En el marco de las Naciones Unidas, la Agenda 2030 para alcanzar la sustentabilidad habla de la importancia de no dejar a nadie atrás a la hora de avanzar hacia el futuro. En este sentido, en un evento sobre Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), el director ejecutivo de la Fundación Criteria, Mauricio Fernández Funes, se refirió al valor que adquiere la fuerza de las personas a la hora de pensar en los próximos 10 años. “En el llamamiento que hizo en el mes de septiembre de 2019, el secretario general de la ONU distinguió tres niveles: el de los líderes mundiales, el de las naciones y el de las personas”, concluía el experto.
Marta Lescano, especialista en educación, llegó a ser directora de una escuela de la localidad de Zárate, en la provincia de Buenos Aires. Allí convivió con diferentes problemáticas que la llevaron a pensar más allá de las aulas. Sin embargo, había algo que estaba fallando a nivel comunidad. Por eso, ella y su marido decidieron crear a la Fundación FEPAIS (Fuente Educativa para la Integración Social), una organización que, con base en los ODS, busca acompañar a las instituciones educativas, las comunidades y las organizaciones sociales a través de propuestas participativas para la formación en valores. DEF dialogó con ella sobre la importancia de las escuelas a la hora de pensar a corto y mediano plazo sobre cómo queremos llegar a 2030 en materia de sostenibilidad.
-¿Cómo trabaja FEPAIS?
-Nosotros trabajamos en educación para la convivencia. Lo hacemos escuchando, evaluando las necesidades y trabajando para lograr algo juntos. Todos los valores que implica la convivencia se ponen en juego en una acción concreta.
A partir de esa enorme diversidad, nosotros aprendimos que el modo de trabajar debe ser a través de un diálogo multidisciplinario y, a partir de esa unión, es que se crean alianzas. De eso se trata la convivencia. Es maravilloso porque en ese encuentro se van descubriendo los propios valores y se pone en juego la humanidad de las personas.
-¿Por qué decidieron crear la fundación?
-Mi formación inicial fue en literatura, pero cuando me tocó ser directora me di cuenta de que era necesario ampliar mi conocimiento hacia otras ciencias, y así colaborar con otras disciplinas. Cuando empecé a trabajar en las escuelas, me fui dando cuenta de que el área del lenguaje era muy importante, pero que había otras cosas que hacían a la educación. Una de ellas era poder integrar a las familias a los establecimientos escolares. Fue entonces cuando tomé conciencia de que ellos no tenían mucha información, así que empecé a trabajar con la comunidad de Zárate.
También pude observar la violencia que había en las escuelas, algo que me perturbó y asustó. Pero me di cuenta de que era algo que venía del afuera. Se trataba de una desconexión entre las comunidades y sus necesidades. Por ejemplo, como capacitadora, una vez pude notar que un alumno que había quemado un aula no tenía útiles para escribir y tampoco sabía hacerlo. Ese chico estaba frustrado porque tendría que haber estado escribiendo y no podía hacerlo. Ahí me dediqué a pensar cómo podía hacer para trabajar con eso. Finalmente, con mi marido fundamos FEPAIS.
-Como especialista en educación y promotora de los ODS, ¿pensás que es factible incluir una perspectiva sostenible en las aulas?
-Hay una educación que puede transformarse, quizá a través de la comprensión de los ODS. Estos 17 objetivos se entrelazan con los derechos humanos y, uno de los derechos de ese niño que mencioné, por ejemplo, es ser feliz, estar integrado y, además, no sufrir ni racismo ni violencia. ¿Cómo podemos hacer para que eso pueda volcarse en una planificación? Los ODS logran no solo cuidar el ambiente, sino también a los ciudadanos para que puedan desarrollarse en forma sostenible, con el tiempo, y sustentable, en relación con el medioambiente.
La prosperidad, la paz y poder trabajar en forma conjunta es algo fundamental. Pero para lograrlo también se necesita que las personas tejan alianzas, sin eso, no es posible.
