La resolución 66/290 de la Asamblea General de la ONU entiende que la seguridad humana es un enfoque "que ayuda a los Estados Miembros a determinar y superar las dificultades generalizadas e intersectoriales que afectan a la supervivencia, los medios de subsistencia y la dignidad de sus ciudadanos". El concepto engloba el derecho de las personas a vivir en libertad y con dignidad, libres de la pobreza y la desesperación; la protección y el empoderamiento de todas las personas y todas las comunidades; y tiene en cuenta los derechos civiles, políticos, económicos, sociales y culturales; entre otros aspectos. Las Naciones Unidas entienden que el mundo actual está cargado de amenazas que desestabilizan el desarrollo. Por eso pone énfasis en la prevención y la búsqueda de respuestas en un presente signado por las crisis, los conflictos, la violencia, la pobreza, las epidemias, los desastres naturales y las recesiones económicas.
Alejandro Corbacho es codirector de la Diplomatura en Seguridad Humana para el Desarrollo Sostenible, que organizan conjuntamente la UCEMA y la Fundación Criteria. El curso, que comenzará en agosto, entiende que los desafíos de este siglo exigen un fuerte compromiso social y ambiental como fundamento para la promoción de la inclusión y la dignidad humana. En ese sentido, y en diálogo con DEF, el también codirector del Observatorio de Política Exterior de la UCEMA, se refirió al concepto de "seguridad humana", su alcance e implicancias en el mundo actual, así como también a las responsabilidades del individuo como integrante de una comunidad global.
-¿Qué se entiende por "seguridad humana"?
-Es un concepto acuñado por las Naciones Unidas. Hay un artículo académico de los años 90 que plantea la necesidad de redefinir la seguridad. Con el fin de la Guerra Fría se comienza a rediscutir este tema que antes tenía una connotación básicamente militar y luego tuvo una concepción más policial, vinculada a la seguridad ciudadana. Esas eran las dos seguridades que la gente percibía. Sin embargo, el concepto fue evolucionando. Ya no era la inseguridad de una amenaza militar ‒que en la Guerra Fría era directa‒ o aquella amenaza vinculada a la seguridad ciudadana, donde el individuo podía recibir un daño o percibir situaciones problemáticas. En definitiva, la seguridad es un estado en el que uno se siente libre de amenazas. Poco a poco se fueron incorporando nuevas formas que socavan esa libertad.
-¿Cuáles fueron esas nuevas formas?
-Al globalizarse el mundo, también se globalizaron las amenazas. Aparecen las enfermedades y las pandemias. En un mundo conectado, en el que la gente viaja, tenemos que estar seguros de no ser arrasados por una epidemia, como ocurrió al término de la Primera Guerra Mundial con el brote de gripe española que llegó a expandirse por Europa, Asia y EE.UU. Se calcula que, entonces, esa cepa mató a 20 millones de personas. A principios de los años 90 se incorporó la dimensión medioambiental al concepto de seguridad. También aparecen el crimen, el narcotráfico y el consumo de drogas, fenómenos que impactan negativamente la calidad de vida de las personas. Y también se suman amenazas vinculadas con las crisis económicas. Se comienza a entender que los Estados ya no son solo responsables de sí mismos, sino también de la paz a nivel regional y mundial. Somos ciudadanos miembros de una comunidad global. Por ejemplo, muchos Estados comenzaron a participar de "misiones de paz" como una acción derivada del compromiso con el mundo. Argentina fue pionera en este tema. Con el fin de la Guerra Fría, era importante participar de estas misiones para aumentar la seguridad.
Uno ya no es responsable de su casa, de su cuadra y de su barrio; es responsable de algo más amplio.
-¿A quién se pretende proteger?
