El comienzo de la era Biden: la competencia con China y las relaciones con América Latina

La competencia estratégica con el gigante asiático condicionará la política exterior de Joe Biden, que deberá repensar los vínculos con una región tironeada por los intereses de Washington y Pekín.

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El comienzo de la era Biden: el anunciado retorno al multilateralismo, tan denostado por la administración Trump, no será una tarea sencilla para el demócrata. Foto: AFP.
El comienzo de la era Biden: el anunciado retorno al multilateralismo, tan denostado por la administración Trump, no será una tarea sencilla para el demócrata. Foto: AFP.

El anunciado retorno al multilateralismo, tan denostado por la administración de Trump, no será una tarea sencilla para el gobierno de Joe Biden. Las tensiones con China obligarán a Washington a ensayar un delicado equilibrio entre el pragmatismo y la agenda de valores y derechos humanos que los demócratas han proclamado durante la última campaña electoral en EE. UU. Convocados por DEF, cuatro académicos argentinos analizan la agenda global y hemisférica del nuevo inquilino de la Casa Blanca.

EL REGRESO A UNA AGENDA MULTILATERAL

Por Ariel González Levaggi, director del Programa de Estudios sobre EE. UU. de la Universidad Católica Argentina (UCA)

Luego de su victoria electoral, Joe Biden anunció que EE. UU. había regresado (“America is back”). Su administración, que acaba de iniciarse, va a marcar una clara diferenciación en materia de política exterior respecto de la de su antecesor, aunque también se prevén algunas continuidades.

Biden se encuentra con un mundo muy diferente del que dejó Barack Obama a Donald Trump en 2016. La marca distintiva del escenario internacional es la competencia estratégica y tecnológica entre Washington y Pekín, además de las tensiones con Moscú. La reconstrucción de la confianza con los aliados europeos y la OTAN, junto con la profundización de los mecanismos de cooperación en el espacio del Indo-Pacífico, serán instancias claves para el desarrollo de un esquema de contención frente a la actividad china.

Asimismo, una serie de temas estarán en el centro de la agenda global, como el cambio climático, que marcará el regreso de Washington al Acuerdo Climático de París y la apuesta a un multilateralismo selectivo frente al desafío de la recuperación posterior al COVID-19. En el plano latinoamericano, las prioridades serán los temas de seguridad y desarrollo en el triángulo México-Centroamérica-Caribe, entre los que destaca la reanudación del proceso de normalización de las relaciones con Cuba iniciado por Obama.

En América del Sur, las prioridades estarán centradas en la búsqueda de una salida demócrata para Venezuela y en sortear una complicada agenda con Brasil, dada la escasa afinidad política con el gobierno de Jair Bolsonaro y las preocupaciones sobre la deforestación en la Amazonia.

¿UN EQUIPO UNIPOLAR PARA UN MUNDO MULTIPOLAR?

Por Fabián Calle, analista internacional y magíster en Relaciones Internacionales por la Universidad de Bologna

"Cabe esperar que Biden y su equipo sepan entender claramente el cambio sustancial del ambiente internacional en contraste con el ya pasado momento unipolar", dice Calle. Foto: Fernando Calzada.
"Cabe esperar que Biden y su equipo sepan entender claramente el cambio sustancial del ambiente internacional en contraste con el ya pasado momento unipolar", dice Calle. Foto: Fernando Calzada.

En su mayoría, los futuros funcionarios de la administración de Joe Biden se enmarcan en la corriente de las Relaciones Internacionales denominada “internacionalismo liberal”.

En su reciente libro La gran desilusión, John Mearsheimer destaca cómo este tipo de pensamiento tuvo un peso decisivo en la conducta de Washington a partir del inicio de la unipolaridad derivada del colapso de la Unión Soviética. Fueron unos 20 años en los que la hiperpotencia americana contó con márgenes de maniobra nunca vistos en la historia.

En la visión de Mearsheimer, esa inédita libertad de acción en el plano estratégico llevó a EE. UU. a impulsar ambiciosos planes, como la extensión de la OTAN hacia el este, o el inicio de guerras e imprudentes cruzadas democratizadoras en Medio Oriente; todo ello, acompañado por una inadecuada estrategia frente al desafío que representaba el constante ascenso de China en sus capacidades económicas, tecnológicas y militares.

En resumen, la unipolaridad dio el espacio suficiente para grandes errores que, en su acumulación, derivaron en el aceleramiento del avance hacia un escenario de características más multipolares. Si algo vale destacar de la gestión de Donald Trump es su rechazo a este ideario liberal internacionalista que terminó por cimentar la rebelión populista y nacionalista, que le permitió a Trump derrotar al establishment republicano, primero, y a Hillary Clinton, después.