-Uno de los objetivos se refiere a la educación…
-La educación para el desarrollo sostenible está alineada con el cuarto de esos objetivos, que propone garantizar una educación inclusiva, equitativa y de calidad, además de promover oportunidades de aprendizaje para todos. En este marco, se busca que, para 2030, los alumnos adquieran conocimientos teóricos y prácticos para promover este tipo de desarrollo. Desde FEPAIS, hacemos hincapié en ese aspecto, porque eso implica tener en cuenta un ambiente no solo sostenible, sino también sustentable, y porque, además, se relaciona con la paz, con la diversidad cultural, con los derechos humanos y con la equidad de género.
Entonces, encontramos en ese marco lógico un espacio para sostener todas las prácticas que llevamos adelante. Una vez que uno comprende la lógica, hay que empezar a actuar para lograr transformaciones concretas.
-¿Es posible lograr una educación de calidad, tal como la planteás, de cara a 2030?
-Cuando tenés claro hacia dónde vas, es más fácil buscar soluciones y estrategias concretas para que, acorde al momento, se puedan generar iniciativas de mejora y lograr mayor prosperidad, más salud y mejor ambiente. Pero hay que generar el intercambio con otros.
Por ejemplo, nosotros nos conectamos con la tribu de los masai, en Kenia. Junto con un artista plástico, Gonzalo Álvarez, trabajamos un proyecto. En ese intercambio de diversidad cultural, también participa una escuela de Salta. Los niños argentinos les enseñaron a los masai a jugar a la payana: en un principio, la tribu se negó, porque debían utilizar piedras, elementos que son de la tierra y que ellos no estaban habilitados a tomar. Finalmente, propusieron jugar con una especie de limones de un árbol, que caían al suelo. En ese intercambio, se dio la unión entre culturas y, por supuesto, un aprendizaje. Eso es educación en desarrollo sostenible. Es una concepción que logra que la comunidad deje de focalizarse en lo negativo para poder transformarse, quizá desde preguntas como: ¿qué quisiéramos que pasara?, o ¿cómo cambiarlo poco a poco?
La educación y la riqueza de la diversidad
-Se busca universalizar los saberes y, a veces, no se valoran los conocimientos que poseen las distintas comunidades…
-Exacto. Se trata de diversidad; no tenemos que ser iguales. Hay que valorar al otro en su inmensidad y enorme cantidad de saberes. Yo me admiro con las comunidades, porque descubro personas que saben muchísimo. Por ejemplo, hemos trabajado con algunas de ellas en Córdoba, donde hay personas que conocen qué es lo que cada árbol ofrece que pueda ser beneficioso para nuestra salud. Esa mirada integral del ser humano con la naturaleza y otros seres ocurre en espacios de diálogo y de encuentro, donde hay una búsqueda por resolver y crear de manera conjunta.
-Con la mayoría de la población viviendo en centros urbanos, ¿es posible pensar en aulas donde se tengan en cuenta ese tipo de conocimientos?
-Sí. Hay que adoptar un modelo con una mirada más amplia. Por ejemplo, yo trabajé durante muchos años en Zárate. Como paseo, con todos los cuidados que uno toma cuando es docente, visitábamos el puerto con los niños. Los alumnos pudieron ver cómo se arrojaban los residuos directamente al río Paraná. Fue un aprendizaje, porque los chicos conocieron qué le pasaba al río cuando se tiraban esos desechos. Así que decidieron hacer una carta dirigida al intendente; tuvieron que aprender a elaborar una carta formal y conocieron las maneras de dirigirse a las autoridades. Finalmente, pudieron hablar con él y, así, también aprendieron sobre ciudadanía.
Nosotros tenemos que ir construyendo los caminos. Hay que salir de la escuela y aprender a estar en comunión con el entorno. Desde la ciudadanía, se tienen que construir esos espacios de cambio. Es una concepción en la que la naturaleza, las personas, la unión y la transformación forman parte de la educación.
-Así como lo explicás, el cambio parece factible
-A mi modo de ver, la educación está vinculada a los ODS, porque lo que se pretende es que haya un desarrollo sostenible y sustentable vinculado a las personas y a la paz. Considero que hay que transmitirles a los ciudadanos y organizaciones que esto supone habilidades, valores y acciones. No se trata solo del ambiente.
Buscamos que haya sostenibilidad y sustentabilidad en las escuelas. Nosotros, desde FEPAIS, proveemos esa formación con nuestros promotores ambientales comunitarios. Lo que más queremos es que las comunidades se encuentren en etapas innovadoras y transformadoras.
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