En noviembre de 2009, el ex futbolista Fernando Cáceres fue baleado en un intento de robo de su auto BMW. Producto de ese ataque, ocurrido en la localidad de Ciudadaela, perdió un ojo y debió atravesar una larga y dura rehabilitación. Nunca volvió a ser el mismo.
Quienes perpetraron el asalto y le dispararon en la cabeza fueron cuatro jóvenes, de entre 15 y 18 años. A pesar de todas las penurias que debió atravesar, "El Negro" nunca mostró rencor hacia sus atacantes. Por el contrario, siempre trató de comprenderlos y hasta se dedicó a trabajar para que otros jóvenes no transiten el camino de la delincuencia.
Es por eso, que en el marco del debate que se da fuertemente en los últimos días en la Argentina, Cáceres dejó sentada su posición en contra de la baja en la edad de imputabilidad. En una columna escrita para la revista "La Garganta poderosa", el ex futbolista recordó el duro episodio que le tocó vivir y planteó la necesidad de implementar políticas de contención para que los jóvenes no vean como al delito como una salida.
"En lugar de caerles con este tipo de leyes, debiéramos caerles con alternativas de estudio, con ofertas de laburo y con todos los canales necesarios para hacerlos sentir queridos y contenidos", expresó el ex futbolista, quien se identificó con estos chicos que provienen de los sectores más excluidos de la sociedad. "Yo fui uno de ellos", aseguró.
En 2013, "El Negro" fundó el Fernando Cáceres Fútbol Club, un equipo en el cual juegan chicos de las zonas más vulnerables de La Matanza. Se trata de su granito de arena para intentar que no caigan en la violencia y para proveerles herramientas para un futuro mejor.
La columna completa de Fernando Cáceres en "La garganta poderosa":
"Saliendo de la Villa Carlos Gardel, donde nací, crecí y fui feliz, cuatro adolescentes mayores de 15 años y menores de 18, quisieron robarme, hace 8 años. Me dispararon. Y ese balazo me produjo la pérdida de un ojo, además de la perforación del cráneo, que me dejó internado varios meses, antes de una larga rehabilitación. Todo fue muy duro y doloroso, sí, pero no por eso contarán conmigo para apoyar una baja en la edad de imputabilidad, porque no soluciona nada y porque sólo contribuye a seguir obturando las vías que necesitan los chicos para desarrollarse.
Lo sé, porque yo fui uno de ellos.
No resolveremos la inseguridad encerrando niños de 14 años, ni modificando una ley que afecta una mínima parte del verdadero problema. Si realmente queremos vivir en una sociedad más tranquila, debemos vivir primero en una sociedad más justa, donde los mayores nos volvamos los padres de todos esos pibes que hoy están en peligro, asumiendo que nos corresponde. Sí, nos corresponde, porque nosotros también somos culpables de esa exclusión.
A tan corta edad, es muy difícil que un chico pueda discernir sobre sus acciones y consecuencias, si nació sin demasiada suerte y el Estado no le dio oportunidades. Entonces, en lugar de caerles con este tipo de leyes, debiéramos caerles con alternativas de estudio, con ofertas de laburo y con todos los canales necesarios para hacerlos sentir queridos y contenidos. Seguramente así, podrán valorar la vida. Y seguramente así, no resulte atractivo salir a delinquir.
La vara de imputabilidad es un tema sensible y tengo claro que mucha gente se pronuncia desde la bronca o la impotencia de haber sufrido alguna situación adversa. O simplemente, por estar cansada de dar una vuelta manzana con el auto, para evitar que le roben. Sí, los entiendo y sé que no es cómodo, porque nadie debe vivir así. Pero también es fundamental aceptar fríamente que ningún chico puede ser el responsable de la realidad que atravesamos y que la salida verdadera debe incluir, inexorablemente, a todos los que nacieron en un contexto menos favorable.
Como ellos.
Y como yo."
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