Argentina y el crecimiento, Argentina y los dólares, Argentina y las exportaciones. Argentina y uno de sus dilemas (casi) existenciales: ¿cómo es posible consolidar una matriz productiva que le permita hacerse de divisas extranjeras, y que a su vez ayuden a conseguir un desarrollo sostenido? Sobre esta pregunta que parece demasiado amplia, la provincia de Mendoza trabaja desde hace 24 años y pareciera haber empezado a encontrar un principio de respuesta.
En pleno 1996, a dos años de la crisis regional causada por el Efecto Tequila y en los albores de la segunda presidencia de Carlos Saúl Menem, el gobierno mendocino fundó ProMendoza, un organismo creado en conjunto con la Unión Comercial e Industrial, la Bolsa de Comercio y la Federación Económica locales, para acompañar a las pequeñas y medianas empresas en materia de comercio exterior. En la actualidad, y a poco de haber regresado de una misión exitosa en China, la institución –que cuenta con capitales públicos y privados– tiene el objetivo de alcanzar los 2000 millones de dólares en exportaciones.
“En el ‘96 la provincia aportaba 400 millones de dólares, de los cuales 200 eran de petróleo y gas, y los otros 200 de vinos y alimentos en general. Hoy, estamos en 1550 millones”, dice Fernando Urdaniz, gerente general de ProMendoza, y agrega que supieron alcanzar su pico máximo de recaudación entre 2008 y 2009, cuando llegaron a los 1800 millones. Urdaniz, que estuvo desde los inicios del proyecto que hoy ya se convirtió de una política de Estado, explica que para intentar llegar al objetivo trabajan con distintos sectores de la economía que van desde el sector vitivinícola hasta el de la industria metalmecánica.
Mendoza no es la única que trabaja con este modelo. En 1998, Córdoba inició un esquema similar, un poco más perfeccionado y con mayor presupuesto. En el presente, Salta, Catamarca, San Juan y San Luis son algunas de las provincias que también adoptaron o están por adoptar esta idea de agencia que apueste al crecimiento del sector PyME. Según algunos especialistas, esto mismo ya se está replicando en otras partes del mundo y se comenzó a transformar en una tendencia global que posee una buena cantidad de recursos económicos, tecnología y profesionales.
Mendoza no es la única que trabaja con este modelo. En el 98, Córdoba inició un esquema similar y, hoy, Salta, Catamarca, San Juan y San Luis también adoptaron –o están por adoptar– esta idea de agencia que apueste al crecimiento del sector PyME.
Sandra Neme, dueña y directora de la consultora MDZ Wine, trabaja asesorando a medianas y pequeñas empresas en todo lo relacionado al comercio exterior. “Mi función es hacerles llegar a ellos las herramientas con las que cuentan desde el sector público, que incluyen desde créditos a asesoramiento, entre otras cosas”, comenta Neme, y explica que ha visto crecer a empresas que, hace 15 años, “no imaginaban convertirse en exportadoras frecuentes”.
Para Urdaniz, una de las posibles explicaciones del éxito está en la continuidad. “Esto se creó en un gobierno justicialista y ahora estamos en un gobierno radical, y así hemos pasado varias gestiones, con vaivenes, pero hemos trascendido porque fue una política de Estado”, afirma y agrega que otro de los secretos está en la capacitación y profesionalización que poseen los hombres y mujeres dedicados a la promoción de estas prácticas.
La última gira de ProMendoza por China, además de reforzar las relaciones con el gigante asiático, tuvo como principal objetivo inaugurar el hub logístico que posee Argentina en la ciudad de Shangai. Es decir, un depósito franco que garantiza que el producto –mientras se encuentre allí– no pague ningún impuesto y que ofrece la ventaja de ahorrar y optimizar tiempos de distribución.
“El nuestro es un país que en China, aún, no está reconocido como un país vitivinícola, a diferencia de Francia. Y eso es curioso porque muchos ahí toman vino francés y no saben qué es lo que están tomando. Sin embargo, hemos ganado mucha fuerza en el último tiempo y nos estamos consolidando como un territorio exótico en materia de vinos”, cuenta con orgullo el gerente de la institución mendocina.
