Gonzalo "Pity" Martínez, el 10 que transformó la impaciencia en aplausos

Ezeiza. Pasado el mediodía. En River resuenan los ecos de la histórica victoria por 8 a 0 ante Jorge Wilstermann. Está por finalizar el entrenamiento del primer equipo. Mientras avanza a pie firme en la Superliga y en la Copa Argentina, el equipo multicampeón de Gallardo ya se instaló entre los cuatro mejores de América en esta temporada. Gonzalo Martínez tuvo una actuación destacada en la goleada que River le propinó al equipo boliviano en Núñez. Ese zurdo flaquito y desfachatado que lleva la camiseta número 10 en su espalda comenzó tan bien esta temporada como terminó la anterior.

El talentoso atacante mendocino, contó sus sensaciones acerca del demoledor triunfo del jueves por la noche.

"Los comimos mentalmente. Adentro de la cancha se notaba que ellos no querían jugar más el partido. El apoyo constante de la gente fue importante, se escuchaba el aliento cada vez que íbamos decididos a ahogar al rival. Los pasamos por arriba y fuimos superiores en todas las líneas", comentó el ex Huracán en relación al partido de vuelta de los cuartos de final, en el que River aplastó al elenco boliviano con el score más abultado en la historia del certamen en esta instancia.

"Salió un partido ideal, se dio todo lo que planificamos. No sabíamos cómo se iba a presentar el desarrollo del partido, por eso salimos mentalizados en jugarlo con determinación y tuvimos una contundencia letal", agregó el atacante.

Pity concluyó su sesión en el gimnasio. "Ubíquense ahí, dentro de la cancha, en el banco de suplentes que ya lo traigo". La indicación es de Matías Ghirlanda, el encargado de prensa del plantel y uno de los pocos que le dice Gonzalo al zurdo de 23 años, que se mostró distendido al repasar un pantallazo de su historia con Infobae.

• Exploremos tu carrera, ¿Cómo te inicias en el fútbol y qué recuerdos tenés de tu infancia en Mendoza?

"Siempre me acuerdo que arranqué en una escuela de fútbol llamada EDI El Sauce de Guaymallén. Tengo familiares ahí y mi papá también jugaba a la pelota allá. De rebote caí, empecé a ir a entrenar y así arrancó todo. Después nos tuvimos que mudar porque vivíamos en la casa de mi abuela y nos fuimos (el Pity es el quinto de siete hermanos) a un barrio que se llama Nueva Esperanza que queda atrás del camping Luz y Fuerza y me quedaba a 200 metros del club Boca de Bermejo. Ahí hice bastante carrera, tengo lindos recuerdos, ganamos muchos torneos con ese equipo".

Martínez contó en una nota publicada en El Gráfico (junio 2017) que "cuando iba a practicar la Primera de River al camping, nos poníamos detrás de un paredón y esperábamos a que cayera alguna pelota para llevarla y jugar en el barrio. Después íbamos a la puerta a saludar a los jugadores".

Con añoranza recuerda: "Ahí habré tenido 8 años, y a los 11 o 12 pasé a Andes Talleres porque me llevó un técnico conocido. Estuve un año y a los 13 fui a jugar al club Centro Empleados de Comercio, donde pasé mi última etapa en Mendoza hasta que tuve la suerte de que me fuese a buscar Marcelo Simonián".

El explosivo delantero que deja desairados a los marcadores de punta que intentan frenarlo, ya no es aquel pibito rebelde que despertaba la atención de todos tanto por su talento como por no querer pasarle la pelota a nadie.

A sus 23 años se muestra más reflexivo, aunque conserva ciertos rasgos de indocilidad que acentúan su personalidad dentro y fuera del campo de juego. Cuando en los potreros de Guaymallén –a 20 km del centro de Mendoza Capital- forjaba el talento que hoy exhibe cada fin de semana, sus compañeros le pedían dame una, largala morfón, y como si nada sucediera Pity agachaba la cabeza y no le pasaba la pelota a nadie.

Incluso allegados contaron que un profesor que hacía de árbitro en un partido amistoso local tuvo que intervenir advirtiendo a quien por entonces entrenaba a un adolescente Martínez en el CEC: "Todos los compañeros lo están puteando, si no lo sacás vos lo saco yo". Esta anécdota podría pertenecer a algún cuento literario ilustrando la frase de Joan Manuel Serrat: "Niño deja ya de joder con la pelota".

• ¿Por qué nunca fichaste en algún club grande de Mendoza?

"Mi papá me contaba cuando le preguntaban si quería jugar en Mendoza pero yo le decía que no era mi idea, quería tener la oportunidad de venir a jugar a Buenos Aires". El futbolista contó que "de chico hinchaba por River porque mi papá Luis era fanático".

