Lleva dos meses en el país y su agenda diaria es intensa. La nueva embajadora de Israel en Argentina, Galit Ronen, es capaz de concretar varios encuentros protocolares con decenas de personas en un mismo día, y pocas horas de diferencia entre uno y otro. Es verdad que las agendas diplomáticas suelen ser así de agitadas, pero uno esperaría que un recién llegado se mueva con otro ritmo. “Me considero un eslabón de una gran cadena de embajadores; seguimos trabajando”, asegura.
Ronen es bióloga de profesión y conoce nuestra Región por haber prestado servicios en Perú y Uruguay con anterioridad. Presentó sus credenciales diplomáticas el 9 de septiembre pasado y reemplazó al embajador Ilan Sztulman, quien encabezó la delegación en los últimos dos años. En su diálogo con DEF, adelantó los principales objetivos de su misión, repasó la actualidad geopolítica de Israel y advirtió sobre la influencia iraní en el terrorismo global.
Usted ya estuvo en otros países de la Región (Uruguay y Perú). ¿Qué sabía de Argentina antes de llegar y qué fue lo que encontró?
Tengo que admitir que no sabía mucho más que los aspectos generales. Como el tiempo que tenemos los diplomáticos en cada lugar es limitado, apenas nos queda tiempo para estudiar en profundidad los aspectos particulares del país en el que estamos. Así fue cuando estuve en Perú y lo mismo cuando llegué a Uruguay. Es más, al poco tiempo me nombraron para desempeñarme aquí, así que comencé a estudiar para Argentina. Pero claro, una cosa es leer y estudiar sobre un país, y otra es estar efectivamente en él. Llegué al país apenas hace seis semanas, en medio de una época interesante y ocupada: primero, hubo elecciones en Israel; segundo, hubo elecciones acá; tercero, atravesamos las fiestas judías más importantes. Por eso estuve corriendo a todos lados y, lamentablemente, todavía no tuve tiempo para recorrer más e interiorizarme.
¿Qué objetivos se planteó para esta misión diplomática?
Tengo tres objetivos. Uno es el intercambio comercial. Creo que es el potencial más alto que tenemos. Los vínculos entre ambos países son muy buenos, de manera que debemos aumentar el intercambio comercial. El segundo objetivo que impulso es el apoyo a los jóvenes, porque son ellos los que están en la innovación y el emprendimiento. Y el tercer objetivo es que ¡quiero conocer el fútbol! (risas) Es que hago mucho deporte, hoy en día hago yoga y camino mucho, pero cuando era joven hacía natación, fui subcampeona de 50 y 100 metros de estilo pecho de todo Israel.
Habló de hacer crecer el comercio bilateral. ¿Cuáles son los puntos en los que son complementarios ambos países?
En casi todo. Son economías complementarias. Nosotros podemos cooperar para que muchas cosas que desarrollan los argentinos, sin dejar de hacerse en el país, se puedan hacer mejor. Por ejemplo, aquí hay una importante industria láctea. Bueno, la vaca israelí es la que da más leche en el mundo: más de 100.000 litros al año. Es 40 veces más que lo normal. Lo logramos con la tecnología de un brazalete que se le coloca al animal al que monitoreamos para saber cuándo se va a enfermar, cuándo está en su mejor momento, entre otras cosas.
Los vínculos entre ambos países son muy buenos, de manera que debemos aumentar el intercambio comercial.
¿Recuerda algún caso concreto de este intercambio comercial?
Sí, recientemente la compañía israelí Golan Plastik abrió una fábrica en Mendoza en conjunto con la empresa argentina Arg Pex. También la empresa israelí Innovid compró la firma argentina Herolens, que se dedica al desarrollo de software publicitario y que fue creada por tres jóvenes emprendedores argentinos. Ese talento argentino es valorado y podemos invertir en él. Yo disiento con aquellos que dicen que la tarea del embajador es solamente que Israel venda más acá. Creo que es importante que el intercambio crezca para ambas partes. Si crece la exportación de Israel hacia Argentina, también van a aumentar las ventas de Argentina hacia Israel, porque son complementarias. De hecho, esta mañana un amigo que está en Israel me mandó fotos de un folleto de las ofertas de un supermercado, donde se promocionan cortes de vaca con el sello argentino.
Destacó el talento argentino. ¿Cómo se puede complementar con la tradición innovadora de Israel?
Por ejemplo, desde la Embajada impulsamos el galardón Israel Innovation Awards, que premia a desarrolladores argentinos de diferentes áreas con un viaje a Israel para reunirse con pares de su industria y posibles potenciadores de sus proyectos. Este año se realizó la quinta edición consecutiva. Se anotó récord de gente, pero no solo se destacó por la cantidad, sino también la calidad de los proyectos presentados. Lo hacemos junto a la Cámara de Comercio Argentino Israelí, la Bolsa de Comercio de Rosario y el Ministerio de Educación, Ciencia y Tecnología. Vamos a seguir haciéndolo. Es el camino, apoyamos a los jóvenes porque son ellos los que están en la innovación y el emprendimiento.
