Antes de poder exhibir la incontable cantidad de trofeos que el Barcelona posee hoy, hubo un despertar. Y el gestor de la formación de uno de los clubes que marca tendencia hace rato y se transformó en uno de los más relevantes del mundo fue Hans-Max Gamper Haessig, más conocido como Joan Gamper.
Los jóvenes de la actualidad emparentarán este nombre con el del trofeo que se disputa antes del inicio de cada temporada en España, pero lo cierto es que esa nomenclatura esconde una historia digna de ser contada.
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Este suizo amante del deporte había practicado en su feudo rugby, natación y ciclismo, pero tenía devoción por la redonda. A fines del siglo XIX fundó el club Excelsior -también colaboró en el levantamiento del Zurich– y fue capitán del Basilea. Por cuestiones de trabajo, a los 18 años se trasladó a Lyon, donde también mostró su faceta de atacante goleador.
Pero su vida daría un vuelco inesperado al irse e instalarse en España con su tío Emili Gaissert. Allí encontró su lugar en el mundo. Su amor por el fútbol creció tanto que tomó la decisión de crear otra institución, fuera de su tierra. Por medio de una nota en un periódico, convocó a ciudadanos locales a participar de la práctica de este innovador deporte. Junto a un grupo de suizos, británicos y catalanes, creó el Fútbol Club Barcelona.
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No mutaron solamente sus ideas desde el arribo a tierra española, sino hasta su nombre: Hans es Juan en español y Joan en catalán, por eso le quedó Joan Gamper (pese a que en la nota publicada lo bautizaron Kans Kamper). Era corresponsal de dos diarios deportivos suizos y desarrollaba tareas como contable en una compañía de ferrocarriles, pero en su cabeza sólo había sueños por cumplir con el Barça.
Desde el 28 de noviembre de 1899 -fundación- hasta 1903 se desempeñó como futbolista del primer equipo, mientras que desde 1908 hasta 1925 fue presidente en ciclos interrumpidos. Durante sus gestiones registraron varios triunfos, la consolidación de su fichaje estrella Paulino Alcántara (autor de 369 goles y máximo artillero histórico hasta 2014, cuando fue superado por Lionel Messi) y la conformación del campo Les Corts (la calle que desemboca allí lleva su nombre).
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A fines de 1925, en esa cancha que ya respiraba aires independentistas, se silbó al himno nacional y el dictador de turno Miguel Primo de Rivera tomó la decisión de clausurarlo por seis meses y suspender a toda la comisión directiva del Barcelona. Gamper optó por el exilio, ya que estaba muy vinculado a las políticas catalanas, pero regresó al tiempo, aunque con condicionamientos del gobierno de turno: no podría mantener vínculos con su amado club.
El hecho de ser ajeno a la entidad que había engendrado le provocó una fuerte depresión, que se acentuó tras la caída de la Bolsa de Nueva York en 1929. Los problemas económicos lo llevaron a la muerte: el 30 de julio de 1930, con 52 años, se suicidó pegándose un tiro. Sus restos permanecen en el cementerio de Montjuic y su legado reinará para siempre.
LOS HONORES
Joan Gamper será considerado para siempre como el socio número 1 del Barcelona. Además, la ciudad deportiva del club lleva su nombre y desde 1966, cada año se lo recuerda con el Trofeo Gamper, en el que supieron participar Boca, Estudiantes, Chacarita, San Lorenzo, River. El mítico Camp Nou iba a llamarse Joan Gamper, pero el dictador Francisco Franco lo impidió, por tratarse de un "ciudadano extranjero, suicida, protestante y catalán".
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