El reconocido cazatalentos Gregorio Carrizo, popularmente conocido como Goyo, reveló que sólo le bastaron un par de minutos para darse cuenta de que Pity era distinto: "En 2007 hicimos una prueba en la cancha de Huracán Las Heras y un chiquitín de 13 años trotaba al lado mío y me miraba hasta que se me aceró y me dijo que quería ir a Buenos Aires. Entonces hagamos algo, mostrate, le respondí".

"Se metió en el partido, bajó una pelota, y gambeteó a un par hasta que le pegaron de atrás. Con eso me alcanzó para ver que iba a ser crack".

Entonces Carrizo insistió a Marcelo Simonián para que compraran el pase de Pity. Así se destrabó su salida del CEC y arribó a Buenos Aires en busca de un sueño que ya no parecía tan lejano, pero aún Martínez no imaginaría atravesar el presente de ensueño que le toca vivir.

Jugó 3 años y medio en la B Nacional para Huracán, club con el que ascendió -justamente en el Estadio Malvinas Argentinas de Mendoza- tras ganarle el partido decisivo a Atlético Tucumán. Luego conseguiría la Copa Argentina también con el Globo. El entonces titular del club, Alejandro Nadur, le había negado la posibilidad de ser transferido, pero con Huracán de nuevo en Primera, Gallardo, que ya había mostrado intenciones de llevarlo a River, volvió a la carga por él. La operación se concretó el 20 de enero de 2015 con el dólar a 8,611 pesos, el equivalente a 4.645.000 unidades de la moneda estadounidense. Hoy es un futbolista sensación: una de las grandes figuras de River también está en boca del director técnico de la Selección argentina Jorge Sampaoli, que lo calificó como desequilibrante y admitió que está siendo evaluado.

En la entrevista Pity se muestra suelto, como cuando encara en velocidad con la cabeza en alto, sin necesidad de tener los ojos puestos en el balón.

• Te fuiste joven de Mendoza, ¿cómo maduraste el desarraigo para forjar tu identidad?

"Me siento mendocino. Me puedo ir de vacaciones a una playa del exterior pero eso lo hago una vez cada dos años, prefiero ir a Mendoza y estar con mis amigos en la vereda de casa o comer asados con mis hermanos".

Y mientras cuenta que de chico acompañaba a su padre albañil a trabajar pero confiesa "nunca puse algún ladrillo", distendido explora su infancia: "Estoy agradecido a mis viejos. Siempre se rompieron el lomo para que tengamos unas zapatillas nuevas o un juguete para el día del niño, aunque sea un tetris o cualquier pavada".

• ¿Cuáles son tus impresiones sobre la vida familiar que llevás con tu compañera Priscila y la hija de ambos, Pilar?

"Éramos felices con poco y hoy trato de reflejar eso en mi hija. Aunque esté viviendo otro momento, trato de inculcarle a Pili esos valores. Mis viejos nunca me hicieron faltar nada pero hoy puedo vivir cosas que en su momento no podía", dijo y añadió: "Pili ya está grande para el chupete, por eso cambié el festejo". Ahora, la P que forma con sus dedos es en homenaje a los nombres de su mujer, Priscila, y de su hija, Pilar.

La usina de fútbol del River de Gallardo

Cuando Pablo Aimar quedó fuera de la lista de la Copa Libertadores por lesión, Marcelo Gallardo, algo así como el padrino futbolístico de Pity, le comunicó que sería el elegido para llevar la legendaria camiseta número 10 de River. "Creo que todavía no dimensiono lo que significa ser el 10 de River. Soy consciente de la responsabilidad que eso genera, pero a veces no caigo. Trato de tomarlo con tranquilidad".

Talentoso incomprendido, el mendocino es uno de los hombres que más crédito recibió por parte de Gallardo, aunque las plateas San Martín y Belgrano le hayan perturbado con silbidos al juzgarlo como un adulto.

Posiblemente haber llegado al club de Núñez caratulado como 'el jugador de los 40 millones de pesos' significó una presión extra que con aplomo y talento logró revertir murmullos y ser señalado con el dedo acusador por reconocimiento y muestras de aprobación.

Gonzalo Martínez es veloz, incisivo, determinante cuando encara y tiene una pegada electrizante y potente. Estas condiciones lo posicionan como un futbolista vistosamente desequilibrante. Pero entre sus cualidades, destaca un atributo que lo hace irresistible para los entrenadores modernos ocupados por imprimirle a sus equipos un poderío ofensivo desmedido: en el 1 a 1 es prácticamente imbatible.

• El gol a Boca, ¿significó un punto de inflexión en tu relación con la gente de River?