‘Esto se creó en un gobierno justicialista y ahora estamos en un gobierno radical, y así hemos pasado varias gestiones, con vaivenes, pero hemos trascendido porque fue una política de Estado’, afirma Urdaniz.
Mucho más que vinos
“Somos el granero del mundo” y “producimos alimentos para 400 millones de personas” son dos de las frases que más repitieron los políticos argentinos durante la última campaña presidencial. Sin embargo, ninguna de las sentencias es del todo verificable y eso obliga a repensar la forma de obtener divisas de una forma que no sea la de la producción de alimentos. Tal vez sea por esto que Mendoza apuesta desde hace un tiempo a una industria con poco desarrollo y mucho potencial: la del conocimiento.
El sector, que cuenta con un importante apoyo económico y que comprende gestión y conocimiento en el campo creativo, del desarrollo de videojuegos, filmación de películas, cortometrajes, largometrajes y software, entre otras cosas, se transformó en la segunda industria de exportación y generación de empleo detrás de la vitivinícola. “Si un país o provincia quiere saltar la barrera exportadora, tiene que incorporar valor a sus exportaciones. No es solo meter vino en la botella o meter alimento en un frasco, sino crear. Crear un videojuego o película es mucho valor agregado que se genera y es donde el mundo está apuntando”, sostiene Urdaniz.
Emilio Aguiló, director de Innovación y Desarrollo Sostenible del gobierno mendocino, coordina varios programas que buscan ampliar la matriz productiva de la provincia e integrar áreas de lo que se conoce como la industria del conocimiento. “Se trata de emprendedurismo en sus diferentes fases. Por nuestra parte, nosotros nos preocupamos por incluir el concepto del triple impacto en todo el desarrollo de negocios en la provincia para que los proyectos no sólo generan un valor económico sino que también generan un valor social y ambiental”, dice.
La industria del conocimiento se transformó en el segundo sector con mayor capacidad de exportación y generación de empleo, detrás del vitivinícola.
Mediante “Mendogramers”, uno de los planes que lleva adelante la cartera de Aguiló, se intenta acercar conocimientos digitales en los estudiantes –de los niveles primarios y secundarios– para que, en caso de iniciarse en algún curso de programación eventualmente, nada de todo este universo les resulte tan extraño y que puedan insertarse al mercado laboral de manera más ágil.
“La provincia se ha involucrado mucho en este tema. Por un lado, con una línea de financiamiento del BID, creando el Plan Mendoza Tech, con el cual ya se están capacitando (con becas) a mil estudiantes en habilidades tecnológicas y de programación, por lo que vamos a tener a mil personas nuevas que se van a poder integrar al mercado de trabajo que requiera de estas capacidades”, comenta Aguiló y explica que el gobierno inyectó poco más de 1170 millones de dólares con el objetivo de potenciar el emprendedurismo.
Desde diferentes organismos gubernamentales, explican que la provincia no puede competir en forma directa con Buenos Aires pero que ya pueden empezar a mirar a Córdoba como un “potencial” rival en todo lo referido a desarrollo emprendedor y start-up’s: “La idea es convertirnos en referentes a nivel nacional y regional, ese es nuestro principal desafío: ser un hub de innovación a nivel internacional”.
Crecer, apoyar e impulsar el desarrollo educativo, comercial y productivo. Eso que suena a un slogan de campaña política es, en verdad, lo que está ocurriendo en Mendoza y en varias provincias más. ¿Es suficiente? ¿Son intentos aislados? Ambas preguntas no tienen una respuesta en lo inmediato; sin embargo, es optimista pensar en que cada vez son más los proyectos de este tipo que comienzan a multiplicarse y a ocupar lugar en la agenda de una sociedad que necesita sentir que existe una solución posible a problemas que llevan varias décadas sin resolverse.
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