-En el fondo, queremos proteger a individuos o grupos más amplios por fuera del Estado. Y darles protección amplia y la seguridad de garantizarles el futuro. Aquí interviene el medioambiente, es complejo porque con la globalización el deterioro ambiental se acelera. Hay mercados globales, hay consumo global. Todos se quejan de la minería, pero todos los teléfonos usan litio. Es cierto que todas las actividades económicas generan externalidades, algo rompen, pero dan bienestar. Entonces, hay medidas reparadoras. También hay que tener en cuenta que los países desarrollados trasladaron sus industrias sucias a otras regiones. Entonces, el modo capitalista llevó, con la globalización, a un aumento de la destrucción del medio ambiente en lugares lejanos. El concepto de "seguridad humana" es importante porque incorpora la idea de sustentabilidad. Poder proveer de bienes y servicios, pero también proteger un contexto donde se puedan desarrollar los seres humanos de un modo correcto, con alimento, salud y factores de bienestar y desarrollo. Después de todo, la seguridad humana apunta a la dignidad y al desarrollo sostenible. Hoy los seres humanos nos estamos comiendo el futuro. Nos hemos desarrollado de un modo increíble, pero, paralelamente, hay un daño en el medio ambiente provocado por el cambio climático. La seguridad humana nos lleva a pensar de un modo amplio, comprensivo y globalizador.
-Hay sectores que están más amenazados que otros. ¿Verdad?
-Hoy hay desarrollo, hay acceso a tecnología, pero sigue habiendo una gran cantidad de exclusión de los seres humanos. La idea de este programa no es generar una revolución política sino concientizar, que exista un elemento de sustentabilidad que apunte a mejorar la calidad de vida humana. Esto es un problema que nos compromete a todos. Seguridad humana sustentable y para la dignidad. Hay que formar conciencia. Hoy existen personas que no están incorporadas, que no tienen alternativas. Por eso es necesario comprometer a la sociedad civil. Mejorando a los demás, mejorás vos también.
Hasta ahora el modelo de desarrollo era destrozar el futuro con la expectativa de que se iba a arreglar. Hoy nuestro entorno tiene que ser más inclusivo, más comprensivo.
-¿La solución a la inseguridad es responsabilidad de todos?
-El concepto de seguridad apunta a lo global, uno ya no es responsable de su casa, de su cuadra y de su barrio; es responsable de algo más amplio. Como ciudadanos somos parte de algo mayor, si hay gente que está mal, algo me va a tocar de eso, no solo a mí, sino a mis hijos. Hay que pensar en el legado a las generaciones futuras. Hasta ahora el modelo de desarrollo era destrozar el futuro con la expectativa de que se iba a arreglar. Entonces, por ejemplo, no queremos pagar los costos de solucionar el tema del Riachuelo, pero la gente que vive alrededor la pasa muy mal. Hay que poder coordinar todos estos elementos. Nuestro entorno tiene que ser más inclusivo, más comprensivo. Insisto en la palabra "dignidad". No estoy hablando de hacer una revolución política, simplemente de que todos debemos ser responsables. Hoy se están viendo los problemas que no se han resuelto con las promesas incumplidas de la globalización, y hay mucha gente que no la está pasando bien. Fukuyama hablaba del fin de la historia. Hoy, a Fukuyama le preocupa el peligro de la tribalización, de la fragmentación social. Nos fragmentamos en individuos que pensamos en términos de grupos o comunidades pequeñas y perdimos la noción del todo. Cada grupo o cada fracción avanza para el bienestar de estos grupos pero como comunidad fracasamos. La globalización está y no la vamos a cambiar. Tenemos que pensar cómo mejoramos la calidad de vida, la nuestra y la de todos.
-En la Diplomatura, ¿cómo abordan estos temas?
-El programa tiene un módulo que explica la seguridad humana. Luego tiene otro relacionado con la seguridad económica, porque de qué sirve estar bien si no tenes acceso a elementos mínimos. Yo tengo un auto lindo, lleno de cromo, que es un metal muy tóxico. Las fábricas de cromo arrojan los residuos del metal en algún lado. Ese es el punto, el desarrollo económico sostenible. Hay también un tercer módulo tiene que ver con la sociedad, la empresa y el voluntariado. Qué iniciativas se pueden llevar adelante. Qué rol tienen las empresas. Finalmente, nos referimos a aquello vinculado a la gestión de riesgos, al planeamiento y a la toma de decisiones para pensar el futuro. Cuando planteás un negocio, una vida en sociedad, cuáles son los problemas que podes enfrentar, los que podes generar y cómo corregirlos. Por último, hay una aplicación practica de todo esto que tiene que ver con estudios de casos. El programa, que se realizará entre los meses de agosto y diciembre, busca que el alumno finalice y pueda entender el problema desde diversos aspectos. Quien tome este programa va a tener las herramientas para conocer el problema, formularlo, plantearlo y proponer soluciones. Este programa nos ayuda a evitar un futuro negro.
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