"Che, ¿qué fue de la vida de los hermanos de Racing? Esos de apellido italiano, que la rompían…". La frase podrá escucharse en cualquier mesa futbolera y la referencia será para Franco y Bruno Zuculini, que acaban de darse el gran lujo de ascender con el Hellas Verona.
Surgidos en la cantera de la Academia, desde chicos fueron vendidos al exterior y muchos les perdieron el rastro. Ellos se reencontraron en el cuadro del norte italiano y sueñan con seguir compartiendo los colores en la próxima temporada.
Franco (26 años) está en pleno proceso de rehabilitación, tras sufrir la tercera rotura de ligamentos cruzados en su rodilla derecha. Llegó a préstamo al Hellas Verona, proveniente del Bologna, y por la gran impresión futbolística que causó, su actual club decidió comprarle el pase.
Bruno (24), quien dialogó con Infobae, pertenece al Manchester City, que lo cedió en enero después de su paso por el Rayo Vallecano, a principios de temporada. Jugó como titular diez de los últimos once compromisos con el Verona (faltó a uno solo por acumulación de amarillas) y se transformó en una pieza vital para el mediocampo del entrenador Fabio Pecchia.
"Vine a mitad de campeonato casi por casualidad. Franco y el director deportivo me llemaron porque faltaba un mediocampista y yo estaba en el Rayo sin jugar. Fue de una semana a la otra. Nunca esperé este ascenso y el hecho de que sea con mi hermano genera una sensación única, nos cambió la vida", expresó el volante que fue vendido al City en 2014.
Su adaptación fue acelerada y Franco, que se prepara para recibir el alta y apunta a volver a la alta competencia en 2018, lo ayudó a insertarse en el plantel. "Quiero sentirme cómodo, ser protagonista e importante para el técnico. Acá me siento con un rol importante y a esta edad quiero jugar la mayor cantidad de partidos posibles", explicó el menor de los Zuculini, que ve casi imposible permanecer en el club inglés, donde tendrá que presentarse en junio.
En Inglaterra hizo la pretemporada con Josep Guardiola y aunque lo motiva la idea de aprender a su lado y el compartir plantel con los argentinos que allí militan, entiende que es momento de estabilizar su carrera en lo deportivo y asentarse en el fútbol europeo. "Nuestra intención es quedarnos acá, el club es muy lindo y la ciudad hermosa. Queremos jugar la Serie A", remarcó.
Los dirigentes del Verona se pondrán en contacto con sus pares de Manchester para acordar un precio de compra y así enfocarse en el desafío de afianzarse en la máxima categoría de Italia. Bruno también vistió las camisetas de Valencia, Córdoba, Middlesbrough, AEK Atenas, pero en el Hellas parecen haber hallado su lugar en el mundo. Franco estuvo en el Hoffenheim alemán, volvió a Racing, pasó por Arsenal de Sarandí, Genoa y Zaragoza. Hoy, se acomodó en Véneto.
"Sueño con enfrentar a la Juventus con Dybala, a De Rossi en la Roma… Lástima que se retira Totti", lamentó Zucu, quien celebra la "revolución" generada por Jorge Sampaoli y su primera lista de convocados en la Selección. Pasó por las juveniles albicelestes y él también se ilusiona: "Lo veo lejano, pero el sueño no te lo quita nadie".
Y si por anhelos le preguntan, su voz no titubea al revelar uno: "Tengo la cuenta pendiente de salir campeón en Racing". Bruno confesó que estuvo cerca de regresar cuando Facundo Sava era el técnico y que también tuvo sondeos de otros clubes. Para él, es la Academia o ninguno: "No podría ir a otro equipo, por el cariño y respeto que le tengo a Racing". El retorno será en el futuro: "Ahora hay buenos jugadores en el medio, no creo que me necesiten, ja".
Los imagen de los hermanos Zuculini fundiéndose en un abrazo en el campo del Cesena tras el ascenso quedó congelada en una pantalla gigante puesta para los hinchas del Verona que no pudieron viajar al partido. Los fieles Mastini se vieron reflejados en las lágrimas de estos dos argentinos que aportaron lo suyo para devolverlo al fútbol grande del país peninsular. Ahora, se ilusionan con escribir otra página dorada en esa institución.
LA CONVIVENCIA ENTRE HERMANOS
Los Zuculini se mudaron juntos a un complejo en las inmediaciones al lugar donde se entrenan. La lesión de Franco motivó a que sus padres, Marcelo y Viviana, se instalaran para ayudarlo con los quehaceres domésticos. Parece que su llegada fue un alivio para Bruno, que confesó: "Yo soy más ordenado, aprendí a cocinar, hacía las compras, limpiaba… ¡Todo yo! No lo aguantaba más, ja".
Pero a pesar de que agradece el gran apoyo que ofrecen sus papás, también sabe valorar la relación que había perdido con Franco por cuestiones profesionales. Ya sea para viajar juntos, moverse afuera de la casa o ver televisión adentro, las charlas son constantes y la hermandad se agiganta: "Él se fue a los 18 años y ahora recuperamos esta relación tan linda, que estamos disfrutando más de grandes".