"Fue el punto alto de quiebre en todo sentido. Me sentí muy cómodo durante el partido. Me fui feliz y todavía estoy disfrutándolo", rememoró sobre el que tal vez represente el partido más importante de su carrera.

En ese recordado tanto en la Bombonera ensayó un gesto técnico de crack: cómo al conectar el balón inclinó su cuerpo sobre el pie de apoyo. Acto seguido lanzó un remate brutal para abrir el marcador en cancha de Boca. Este gol consagratorio lo amigó con el corazón de los hinchas de River.

• El director técnico de la Selección Argentina confesó que estás en el radar de los posibles jugadores convocados. ¿Cómo tomaste sus declaraciones?

"Me sorprendió que Sampaoli hablara de mí, está bueno que siga de cerca nuestra actividad. Desde que asumió en la selección recorre las canchas del fútbol argentino y eso es importante para todos los jugadores. Ahora depende del nivel que yo muestre en River".

La madrugada del 5 de agosto de 2015

"Mi papá nos llamó desde el Monumental y nos dijo: 'Ya me puedo morir tranquilo, qué más puedo pedir'", contó entre risas Florencia Martínez, hermana de Pity al diario Los Andes. "Es que mi papá es fanático de River y acá casi todos salimos a él, a excepción de tres de mis hermanos que son re bosteros", agregó Juliana señalando a Florencia, simpatizante Xeneize.

Martínez posa con la medalla de campeón. Abrazó la Copa Libertadores usando la diez de River.

• Del barrio Nueva Esperanza de Guaymallén a jugar en la misma cancha que Messi, ¿Qué sensaciones experimentaste cuando enfrentaron al todopoderoso Barcelona?

"No hablé con Messi pero tuve la suerte de darle un gran abrazo y compartir una cancha aunque como rivales. Sueño con compartir equipo con él y cruzar algunas palabras. De la experiencia en sí, el viaje a Japón fue increíble, más allá del rival que era lo más importante, vivimos algo muy fuerte y compartimos a nivel grupal conociendo lugares".

"Jugar en River te lleva a la exigencia máxima. Ese día me fui muy enojado, no me gusta perder a nada. Uno después se da cuenta de que deberíamos haber estado más tranquilos para disfrutarlo de otra manera".

Gallardo, ese animal competitivo

El Muñeco gestó un equipo impiadoso inyectándole a sus futbolistas una mentalidad sanguinaria y logró imprimirle su impronta voraz.

Inmediatamente después de caer 3-0 en Bolivia en el partido de ida, esquivó quejarse y prefirió no refugiarse en excusas; Gallardo admitió que intentar revertir esa serie significaría uno de sus mayores desafíos como entrenador. Y vaya si lo consiguió: hacía 17 años que un equipo no remontaba un 0-3 en Libertadores. Además se trata del 6º mejor resultado en la historia de la Copa.

Boquiabiertos ante la catarata de goles, los hinchas se enrojecían las palmas de tanto aplaudir a Gallardo. Y en el entretiempo, cuando River se dirigía a la zona de vestuarios, mientras bajaba el ensordecedor muñeeeco, muñeeeco, el propio entrenador señaló a sus futbolistas como adjudicándoles la ovación. Al respecto, Pity Martínez opinó que "eso habla de la humildad y grandeza que transmite. Gallardo es muy claro al hablar y nosotros sabemos interpretar lo que pretende. El cariño de los hinchas se lo ganó, es mérito suyo".

Gallardo sorprendió plasmando un dibujo táctico con tres defensas en el fondo. A pesar de bajas tremendamente sensibles como las de Sebastián Driussi y Lucas Alario y los casos de dóping que sacudieron el ánimo del plantel, el entrenador va redescubriendo a River y sus futbolistas le responden. En este sentido, Pity no escatimó elogios: "Es un técnico inteligente, sabe leer cada partido y estudiar a cada equipo". Y de cara a lo que viene, Martínez consideró: "Lanús será un rival duro y creo que va a ser una atractiva semifinal. Esperemos que se den partidos abiertos, de ida y vuelta, eso nos gusta", aseveró.

Gonzalo Martínez fue el Nº 10 más determinante en el torneo pasado, convirtió 7 goles y aportó 10 asistencias. También generó 43 ocasiones de gol, ganó 178 duelos y recibió 68 faltas a lo largo del torneo anterior.
Además de la Libertadores 2015, el Pity ganó las Recopas Sudamericanas 2015 y 2016, y la Suruga Bank 2015. El club que pretenda llevarse al jugador, que tiene contrato con River hasta 2020, deberá negociar su pase o ejecutar la cláusula de rescisión tasada en 15 millones de dólares.

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