En 2015, Naciones Unidas lanzó los Objetivos de Desarrollo Sostenibles (ODS), que consisten en 17 metas orientadas a poner fin a la pobreza, luchar contra la desigualdad social y mitigar los efectos del cambio climático. En ese contexto se enmarca el llamado a la “década de acción” por el planeta realizado por la ONU antes del estallido de la crisis del coronavirus. En ese marco, se desarrolló la primera conferencia internacional titulada “Nuevas Metas en Objetivos de Desarrollo Sostenible”, organizada por la Fundación Mayéutica, presidida por el doctor Roberto Carlos Espinosa, y el Colegio de Abogados de la Ciudad de Córdoba. En ese foro, el director ejecutivo de Fundación Criteria, Mauricio Fernández Funes, recordó: “Al hablar de la década de acción, recuerdo el llamamiento que hizo el secretario general de la ONU en septiembre de 2019, antes de la pandemia. Un llamado que surge del claro cálculo de que habíamos consumido cinco años y que quedaban solo diez para llegar a 2030, feche establecida para el cumplimiento de los ODS”.
“Construyendo modelos inspiradores. La fuerza de las personas para la década de acción” fue el título del encuentro. “En el llamamiento que hizo en el mes de septiembre, el secretario general de la ONU distinguió tres niveles: el de los líderes mundiales, el de las naciones y, finalmente, en un tercer nivel y como sustento de los mencionados, el de las personas. Sujetos que, en una adaptación de los dichos de la Madre Teresa de Calcuta, son personas ordinarias decididas a hacer cosas extraordinarias”, concluyó Fernández Funes. En ese espacio, el director ejecutivo de Criteria presentó a un grupo de profesionales y especialistas, integrantes del Círculo de Líderes para el Desarrollo Sostenible, que, desde sus lugares de trabajo, tanto en el sector público como en el ámbito privado, buscan incorporar una perspectiva verde.
Los ciudadanos, actores clave para el cambio
“Mi compromiso con los ODS llegó a través de mi desarrollo personal. Mi currículum es pura superación y esfuerzo”, confesó Juana Santillán, empresaria multisectorial y asesora de emprendedores, quien confesó que cada día, al irse a dormir, se sentía tan cansada que pensaba que quizás al día siguiente ya no podría levantarse. Sin embargo, lograba sobreponerse y lo hacía con mayor actitud y energía para crear cotidianamente un mundo mejor. “¿Por qué doy este ejemplo de superación y desarrollo personal? Quiero referirme al cuarto objetivo de desarrollo sostenible: la educación de calidad. Para llegar a la Agenda 2030, necesitamos lograr esa meta para que la población pueda salir de la pobreza”, explicó.
En ese mismo sentido, se expresó la consultora psicológica y organizacional Giselle Martínez. “La dignidad es aquel valor en el que el ser humano se siente respetado por sí mismo y por los demás. Si empezamos desde nosotros, vamos a poder ayudar al resto. Debemos comprometernos como líderes, desde adentro hacia afuera”, sintetizó Martínez a la hora de recuperar la importancia del tercer ODS, entrado en el bienestar y en la salud.
´¿Por qué doy este ejemplo de superación y desarrollo personal? Quiero referirme al objetivo de desarrollo sostenible de lograr una educación de calidad. Para llegar a la Agenda 2030, necesitamos lograr ese objetivo para que la población pueda salir de la pobreza´, indicó la empresaria Juana Santillán.
A su turno, la especialista en diálogo interreligioso y voluntariado, Analía Chit Neil, rescató la importancia del compromiso individual a la hora de pensar en un cambio. En ese sentido, rescató el papel que ocupa el voluntariado, factor que, además, es transversal a todos los ODS: “Es saludable para quien lo recibe y doblemente saludable para quien lo brinda. Todos tenemos un tiempo para dedicar a nuestro propio crecimiento. La edad no tiene límites. Se puede hacer de forma eficiente, trasladando nuestras limitaciones al voluntariado al que vamos a recurrir, de acuerdo a nuestras posibilidades y gustos”, sostuvo Chit Neil, al tiempo que detalló que este tipo de actividad se puede hacer de manera virtual o telefónica si los interesados no tienen movilidad. “Vamos a tener que dedicar nuestro tiempo, que es algo que no vamos a recuperar. Así que estaremos dando algo valiosísimo para quien lo recibe”, cerró.
El Estado, promotor del cambio
Sabrina Corbacho, titular del Club de Ciencias Políticas y coordinadora, en Buenos Aires, de la ONG “Ladies of Liberty Alliance”, que cada individuo tiene la capacidad y el poder de generar impacto en el entorno. Luego, detalló que los ODS ponen en el centro a las personas, quienes podrán conseguir una meta según su expertise y, así, generar impacto en los demás objetivos. Por otro lado, indicó, el sistema democrático pone en el centro a los individuos y su libertad; los pone en pie de igualdad ante la ley, en un marco de respeto, tolerancia, diversidad y libertad, valores que, a su vez, van a alimentar los ODS al colocar a las personas como protagonistas de sus acciones y motivarlas para retroalimentar el sistema democrático.
Se refirió, puntualmente, a dos ejes prioritarios: “Por un lado, tenemos el conocimiento histórico para saber dónde estamos posicionados y por qué estamos donde estamos. Por otro lado, está la libertad de expresión, que es aquella que nos va a permitir intercambiar información, conclusiones y soluciones para las metas en conjunto. Además, necesitamos personas que puedan acceder a las herramientas para el conocimiento, como la educación. Eso nos va a permitir exigir sociedades y gobiernos que consideren los derechos individuales una prioridad. Mi deber y el de mi generación es defender la democracia y esos valores que hacen que cada uno pueda hacer su aporte a la sostenibilidad, generar más resiliencia y así crear un ciclo infinito”.
