No sabía dónde esconderse. Esta vez no solo Argentina perdió otra final, sino que él mismo falló un penal en otra definición desde los doce pasos.
Cuando Francisco Silva anotó el suyo y dio la victoria a Chile en la Copa América Centenario, Lionel Messi salió caminando lentamente hacia un costado de la cancha y se sentó en el banco de suplentes. Se lo veía tan solo como a lo largo de un partido en el que una Argentina mezquina no pudo aprovechar el hecho de quedar con un hombre de ventaja y dejó aislado al astro del Barcelona, que lo ha ganado todo con su club pero no logra levantar un trofeo con su selección.
Después que Sergio Romero atajó el penal del chileno Arturo Vidal, Messi realizó el primer disparo de Argentina. El artillero mandó su tiro a las nubes, justo a una sección teñida de rojo por las camisetas de hinchas chilenos.
Once años y 113 partidos desde su debut con Argentina en 2005, Messi sigue sin poder conquistar una copa con la camiseta albiceleste.
Parecía que esta vez Argentina quebraría el maleficio. Ganó todos sus encuentros cómodamente y había doblegado incluso 2-1 a Chile en su debut.
Pero toda la superioridad que mostró ante rivales inferiores desapareció en la final contra Chile, que resistió el mejor arranque de Argentina, no se amilanó cuando quedó con un hombre menos por la expulsión de Marcelo Díaz a los 28 minutos, tras dos amonestaciones por faltas contra Messi, y se agigantó cuando Marcos Rojo se hizo echar al final del primer tiempo por una fuerte falta contra Arturo Vidal.
De nuevo en igualdad numérica, Chile se adueñó del partido.
Messi no tuvo con quién jugar. Gonzalo Higuaín estuvo muy desconectado de sus compañeros arriba y desaprovechó una ocasión dorada en el primer tiempo, al tirar desviado luego de enfrentar mano a mano a Claudio Bravo en la ocasión más clara de gol que tuvo Argentina.
El rosarino, vencedor de ocho ligas y cuatro Copas del Rey en España, de cuatro Ligas de Campeones y de tres mundiales de clubes con Barcelona, trató de echarse el equipo al hombro y ensayó numerosas patriadas encarando solo a varios rivales. Casi siempre fue derribado y no generó peligro.
Tuvo dos tiros libres, pero uno fue mansamente a las manos de Bravo, su compañero en Barcelona, y el otro se desvió en la barrera.
Fue la cuarta final que perdió Messi con Argentina y la tercera consecutiva, algo inusitado en un jugador que ha ganado cinco Balones de Oro y es considerado el mejor futbolista del mundo y uno de los mejores de la historia, si no el mejor.
Previamente había perdido las finales de las Copas América de 2007 (ante Brasil) y el 2015, y la de la Copa Mundial de 2014 ante Alemania. En ninguna de ellas anotó un gol. Durante la Copa América Centenario jugada en Estados Unidos, Messi marcó cinco tantos y quedó como el jugador que más goles ha anotado con la selección argentina, con 55, uno más que Gabriel Batistuta.
Eso difícilmente sea un consuelo. Más de una vez Messi ha dicho que cambiaría todos sus honores individuales por un título con Argentina.