La historia de las mujeres recuperadas de cáncer de mama que reman para celebrar la vida

Rosas del Plata es uno de los cinco equipos de remo femenino del país. Concientizar sobre la enfermedad y difundir, los objetivos principales de estas guerreras

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"No tires la toalla que hasta los más mancos la siguen remando" dice una de las estrofas de la canción Avanti Morocha de "Los Caballeros de la Quema" y cuaja a la perfección con la historia de Rosas del Plata. Esta asociación civil sin fines de lucro es uno de los cinco equipos de remo femenino que practican el deporte con integrantes recuperadas del cáncer de mama.

Oriundo de Tigre, este grupo pertenece al movimiento mundial de Pink Paddlers en la disciplina bote dragón, elegida específicamente por el diseño de su embarcación, perfecta para la recuperación física y emocional de cada una de ellas.

La actividad se desarrolla con el objetivo de llevar un estilo de vida saludable a través del deporte y el remo fue elegido por promover el trabajo en equipo. No importa la edad ni el sexo, ya que lo único que se necesita para sumarse a esta movida inclusiva es contar con el alta médica tras haberse repuesto del cáncer de mama.

En diálogo con Infobae, Débora Teplitzki dio detalles de su llegada a Rosas del Plata. Su marido remó toda la vida y ella lo hacía eventualmente algún fin de semana antes de contraer cáncer (hace tres años, cuando tenía 42). Unos meses después de que terminara con la radioterapia se formó este grupo y una amiga le pasó el dato. Ella no dudó.

"Es hacer deporte de una manera divertida. Compartimos momentos de trabajo y relax, disfrutamos de la naturaliza y nos fortalecemos", contó Débora, que está desde el comienzo. La adrenalina sube cuando las mujeres palean todas juntas y aseguran estar orgullosas de llevar adelante este innovador deporte para Argentina.

Además, la integrante del equipo que se entrena en el Tigre con los botes de paseo de Hacoaj explicó: "No quiero reincidir en el cáncer de mama y sé que lo mejor para mí es hacer deporte, aunque también me cuido con la alimentación".

Existen más de 200 equipos en todos los rincones del planeta que reman por esta noble causa. Además de Rosas del Plata, en Argentina también participan de esta iniciativa Remeras Rosas (La Plata), Rosas Del Limay, Rosa Fénix Patagonia (Neuquén) y PodeRosa (Neuquén y Río Negro).

Rosas del Plata tiene un proyecto ambicioso para seguir fomentando la actividad y dar batalla contra el cáncer de mama. Pretende contar con su propio bote dragón para practicar de forma constante y también armar un grupo de 22 remeras con entrenador propio. Apuntan a participar en al regata internacional organizada por la IBCPC (International Breast Cancer Paddlers Comission) en Italia el año que viene, para transformarse en el primer equipo argentino en presenciar en este tipo de competencias.

La difusión no está enfocada solamente a los enfermos que transitan el cáncer para brindarles esperanza, sino también a los ya recuperados, desafiando el mito que afirma que el ejercicio físico tiene consecuencias adversas para los operados. "Demostramos que se puede llevar una vida plena y activa después del diagnóstico y tratamiento", aseguran.

EL ORIGEN
Uno de los pilares de esta historia es el doctor canadiense especializado en medicina del deporte, Donald McKenzie, quien hace más de 20 años formó un grupo experimental de remeras operadas de cáncer de mama. El entrenamiento continuo y progresivo de torso y brazos ayudó a evitarles la generación de linfedema (una inflamación y clásico efecto secundario en este tipo de pacientes).

Muchas mujeres se mostraron interesadas en este proyecto y en base a él se creó el equipo Abreast in A Boat, el primero que surgió antes de sentar bases en Australia, Italia, Inglaterra, Sudáfrica, Nueva Zelanda, Israel, Turquía y Brasil, entre otros países.

¿Cómo llegó a Argentina? La doctora Matilde Yahni (capitana y fundadora de Rosas del Plata) se contactó con Adriana Bartoli, una argentina del equipo Abreast Divas de Vancouver (Canadá), que quería impulsar la formación de equipos en la región sudamericana. En julio de 2015 se puso en marcha el proyecto y en octubre de ese año se llevó a cabo la primera práctica en el Club Náutico Hacoaj. Hoy, este sueño no tiene límites ni techo.

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