Por su parte, el abogado y licenciado en Relaciones Internacionales, Gustavo Semería, se refirió al crecimiento de la población y a las migraciones: “La creciente población del planeta genera una presión sobre el medioambiente, lo que impacta en el cambio climático porque afecta las cosechas, genera sequías, desertifica los suelos, genera competencia por los recursos y, como consecuencia, provoca conflictos y guerras que, concomitantemente, conllevan desplazamientos y migraciones hacia países desarrollados que no están dispuestos a abrir sus puertas de manera indiscriminada”.
Semería aludió, además, a una serie de posibles nuevas metas a la hora de pensar en los ODS. Por un lado, la planificación familiar: para el experto, se requieren campañas de concientización y educación. Por otro lado, las migraciones, que deberían pasar a convertirse en fenómeno voluntario y no en la vía de escape a condiciones de vida desesperante, como ocurre hoy en muchas partes del planeta. “Para ello, la comunidad internacional tiene que cumplir un rol de relevancia en los programas de pacificación y estabilización en aquellas áreas que viven permanentemente en conflicto o en crisis económicas crónicas”, especificó, al tiempo que sostuvo que, para ello, y de acuerdo a lo que se consignó en la Cumbre Mundial del 2005, hay que fortalecer la responsabilidad de proteger, basada en tres pilares: la obligación de cada Estado de cuidar a sus poblaciones, la responsabilidad de la comunidad internacional de ayudar a esos Estados para que resguarden a las poblaciones y, por último, la responsabilidad de la comunidad internacional para proteger directamente a las poblaciones cuando resulte evidente que los Estados no tienen capacidad de hacerlo. “Estos temas deberían ser puestos en la agenda siempre bajo parámetros humanitarios y democráticos. Debemos actuar ya porque no queda mucho tiempo”, finalizó Semería.
´Mi deber y el de mi generación es defender la democracia y esos valores que hacen que cada uno pueda hacer su aporte a la sostenibilidad, generar más resiliencia y así crear un ciclo infinito´, puntualizó Sabrina Corbacho.
En su intervención en el foro, Jimena Seoane, diseñadora industrial y gerente en sostenibilidad del grupo Advance, propuso repensar la década de acción desde la perspectiva del sector privado. “Estamos frente a una situación crítica”, advirtió, al tiempo que explicó que hoy tan solo un 48 por ciento de las compañías dicen implementar acciones sostenibles en sus operaciones, cuando, tiempo atrás, el porcentaje era mucho mayor. “El sector privado se encuentra en un estado de inercia, que significa la incapacidad de los cuerpos de modificar su estado de reposo o de movimiento. Esa incapacidad de salir por sí solos de dicho estado es una de las barreras principales del sector privado y de las empresas”, agregó.
Para Seoane, es fundamental trabajar de forma urgente a través de la sinergia y de alianzas para cambiar el planeta. “El reporte del año pasado de la ONU manifiesta que el mundo se encamina hacia un aumento de la temperatura de 3,9 grados centígrados hacia finales del siglo; esa cifra está lejos del umbral de grado y medio que necesitamos para limitar los peores impactos del cambio climático. De tal gravedad es la situación que debemos reducir las emisiones un 45 por ciento para 2030 de modo de evitar tan solo algunos de los peores resultados. Estamos en tiempo de descuento”, señaló.
´El reporte del año pasado de la ONU manifiesta que el mundo se encamina hacia un aumento de la temperatura de 3,9 grados centígrados hacia finales del siglo; esa cifra está lejos del umbral de grado y medio que necesitamos para limitar los peores impactos del cambio climático´, advirtió la experta en sostenibilidad Jimena Seoane
Una mirada social e interreligiosa
Un papel no menor en este debate sobre la protección de nuestro ecosistema le cabe al ámbito de la fe, desde los distintos credos. “En su inmensa mayoría, las religiones difunden el cuidado del medioambiente, considerado una creación de Dios o, como lo describe el Papa Francisco, el cuidado de la casa común. Esto plantea una sinergia extraordinaria. Quienes tenemos fe, tenemos la obligación de utilizar las pautas de los diferentes credos como herramientas a favor del medioambiente”, expuso Nahir Fuas, docente, empresaria y articuladora de acciones interreligiosas y sociales, al detallar que el 85 por ciento de la población del mundo afirma que profesa una fe religiosa.
En ese sentido, Fuas citó la Declaración Islámica sobre el Clima, celebrada en Estambul en el año 2015, para retomar la idea de que, si bien somos una parte minúscula del orden divino, tenemos la oportunidad de generar un cambio de conciencia a fin de tratar al planeta con cuidado y con la devoción de su creador. “Suponemos que los recursos que tenemos son infinitos e inagotables. ¡Cuán egoístas somos al no pensar ni siquiera en nuestros hijos!”, reflexionó la experta.
Finalmente, la comunicadora y fundadora de la ONG “Acercando Naciones”, Patricia Pitaluga, convocó al compromiso por los más vulnerables, excluidos y olvidados. “Todo está conectado en diferentes grados y formas; un pequeño cambio puede marcar la diferencia”, sostuvo. Para ella, “ese despertar de conciencia es algo que no se puede explicar, simplemente ocurre, como un acto de fe. Yo creo que, en esta década de acción, es efectivo trabajar internamente. Para eso, hacen faltan modelos inspiradores, como los de las fundaciones Mayéutica y Criteria, o simplemente de personas que asuman en forma independiente el compromiso. Solo así podremos hacer posible que el cambio ocurra y que tenga un efecto multiplicador”.
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