¿De qué manera se puede traducir ese apoyo a los jóvenes?
Por ejemplo, potenciando el intercambio académico tanto en las universidades como en los centros de formación técnica y en los think tanks, y profundizando la interacción entre instituciones educativas de todos los niveles y desde una perspectiva federal. Para mí, la mejor relación es la de la gente que conoce de primera mano, porque cuando vuelven a su país cuentan lo que conocieron y derriban mitos. Este intercambio es muy importante para mí.
Apoyamos a los jóvenes porque son ellos los que están en la innovación y el emprendimiento.
Con mirada de científico
Usted se formó profesionalmente como bióloga. ¿Cómo llegó al Cancillería israelí?
Es una larga historia. Cuando estaba escribiendo la tesis de mi maestría, mi novio cortó los anuncios de los diarios donde tenía posibilidades de trabajar, entre ellos, uno del Ministerio. Yo le dije que no tenía nada que ver con mi profesión, pero él me hizo ver que mi perfil iba bien con los requisitos. En aquella época no había tanta internet, por lo que, como había ido a buscar los formularios de inscripción lejos de casa, me sentí en la obligación de completarlos. Los presenté en la fecha límite. Rendí el primer examen, pensando que ni de casualidad podía pasarlo. Mientras, comencé a trabajar en otra cosa. Al tiempo llegó una carta con la confirmación de que había pasado y la invitación a la segunda etapa. Yo ya estaba trabajando en otra cosa y no pensaba en presentarme, pero como alguien me dijo “vos no vas a llegar a ser diplomática”, me presenté para desafiarlo. Fui a la segunda etapa como un juego, no me importaba si me aceptaban o no. Cuando volví a mi trabajo, me empecé a aburrir. Cuestión que cuando me llegó la citación a la tercera etapa, me empecé a preguntar ya de manera seria qué era lo que hacían los diplomáticos. Y me interesó mucho, pasé la tercera prueba y nunca más dejé la carrera.
¿Qué le aporta un biólogo a la carrera diplomática?
Hoy en día todas las cosas se conectan. Además, si hablamos de comercio con Argentina, tengo contactos en el mundo de la biotecnología, porque trabajé allí. Por otra parte, tengo la forma de pensar de una científica, no como jurídica. Es otra forma de abordar los temas. Sabemos que siempre hay soluciones para los problemas. De hecho, en la Cancillería israelí estuve trabajando en el Departamento de Planificación Política, que se ocupa de encontrar soluciones a problemas que todavía no existen. Uno tiene que pensar cuáles serán los problemas en el futuro para ya contar con la respuesta. Normalmente se trabajan tres alternativas de solución y se analizan cuáles serán las consecuencias de cada una.
La amenaza terrorista
Buenos Aires es uno de los lugares donde Israel recibió ataques en el mundo. ¿En qué aspectos están trabajando Argentina e Israel en temas de terrorismo internacional?
Cuando el presidente Macri habló recientemente en la ONU, parte de su discurso estuvo destinado a este tema. También el canciller hizo referencia en su alocución. Además, estamos muy felices con que Argentina haya declarado a Hezbollah como “organización terrorista”. Argentina se convirtió en un líder en la región en ese aspecto. Ya Paraguay lo hizo también, dicen que Brasil lo va a hacer, y veremos si otros países sigan esa línea.
Estamos muy felices con que Argentina haya declarado a Hezbollah como ‘organización terrorista’.
¿Por qué esa declaración es importante como símbolo para la relación con Israel?
Toda la gente de bien, todos los países de bien, deberían tener la misma meta: conseguir la paz y la tranquilidad para una mejor calidad de vida para sus ciudadanos. El terrorismo hoy es global y, hoy en día, mucho viene de Irán. Hezbollah no es otra cosa que Irán, porque es apoyado económicamente y entrenado por ese país. Si nosotros no cooperamos, los terroristas se mueven sin problema. Hoy no hay fronteras para el terrorismo, ni en el espacio “ciber”, ni en el físico. Tenemos que trabajar en la prevención.
En las últimas semanas creció al máximo las tensiones en el estrecho de Ormuz. ¿Cómo se vive en Israel este conflicto?
El terrorismo que fomenta Irán no ataca solamente a Israel, sino a otros estados, ¡incluso a estados musulmanes como Arabia Saudita! Atacó aquí, en Buenos Aires, y la mayoría de los que murieron fueron argentinos.
¿Están superadas las rispideces que surgieron entre los gobiernos de Argentina e Israel después del Memorándum con Irán?
La relación con Argentina es muy buena, pero mi trabajo es que sea aún mejor.
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