-Quiero que veas mi proyecto para practicar un deporte.
-A ver, contame.
-Es el dodgeball.
-¿El qué?
-El dodgeball, ¿no viste la película?
-¡Ah, sí! Está buenísima.
Un diálogo similar a este dio lugar a la formación de la Federación de Dodgeball Argentina. Lex (capitán de la selección) le hizo la propuesta a Diego Bertola, quien aceptó casi de inmediato al recordar el largometraje llamado Pelotas en juego que tiene como villano a Ben Stiller, el ambicioso dueño de un gimnasio que forma un equipo para competir en una copa internacional.
El dodgeball tiene bastante parecido con el quemado, un juego que se suele practicar en las escuelas primarias. En una cancha dividida en dos, los equipos lanzan una pelota y tratan de tocar a sus rivales para sacarlos de juego. Es derrotado el que se queda sin jugadores.
Diego es miembro de la comisión directiva del Club Atlético Newell's Old Boys de Parque Chas, que a pulmón fomenta el deporte y desarrolla la vida social de los vecinos del barrio. Esta cruzada lo transformó en presidente de la federación y el club fue el que albergó los primeros entrenamientos del innovador deporte, antes de crecer y trasladarse a un espacio público situado en Parque Chacabuco.
"Nos costó muchísimo poder prosperar. Hicimos contacto con Canadá y propusimos armar la federación para ocuparnos del dodgeball en Buenos Aires", le dice a Infobae. Los canadienses tienen una gran estructura armada alrededor de esta desconocida disciplina y fueron los que enviaron el reglamento para impulsarla en Argentina.
¿Quién tuvo la idea de abrir esta puerta dentro del deporte nacional? Alexander (Lex para los que lo conocen), que mientras realizaba el profesorado de educación física también formaba parte de un taller de deportes alternativos y se topó con el dodgeball hurgando en internet. Le hizo la propuesta a Diego y todo se encaminó.
"No necesitás inversión ni una cancha grande. Se necesitan seis pelotas", contó. Pero los balones no pueden ser cualquiera: cuentan con una contextura particular y no se fabrican en el país. Por eso desde Canadá, donde se halla la federación mundial (también existe una asociación manejada por un inglés) enviaron dos kits para que puedan practicar acá.
Entre 15 y 20 jóvenes suelen entrenarse debajo de la autopista en el Parque Chacabuco, los sábados por la tarde. Paolo es el entrenador y preparador físico de los jugadores que provienen de diferentes barrios de la Capital Federal y también del Gran Buenos Aires. La meta es la inclusión y por eso hay tres chicos provenientes de la Villa 1-11-14 que pertenecen al plantel fijo.
"Queremos que un pibe pueda estar vinculado al deporte y no en la calle con la delincuencia y las drogas", explica Diego, que destaca las tareas del entrenador y señala a Adrián, que con 16 años es la gran promesa de la selección. Es uno de los tres chicos de la villa el que mejor brazo tiene para lanzar las bolas. Su menuda contextura engaña, porque tira como un cañón.
En octubre próximo se llevará a cabo un nuevo mundial de dodgeball en Canadá y la selección argentina está invitada, aunque sigue en busca de auspiciantes para cubrir los costos del viaje. El equipo se compone con seis jugadores titulares y tres suplentes, más el entrenador y algún directivo y allegado que acompañe a la delegación. Es complicado juntar el dinero para emprender el sueño, pero no imposible.
Si no se da la chance de competir con otros países durante este año, confían en que se dará en 2018. Mientras tanto, se agranda la ilusión de conformar una liga metropolitana y luego una nacional. Además, existe el deseo de difundir el dodgeball para que se implemente de manera curricular en los colegios de Buenos Aires y todo el país.
Diego Bertola es el presidente de la federación, pero no se niega cuando lo invitan a sumarse a un partido de dodgeball en uno de los últimos entrenamientos realizados en Parque Chacabuco. Conoce las reglas a la perfección y pese a tener unos años más que los jóvenes, se anima a esquivar y lanzar.
Una chica patina a un costado de la cancha y también es llamada para acompañar a otras dos que no se achican ante los hombres. En un futuro también habrá equipo femenino, pero antes hay que popularizarlo.
A nivel internacional, los equipos que mayor tradición tienen en el dodgeball se imaginan los futuros Juegos Olímpicos con sus equipos nacionales compitiendo. Argentina ya tiene su selección y mantiene el anhelo de competirle de igual a igual a las grandes potencias.