Cabe esperar que Biden y su equipo sepan entender claramente el cambio sustancial del ambiente internacional en contraste con el ya pasado momento unipolar.

AMÉRICA LATINA Y LA COMPETENCIA ESTRATÉGICA GLOBAL

Por María Lourdes Puente Olivera, politóloga y directora de la Escuela de Política y Gobierno de la Universidad Católica Argentina (UCA)

Joe Biden va a encontrar un mundo más desordenado que el que existía en los años en los que ocupó la vicepresidencia de EE. UU. (2009-2017). Aunque su prioridad estará en el ámbito doméstico, la nueva administración cree que los intereses de Washington estarán mejor resguardados si participa del orden global. Los demócratas, a su modo, van a jugar en el mundo con más profesionalidad y determinación, y esa noticia será buena o mala según comulguemos o no con los intereses de Washington.

"Aunque su prioridad estará en el ámbito doméstico, la nueva administración cree que los intereses de Washington estarán mejor resguardados si participa del orden global", sostiene Puente Olivera. Foto: Fernando Calzada.
"Aunque su prioridad estará en el ámbito doméstico, la nueva administración cree que los intereses de Washington estarán mejor resguardados si participa del orden global", sostiene Puente Olivera. Foto: Fernando Calzada.

Hay que señalar dos alertas que requerirán, en el caso latinoamericano, trabajar con países que tengan intereses convergentes. Uno es el capítulo comercial, en el que habrá que evitar que las cláusulas de protección laboral y medioambiental en los acuerdos se conviertan en mecanismos que impidan a nuestros países el ingreso a nuevos mercados. El otro es el capítulo multilateral: la vuelta de Biden al mundo puede significar un fortalecimiento del multilateralismo o un mundo cooptado por la competencia estratégica de los dos colosos, EE. UU. y China.

El anuncio de la convocatoria por parte de EE. UU. a la conformación de una gran coalición para la defensa de la democracia, la libertad y los derechos humanos puede leerse como la intención de llevar la competencia estratégica con China al campo ideológico. Nuestros intereses están cruzados, y nuestra vocación de autonomía pide no someternos a una potencia. Que nos “obliguen” a definirnos no es una opción que convenga a nuestros intereses.

Para el mundo que viene, es más importante reconocer cuáles son nuestros intereses para buscar socios que nos ayuden a navegar en esta oscilación entre la bipolaridad y la multilateralidad que asoma.

LAS PRIORIDADES DE BIDEN PARA UNA REGIÓN CONVULSIONADA

Por Raquel Pozzi, analista internacional e integrante del Centro de Investigación en Derecho Internacional e Integración Regional (CIDIIR) de la Universidad Nacional de Mar del Plata.

China: las tensiones con el país asiático obligarán a Washington a ensayar un delicado equilibrio entre el pragmatismo y la agenda de valores y derechos humanos que los demócratas han proclamado durante la última campaña electoral. Foto: AFP.
China: las tensiones con el país asiático obligarán a Washington a ensayar un delicado equilibrio entre el pragmatismo y la agenda de valores y derechos humanos que los demócratas han proclamado durante la última campaña electoral. Foto: AFP.

La llegada al poder de Biden impacta, sin dudas, en América Latina. Los principios y objetivos de los demócratas en política exterior hacia la región irrumpirán, de manera proactiva, en lo que respecta al liderazgo de EE. UU. y la reparación de la confianza y la credibilidad resquebrajada en tiempos de Donald Trump. Sin embargo, el actual escenario en esta parte del mundo es ecléctico, y la aplicación de una diplomacia multidimensional, basada en la cooperación, exigirá remodelar algunos de los objetivos prioritarios, como la lucha contra el cambio climático y el fortalecimiento de las democracias, lo que calmará la ansiedad de algunos líderes regionales y encenderá las alarmas de otros.

Estos objetivos prioritarios se tornan una amenaza al statu quo de mandatarios que se mantienen en el poder con precarias democracias y con sistemas burocráticos autoritarios. Los valores y los derechos humanos, como principios restaurados de la nueva moral que propone Biden, serán factores selectivos en las alianzas de EE. UU. con países que operen dentro del esquema de respeto mutuo para reforzar las ventajas competitivas que disminuyan, a su vez, la presencia de China en la región.

El factor relevante para que América Latina se convierta paulatinamente en una de las prioridades en la agenda de la política exterior de Biden será desactivar el legado de Trump, aplicando una diplomacia hiperactiva en una zona del mundo que se caracteriza por sus profundas asimetrías.

* Esta nota fue producida por un miembro del equipo de redacción de DEF.

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