.
Claro que la Selección de Sampaoli tuvo enfrente un rival que supo a qué jugar. Perú no se vio intimidado por la Bombonera y hasta logró conexiones destacadas que desairaron el ímpetu argentino, acaso más notable en las tribunas que en la cancha.
Los de Ricardo Gareca no vinieron a la Argentina a ver qué pasaba. Le dieron el control de la pelota a la Argentina pero lastimaron cuando pudieron e incluso a los 33 minutos Perú tuvo una clarísima tras un defectuoso accionar de la defensa local entre Otamendi, Mascherano y Acuña, entre quienes se filtró una pelota que Farfán no mandó a la red por apenas centímetros.
Hubo zozobra en la Bombonera. El partido continuó con la misma sintonía en el primer tiempo. Una Argentina desorientada y un Perú agazapado, a la espera de dar el golpe.
A gritos se pedían cambios y Sampaoli lo hizo en el entretiempo. Sacó a Di María, protagonista de otro mal partido, y puso a Emiliano Rigoni.
Rápidamente el equipo despertó y generó dos situaciones claras: a los 33 segundos Benedetto quedó solo frente al arquero, la pelota le dio en el pecho y le quedó a Messi que parecía rematar al gol pero el cruce de un defensor terminó desviando el balón al palo. Increíble.
Al minuto, Biglia entendió que había que patear desde afuera porque Perú se replegaba, sacó un remate preciso y el arquero rival protagonizó una de las dos atajadas del partido –tal vez de su vida- y sacó la pelota por encima del travesaño.
A los 13 minutos salió Banega, que con su fútbol errático pedía el cambio, y entró Fernando Gago para contar un capítulo triste, difícil de entender. El jugador que estaba llamado a ser el mejor socios de Messi estuvo cuatro minutos en cancha y en una jugada en la que se encontraba solo giró sobre su rodilla derecha y quedó tendido, sin moverse, sobre el campo de juego.
Cuando se levantó intentó seguir pero no pudo. La cámara captó el momento justo cuando Pintita lanzó: "Me rompí el cruzado", y pidió el cambio. Lo vendaron, nervioso intentó volver, lo hizo pero ya no podía más. Sampaoli no lo podía creer, como el resto de los argentinos. Por el mediocampista de Boca entró Enzo Pérez.
El golpe psicológico fue demasiado grande. Ya no hubo juego ni intención. Se terminaron las ideas. Se entendió que el camino a Rusia se había hecho demasiado complejo. Mientras tanto Javier Mascherano volvió a dar la cara. Llegó como uno de los más criticados y terminó siendo el mejor, el más claro desde el fondo, el del pase preciso y con sentido.
No hubo más acción. Se diluyeron los minutos, el fútbol y la esperanza. El de hoy era el partido que había que ganar. La única esperanza llegaba desde afuera, con los resultados de los otros partidos porque Colombia perdió 2 a 1 con Paraguay y Chile le ganó 2 a 1 a Ecuador, marcadores que dejaron con vida al equipo de Jorge Sampaoli. Queda un partido. Con Ecuador y en la altura. Pero Argentina tiene muchos más problemas que un partido. El equipo está muy lejos de merecer ir al Mundial.
LEA MÁS: