Un 15 de mayo de 1910, nacía oficialmente el FC Sankt Pauli en Hamburgo, gracias al deseo de un par de soñadores y emprendedores trabajadores portuarios, estibadores y marineros mercantes. El color marrón (a veces combinado con rojo y otras, como ahora, con blanco) fue el elegido como bandera, ya que esa tonalidad era la de su vestimenta de trabajo, la misma que utilizaban a la hora de patear la pelota.
El Mar del Norte, un bastión de los pueblos bávaros, siempre fue epicentro de la piratería; por lo que esto les valió tener el mote de "Piratas" y la hinchada adoptó el clásico dibujo de una calavera con dos huesos cruzados en forma de cruz debajo como un símbolo de identificación.
Este club, que actualmente milita en la última colocación de la Segunda División, pisó por primera vez la Bundesliga en 1977, pero su estadía duró simplemente una temporada. Entre tantos ascensos y descensos, su mayor logro fue haberle ganado en 2002 al Bayern Munich, entidad que venía de coronarse como campeón de la Intercontinental tras vencer al Boca de Carlos Bianchi por 1 a 0 con un tanto de Samuel Kuffour.
Sin embargo, este humilde elenco alemán hoy es mundialmente famoso por su estilo progresista; yendo muchas veces a contramano del resto del mundo. Un lugar donde todos pueden convivir en paz y armonía, unidos por una misma pasión: el fútbol.
Su accionar contra la homofobia y el sexismo:
El St. Pauli es más que un lugar "gay friendly". Fue la primera institución en ser comandada (entre 2002 y 2010) por un presidente abiertamente gay y militante de la causa LGTB (Lesbianas, Gays, Bisexuales y Transgénero): el empresario teatral Corny Littmann. Dentro de las paredes internas del estadio, se encuentra un mural de dos hombres besándose apasionadamente bajo el lema "Lo único que importa es el amor".
Otro hecho significativo fue lo ocurrido en 2002, cuando la publicidad de la revista Maxim fue retirada del complejo en respuesta a las protestas de los hinchas, que a través de su organización (el Fanladen) vigilan que la publicidad no sea invasiva ni contraria al ideal. Todo debido a que consideraban que las imágenes mostraban a la mujer como un objeto.
El antifascismo como bandera:
Esta entidad fue, en 1991, la primera en incorporar posturas antirracistas y antihomofóbicas en sus estatutos; como el primero en prohibir los cánticos xenófobos. "No hay fútbol para los fascistas", es uno de los habituales carteles que luce una de las plateas del Millerntor-Stadion.
Por otra parte, todos los 27 de enero, aniversario de la liberación de Auschwitz, los aficionados se dirigen a la cancha con banderas con la esvástica tachada o con un puño golpeándola.
Una hinchada con militancia social:
"Es un club especial porque la gente se involucra en la pelea por cosas que considera importantes. Se dice que es un club de gente de izquierda y es posible que lo sea para un número de fans. Pero hay mucho de sentido común. También la FIFA hace campañas contra el racismo. La diferencia es que para nosotros es una forma de vivir", definió Michael Pahl, autor del libro oficial del centenario del club.
Muchos se movilizan en contra de los desalojos y otra bandera que es habitual en la cancha es una con el lema "Bienvenidos refugiados". Sin ir más lejos, en 2014, apadrinaron al FC Lampedusa, un equipo de refugiados de la ciudad. El equipo es entrenado por mujeres de la rama femenina del St. Pauli.
En 2006, a raíz de la gran movilización que vivía Alemania por organizar el mundial, el club creó un torneo denominado FIFI Wild Cup, un certamen con las selecciones no reconocidas por la FIFA. Ellos participaron con el nombre de República de Sankt Pauli y ahí estuvieron Groenlandia, Gibraltar, Tíbet, Zanzíbar y la República Turca del Norte de Chipre, que salió campeón. Y hace más de 30 años, el club viajó a Nicaragua a jugar un amistoso contra la Selección de dicho país en apoyo a la Revolución Sandinista.
Su principal adversario es el Hansa Rostock, ubicado a 150 kilómetros de Hamburgo y donde se concentra gran parte del electorado de extrema derecha de Alemania.
La conexión con el Che Guevara:
En 2005, el equipo se entrenó en la isla, una experiencia que terminó siendo inspiradora para varios futbolistas. Desde ese entonces, comenzaron a verse en las tribunas distintas banderas con la cara del argentino.
El rock y el fútbol en un mismo lugar:
La música, especialmente el punk rock, parecen ser uno con la pelota dentro de la casa del Sankt Pauli. El conjunto local ingresa al campo de juego con Hell Bells de AC/DC, avisándole a los adversarios el infierno que vivirán durante los siguientes 90 minutos. Además, en los parlantes, suena Song 2 de Blur ante cada gol conseguido.
El grupo alemán Le Fly compuso We Love St. Pauli, canción que se convirtió en una especie de himno oficial para la institución. La banda Turbonegro, por su parte, modificó I got erection para adaptarla al idioma alemán y a la historia del club. También recibieron distintos tipos de guiños por parte de Bad Religion (Estados Unidos), Talco (Italia), Asian Dub Foundation (Inglaterra), Panteón Rococó (México), Los Fastidios (Italia), Banda Bassotti (Italia) y Ska-P (España).
De esta manera, el Millerntor-Stadion se convirtió en un recinto atípico dentro del mundo del fútbol, donde trabajadores portuarios se funden en abrazos de gol con indigentes o refugiados. Donde se levantan banderas del LGTB, el Ché Guevara o esvásticas tachadas. Donde todos juntos, pese a sus diferencias, se hacen uno para alentar por el club más progresista del mundo: el St. Pauli.
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