El 27 de octubre de 1985 tuvo lugar lo que para algunos es la patada más dura en la historia de los Superclásicos. Aquel día, River recibía a Boca en el Monumental por la 17ª fecha del Campeonato de Primera División 1985/86. Fue victoria por 1-0 para los Millonarios, con gol del defensor Alejandro Montenegro a los 27 minutos del primer tiempo. Pero más importante que aquel festejo, aquello que quedará grabado en la retina de los hinchas y será eternamente reproducido una y otra vez en YouTube es la brutal patada de Roberto Passucci a Oscar Ruggeri.
Claro que primero hay que explicar el contexto de aquellos días, ya que la salvaje arremetida que sufrió el Cabezón no fue solo una jugada propia del encuentro. Todo comenzó en 1984; Ruggeri junto a Ricardo Gareca, que en ese momento formaban parte del plantel de Boca Juniors, impulsaron una huelga de jugadores debido al incumplimiento en el pago de los sueldos. El club de la ribera atravesaba en esos tiempos lo que algunos denominan como "la crisis más grande que tuvo Boca en su historia".
Passucci y otros jugadores del club Xeneize no estaban de acuerdo con sus compañeros, ellos opinaban que la huelga debía ser dentro de la cancha, lo que generó un quiebre en el vestuario. "En las reuniones en Agremiados, nos puteábamos. Estábamos peleados", declaró en diálogo con Infobae. Finalmente la problemática se resolvería con la desvinculación de ambos jugadores producto del recordado trueque entre los eternos rivales. Ruggeri y Gareca firmarían para el club de Núñez, mientras que en La Boca recibirían a Julio Olarticoechea y Carlos Tapia.
Esta acción terminó por exasperar al que en la actualidad desempeña el puesto de captador de fútbol juvenil en el Interior a través de las peñas boquenses. "Lo tomé como una traición, una falta de respeto por cómo se habían dado las cosas. Si él se hubiese ido a otro club, yo nunca le hubiese pegado", recalcó Passucci.
Hay que recordar que Oscar Ruggeri hizo sus inferiores con la camiseta azul y oro, debutó en el primer equipo en 1980, salió campeón en 1981 y jugó más de 140 partidos a lo largo de cuatro años. Su paso al equipo que viste la banda roja en el pecho fue tomada como una alevosía por todos los fanáticos, que hasta lo tildan de "Judas" en algunos de los blogs de internet.
Rondando los 30 minutos del segundo tiempo, en el círculo central, Américo Gallego perdió la pelota con el que sería el actor principal de la acción que sucedería segundos más tarde. Passucci buscó a su compañero Ivar Stafuza, quien le devolvió la pared de manera imprecisa. El balón se fue largo, en dirección al defensor local, que por ese entonces llevaba estampado el 6 en la espalda, que lo esperó de forma pasiva. Fue entonces cuando, ya consciente de haber perdido la posesión de la esférica, decidió propinarle a Ruggeri un planchazo descomunal a la altura de la rodilla.
No quedaban dudas de que la jugada era de expulsión; el mismo artífice de la falta se levantó sin siquiera estar arrepentido y, antes de que el árbitro atinara a meter su mano en el bolsillo en busca de la tarjeta roja, se fue del campo de juego en dirección a los vestuarios. Jamás hubo un pedido de disculpas, ya que el ex Boca aún considera que hizo justicia. "Él me tendría que pedir perdón a mí por lo que hizo", remarcó.
Passucci ya sabía su destino mucho antes de la patada a Ruggeri. "La semana previa al clásico, ya sabía que algo iba a pasar. ¡De un lado o del otro! Algún cruce íbamos a tener y fue mi forma de hacer justicia. Era la única arma que tenía yo por todo lo que había pasado", admitió.
Pasaron casi 32 años de aquella imagen. Luego vendrían más cruces y patadas en otros clásicos, como la de Enrique Hrabina a Pedro Troglio o la de Juan Krupoviesa al Rolfi Montenegro, pero ninguna como la de Roberto Aníbal Passucci.
LEA MÁS: