El encuentro se dio en el Náutico de San Isidro, la segunda casa de Santiago Lange. O la primera. La soleada mañana a la vera del río acompañó el emotivo momento que vivió el medallista olímpico junto a su hijo.
"Como estamos con muchas giras con Klaus, la relación es a distancia", dijo Yago para romper el hielo; porque en la familia de regatistas no abunda el tiempo para la convivencia. Los calendarios de los deportistas son ajustados y la actividad profesional interrumpe los lazos físicos entre los parientes.
"Desde chicos establecimos una relación de mucha libertad. Es difícil, porque a veces queremos estar más en contacto. Como padre a veces llego un poco más tarde de lo que están viviendo en ese momento, como los cumpleaños o algunas fiestas particulares. Se dio una relación con mucha independencia", agregó Santiago, en una jornada que quiso aprovechar al máximo, ya que su compromiso en el torneo de Bermudas lo obliga a partir nuevamente.
En tiempos en donde la tecnología colabora para acercar las partes, el grupo de WhatsApp que conforman los 4 hijos y Santiago sirve para que el diálogo sea más fluido, "pero a veces los cambios de horario complican las comunicaciones", contó Yago y completó: "Hay días que uno tiene ganas de hablar y el otro no está disponible, y al día siguiente se da a la inversa. Yo cuando compito prefiero estar concentrado en el campeonato en lugar de hablar 10 minutos por teléfono. Por eso aprovechamos cuando estamos todos juntos, ahí siempre organizamos buenos planes".
La jornada se extendió entre el almuerzo y la merienda. Los cortados en jarrito acompañaron la conversación entre las risas y los recuerdos. Como la época en la que convivieron en un barco: "Fueron cuatro años. Una experiencia espectacular. Tal vez la gente que no es del agua puede imaginar mucho dramatismo, pero para nosotros fue algo normal. Fue un momento mágico y duro. Yo venía de mi separación, pero la unión que se generó fue hermosa. No hacía falta tener llaves para entrar", comentó Santiago entre risas.
"Como el barco estaba amarrado en el club, teníamos un jardín gigante. Nos acostumbramos a algo que nos encantó y nos marcó para toda la vida. Hoy buscamos esa misma tranquilidad alejada de los ruidos", agregó Yago sin desconocer el hecho de haber tenido una infancia fuera de lo común: "Yo tenía 10 años y los únicos juguetes eran los Lego. Cuando llovía teníamos para ver las películas de La Máscara, El Zorro y no mucho más".
Abocado a su actividad profesional, el medallista olímpico nunca se destacó en la cocina. Su bohemia y su amor por el agua lo privaron de los cursos gastronómicos. "Han comido mucho arroz y fideos. El huevo y el atún formaban parte de la dieta diaria", explicó con una sinceridad que también invitó a las carcajadas.
La experiencia náutica dejó una clara enseñanza a sus herederos. "Como éramos muy chicos, el mantenimiento tenía que hacerlo el viejo. Nosotros no teníamos ni idea. Pero lo que más destaco es que no necesitábamos muchas cosas para estar contentos. Teníamos una tele con 5 películas y sin cable. También estaba la caña de pescar y no mucho más. Hoy vivo igual porque todo lo material que me importa puede entrar en un bolso", argumentó Yago con una mirada que penetró en los ojos de su padre: "Eso es lo que te da el mar. Te tenés que desapegar de lo material. Ahí había un cajón para cada uno", continuó Santiago.
La historia de los Lange se puede resumir en su constante lucha y superación. El cáncer de pulmón que sufrió el padre representa el caso más extremo de la adversidad. "Fue un año difícil, una pelea constante, pero gracias a la educación del deportista o del marinero, que está acostumbrado a los reveses que uno no puede controlar en el mar, pude salir de ese momento tan duro con un aprendizaje muy interesante. Hoy miro para adelante", reflexionó el medallista olímpico.
"El post operación fue lo mejor que nos pasó. De los 10 días previos casi no tengo recuerdos. En cambio, todo lo que pasó después está muy presente. La medalla, la formación del equipo con Ceci (Carranza), su recuperación… en mi memoria siempre están las cosas buenas", continuó Yago con los ojos brillosos.
El oro en Brasil fue el punto sublime en la carrera de Santiago. Lo que pocos saben es que hubo un diálogo con su hijo que le cambió la mentalidad en su preparación para Río 2016. "Uno de los consejos más importantes que tuve me lo dio Yago. Después de la operación estaba muy obsesionado con mejorar y presionaba mucho a mis compañeros, incluso a Ceci, y él me fue claro. Viejo no se puede estar al lado de tu barco, me dijo en una conversación muy profunda que me sirvió para calmarme". El resto es historia conocida. Como resumió su heredero, "el viejo es una persona que intenta hacer las cosas bien; comete errores como todos, pero sale adelante con esfuerzo, trabajo y ganas. El oro olímpico no es nada en comparación a lo que generó en su vida privada con su familia y sus amigos".
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