A la caza de estrellas, los chinos rompen el chanchito

Por José Apoj

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La Superliga china, el nuevo
La Superliga china, el nuevo fenómeno financiero del fútbol

Cada vez que un equipo chino se decide a romper la chanchita y salir a contratar, los teléfonos de los más famosos contratistas arden. Todo el mundo quiere recibir esa llamada. Son cientos de millones de dólares los que pusieron a la Superliga china en la órbita mundial a fuerza de salarios de cuentos de hadas. Y los que que ahora, cuando parece que Tévez finalmente también arma las valijas, la pusieron nuevamente en la zona de calor de los motores de búsqueda.

Los chinos ya se dieron cuenta que en el fútbol, otrora desconocido deporte en las tierras maoístas, la billetera también lo puede todo. Y que hay que invertir. Con paciencia. Y esperar. Es que claramente la Super Liga no se autosustenta. Sí, hay cada vez más chinos interesados en este nouveau deporte. Pero aún así ni la televisión ni la venta de entradas alcanzan ni por asomo para bancar sueldos como el de 40 millones de euros que parecerían haber convencido al mejor jugador de Boca de sumarse al ambicioso proyecto del Shanghai Shenshua, millonario emprendimiento que en el pasado ya sedujo al "Checho" Batista o el ex Racing Gio Moreno-uno de los primeros de la nueva camada de talentosos que ya se saltean Europa cuando buscan "hacer la diferencia". Lo mismo que Darío Conca, el volante ex River que en Fluminense es ídolo, pero que encontró en el Guangzhou, allá en la China, los contratos que hoy pocos europeos pueden ofrecer.

¿De dónde salen, entonces, estas obscenas cantidades de dinero? China no es precisamente la panacea de la cristalinidad financiera. Nadie sabe a ciencia cierta si el dinero procede de planificadas inversiones de proyección autosustentable o son irresponsables tiros al aire con el que los dueños de los clubes pretenden ostentar del tamaño de sus cuentas bancarias. Son hombres de negocios, políticos y emprendedores de todas las horas los que mueven los billetes capaz de hacerles temblar hasta a los empresarios magnates petroleros saudíes buscando su lugar en los escaparates de la prensa.

Cebador millonario

El Pocho Lavezzi, a pesar de sus vertiginosos piques y el esfuerzo descomunal cada vez que se pone la albiceleste, es el principal referente entre quienes la prensa disfruta de etiquetar  como "amigos de Messi"; Lavezzi, según los entendidos, no tendría lugar en la selección Argentina de no ser por su amistad con el mejor jugador del mundo. Sin embargo, en China aún lo consideran como un fuera de serie. Por estos días apareció en la prensa mundial un nuevo "football leak" que indica que el Pocho es el jugador mejor pago del mundo. Según este informe, Lavezzi levantaría unos 600 mil euros por semana (580 mil, exactamente) que se convierten, comas más, comas menos, en más de 27.8 millones de euros anuales. Ni Ronaldo, Ni Messi ni Bale ganan tanto dinero por jugar al fútbol.

El brasileño Hulk y Graziano Pelle -grandes jugadores, pero lejos de ser estrellas mundiales- también están en la cima de la lista, con contratos que superan cómodamente los 20 millones de euros anuales. Por eso es que hoy, por estas horas, los 30 mil dólares mensuales ganados por el histórico Bora Milutinovic, glorioso entrenador en clasificar a China a su primer y único Mundial (2002) parecen una ganga. Milutinovic marcó el camino: en China hay para todos. Después de Bora llegaron otros técnicos de renombre como Camacho, Lippi, André Vilas-Boas, Scolari, Pellegrini y muchos más que, hace diez años, se hubieran reído si les hablaban de ir a dirigir a China.

Ahora, a la distancia, también parecen chirolas los desorbitantes contratos que llevaron a Pelé y Beckenbauer a cerrar su carrera en el Cosmos de Nueva York, pionero en la importación de talentos para aficionados de países con más curiosos por la anécdota que por el talento de las nuevas estrellas.

A la conquista del viejo mundo

La temporada 2014-2015 de la Liga de España empezó con la novedad de la presencia de Qbao.com en el pecho de la camisetla Real Sociedad. Qbao.com es una empresa china especializada en tecnología para teléfonos, que también se instaló en el frente del rebelde y revolucionario Rayo Vallecano-una operación que, a pesar de los necesarios millones, no le hizo mucha gracia a los seguidores del equipo obrero de la capital española.

Ganar solo cuesta plata. Real Sociedad, además de los jugosos 1,2 millones de euros anuales, está siendo promovido entre el público chino como una "apuesta a largo plazo" para crear aficionados en el país cuyo crecimiento que parece no tener límites. De hecho, los dueños de la empresa-que también apoya al club chino Nanjing- le otorgaron otros cien mil euros al equipo vasco tras una resonante victoria ante el Real Madrid. Nuevos seguidores, nuevos clientes. Uno de los primeros en entender este negocio fue el Manchester United. El club inglés logró acumular en Asia más aficionados que ningún otro equipo del mundo y, a partir de esa millonaria base, convertirse en el club con más seguidores del planeta.

