El reciente suceso que involucró al ex campeón Carlos Baldomir, detenido acusado de abusar sexualmente a su hija, trajo nuevamente a la memoria la historia de los boxeadores más famosos del país y sus momentos de ocasos asociados a la tragedia o las caídas en desgracia. Ringo Bonavena y Carlos Monzón, los ejemplos más resonantes.
Uno de los casos más emblemáticos de la historia del boxeo es el de Ringo, estrella entre los pesados, que fue rival de los míticos Muhammad Alí y Joe Frazier. Tuvo dinero tanto como para ser solidario con sus amigos y familiares, pero también para darse una lujosa vida entremezclado con el jet-set de Buenos Aires. En 1976 llegó su inesperada muerte a los 33 años: en un confuso episodio en un prostíbulo de Reno, Nevada (Estados Unidos), el púgil recibió un tiro desde la escopeta del custodio de un mafioso que perforó su pecho y lo mató al instante.
CARLOS MONZÓN
El boxeador más importante del país tuvo un trágico ocaso. Ya retirado, fue juzgado a 11 años de prisión por homicidio simple por el asesinato de su segunda esposa, y madre de su hijo, Alicia Muñiz tras empujarla desde el balcón. En la parte final de su condena tuvo algunas salidas transitorias para trabajar y allí se topó con la muerte: en los primeros días de 1995, falleció en un accidente automovilístico cuando viajaba por las rutas de Santa Fe.
RODRIGO "LA HIENA" BARRIOS
La Hiena apareció como un boxeador mediático que prometía cubrir la sangría de exitosos luchadores en el país a base de buenos triunfos. Campeón Mundial Superpluma, perdió el título por no dar el peso y su carrera entró en un declive que decantó en un confuso accidente en 2010 en el que perdió la vida una mujer embarazada. Fue condenado a cuatro años de prisión y ocho año de inhabilitación para conducir un cualquier vehículo.
El campéon mundial de los mediopesados, que varias veces conmovió al mítico Luna Park, tuvo un trágico desenlace cuando empezaba a analizar el retiro de los cuadriláteros tras 13 defensas. A fines de 1980, mientras comenzaba a coquetear con el automovilismo, su otra gran pasión, fue atropellado por otro participante tras abandonar en la primera carrera de su vida. Fue en el circuito de la ciudad de 25 de mayo, cuando el Dodge de Antonio Lizeviche –de quien era acompañante– tuvo un desperfecto en el Turismo de Carretera y ambos caminaban por el costado del asfalto. Tenía 31 años.
Fue uno de los boxeadores más populares de Argentina y de los preferidos de Juan Domingo Perón –autor de la mítica frase: "General, dos potencias se saludan"–. Estuvo en contra de la dictadura militar y ésta devolvió la acción quitándole la licencia para pelear. Así y todo, se subió al cuadrilátero en distintos puntos del país siempre a estadio lleno; hasta que terminó detenido. Lentamente comenzó a sufrir la falta de trabajo y volvió, como en su infancia, a vivir en una villa miseria. Tras buscar ganarse unas monedas vendiendo muñequitos en las inmediaciones de la cancha de Independiente, intentó subirse al colectivo pero sus piernas le fallaron por su estado de ebriedad. Las ruedas lo pasaron por encima y murió dos días después, cuando apenas tenía 38 años.
Otro campeón del mundo caído en la desgracia por su incorrección. Ocupó tantas portadas deportivas como tapas policiales por su adicción desde joven a las drogas. El propietario del cinturón mundial de los superligeros, hijo de una casa sin carencias y padres presentes, estuvo preso en la cárcel de Batán por una investigación por posesión de drogas y murió en 1997 en la absoluta pobreza. Tenía 41 años cuando lo venció un tumor nasal y la meningitis.
PASCUAL PÉREZ
El primer gran campeón que dio nuestras tierras vivió una de las tantas parábolas que marcan al mundo del boxeo. De orígenes humildes, a la cima del mundo. Del pico del planeta, nuevamente a la chocante realidad. Sin escalas. Una separación, la depresión pos retiro y el engaño de algunos representantes lo obligaron a trabajar como empleado municipal hasta su muerte, a los 50 años.
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