Cuando en Enero de 2015 el magnate chino Wang Jianlin (presidente del grupo Wanda, el mayor grupo constructor del planeta) se hizo del 20% de las acciones del Atlético de Madrid, la noticia sacudió al fútbol español. El conocido desangrado de los equipos españoles empezaba a quedar atrás definitivamente. Los llamados de atención del fisco español había obligado a varios clubes a buscar recursos afuera. En su momento la catarata de petromillones salvó al modesto Málaga, pero también le dio aire a los gigantes Barcelona y Real Madrid. El aterrizaje de Jianlin fue una clara muestra de que la vieja escuela del fútbol europeo (poderosos empresarios locales manejando a su antojo a los clubes de sus amores) sigue -y todo hace indicar que seguirá- perdiendo terreno ante los grandes inversores extranjeros, menos apasionados por el fútbol y la gloria que por el posicionamiento y los millones que por ahora no aparecen, pero que ya van a venir; antes Gil y Gil, ahora los chinos que compiten, como vedettes, por ver sus nombres en las tapas de las revistas.

El magnate chino Wang Jianlin
El magnate chino Wang Jianlin es uno de los principales accionistas del Atlético de Madrid (AFP)

En este momento el Aston Villa inglés es propiedad absoluta del grupo chino Recon, el grupo automotor Rastar tiene la mayoría de las acciones del Espanyol, otro equipo de barrio que de alguna forma mudó su conducción, como el Rayo, a una escala diferente. En la que las reuniones de directiva en cafeterías están dándole paso a las board meetings en los rascacielos de Shanghai y Beijing.

Finalmente, en Junio se anunció a todo bombo la adquisición del 70% del Inter de Milán por el grupo chino de distribución Suning.  ¿Qué pasará con el Milan de Berlusconi? Aunque los rumores sobre otra mega-compra china recorren los pasillos de San Siro hace tiempo, por ahora parece que la espalda de el dueño de Mediaset es lo suficientemente grande como para mantener a su querido equipo en manos italianas. Como a il Bello más le gusta.

Un mercado sin techo

En 2011, el autor de este artículo asistió a un partido de primera división en el que el Nanchang, modesto equipo del sureste chino, presentaba la novedad de dos delanteros uruguayos en cancha. Jonathan Ramis y Diego "Viruta" Vera (hoy 9 de Independiente), aunque lejísimos de las cifras que ahora reciben las mega estrellas, aún así veían al final de cada mes cheques de cinco dígitos en dólares que los hacían despegarse con amplitud. Mientras que el resto, los 22 o 23 jugadores locales de la plantilla, ganaban algunos cientos de dólares por mes e incluso vivían en la pensión del club. El resultado se veía en cada pase, en cada centro, en cada fallido descuelgue del arquero. Los chinos eran muy malos, aunque el asistente del entrenador holandés les mostrara videos del Barcelona para tratar de inculcar su filosofía de juego.

En 2013  ya se invirtieron cerca de 30 millones de dólares en fichajes, en 2014 unos 100 millones y el año pasado 168, 170 millones de dólares. Estas cifras solo representan lo pagado por las fichas de los jugadores, pero no incluye sus sueldos. Y de todas formas, ¿quién puede saber, a ciencia cierta, qué es lo que se paga, cuánto aparece en el contrato y cuánto llega nadando a los bancos del Caribe? Mientras que el fair play financiero empezó a topear los contratos y las transferencias en Europa, en China, se sabe, el dinero sigue mandando por sobre todo lo demás. Y el fútbol empezó a recorrer un camino de crecimiento irreversible. Según un reciente informe del Financial Times, el presidente del Partido Comunista Chino quiere convertir a China en una great sports nation,  que además de ofrecer vía libre para la contratación de mega estrellas supondrá el incremento de 5,000 a 50,000 escuelas de fútbol en los próximos diez años.

Según el sitio especializado Transfermarkt, este año la inversión en contrataciones se elevó a 289 millones de dólares. Por primera vez en la historia, el mayor volumen de transacciones en el mercado de pases del invierno boreal no se registró en la Premier inglesa, sino en la Super Liga China. En febrero, el multi campeón Guangzhou Evergrande compró al delantero colombiano del Atlético de Madrid Jackson Martínez por € 42 millones. El pase de Martínez rompió el récord que poco antes había marcado el club Jiangsu Suning, cuando pagó al Chelsea de Abramovich €28 millones por el pase del centrocampista brasileño Ramires. En un abrir y cerrar de ojos, otras figuras de talante mundial se mudaron a China. El delantero de Costa de Marfil Gervinho pasó de la Roma al Hebei China Fortune por €18 millones, para desbordar la cancha con Lavezzi. Ya no hace falta tener más de 35 años ni las piernas demasiado gastadas para irse a cobrar fortunas en ligas de escaso interés futbolístico como las de los Emiratos.

Parece ser que Tevéz será el próximo en sumarse a la lista. Aunque en cinco años en Inglaterra apenas aprendió a decir "hello", de seguro no le tomarán examen de mandarín para llevarse uno de los mejores contratos de la historia del fútbol

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