Kevin Esvelt es un científico norteamericano, cuya pasión por la genética lo ha llevado a trabajar en la edición del genoma humano para eliminar enfermedades mediante la técnica CRISPR (Clustered Regularly Insterspaced Short Palindromic Repeats), algo que suena casi de ciencia ficción, pero que existe y abre un horizonte nuevo para la humanidad.
Muy sintéticamente, puede decirse que los CRISPR son fragmentos del ADN que por sí mismos detectan secuencias y llevan a otros genes asociados a modificar elementos específicos. En palabras de Esvelt: "Es una herramienta que nos permite hablar el idioma de la naturaleza y que está escrita en el ADN".
El investigador explica que el CRISPR puede ser utilizado para cortar y editar cualquier secuencia de ADN. Funciona en todos los reinos de la vida. "CRISPR cortará el genoma y reparará el daño para insertar una nueva secuencia de ADN en su lugar", detalla. Si el organismo editado llegara a escaparse del laboratorio y se apareara, tendría una descendencia con ese gen modificado. Todos los hijos heredarán la secuencia editada.
La genética dirigida puede ser utilizada para erradicar males, como los producidos por el gusano barrenador (bicheras), por ejemplo, una de las pestes que amenaza al medioambiente en la actualidad, o la malaria, que mata a 38.000 personas por año.
Pero el CRISPR puede también ser utilizado con el objetivo de editar poblaciones enteras. Por ejemplo, explica Esvelt, alguien podría hacer cambios para hacer que una descendencia entera fuera estéril y, de esa forma, hacer desaparecer una población. Por eso, para él, se trata de un logro para la humanidad, pero que hay que manejar con absoluto cuidado y responsabilidad.
"Tenemos que tener miedo ante esto porque podríamos destruir poblaciones salvajes de organismos y quién sabe con qué efectos. Si la genética dirigida se utiliza bien, puede salvar miles de vidas", sostuvo el científico durante una charla que dio el año pasado en Buenos Aires, en el marco del encuentro IDEAS, organizado conjuntamente por los Ministerios de Cultura y de Ciencia y Tecnología.
Se trata de un logro para la humanidad, pero que hay que manejar con absoluto cuidado y responsabilidad
Esvelt se declara a favor de la genética dirigida en beneficio de las poblaciones, pero, dada su repercusión, destaca que se trata de una técnica que debe ser abierta y llevada adelante con conocimiento de las comunidades. Asegura que la tecnología nos da poder, lo que implica, como seres humanos, tener que decidir cómo y para qué se desarrolla. "Es una prueba de nuestro carácter moral", asevera.
El diálogo con DEF:
-¿Cómo imagina el futuro de la humanidad con la genética dirigida?
-Es una tecnología que nos habilita a hacer cosas que nadie imaginaba hace cinco años. Nos demuestra que no nos podemos anticipar a las consecuencias de lo que estamos desarrollando. Mi deseo es que el futuro con CRISPR y la genética dirigida encuentren una humanidad que haya aprendido que debemos hacer ciencia abierta para aumentar las posibilidades de entender las consecuencias de intervenir para llevar adelante elecciones sabias.
-Entonces, en genética dirigida, ¿también pueden tomarse decisiones no tan sabias?
-Sí, pero hay que tener en cuenta que es algo fácil de detectar. No puede ser mal usada. Es muy útil y puede resultar aterradora, pero hay muchas tecnologías más peligrosas que la genética dirigida.
-¿Considera que es posible que la comunidad científica comparta sus trabajos de forma desinteresada?
-Hoy están en contra. Si comenzamos con la genética dirigida podemos cambiarlo.
-¿Puede llevar mucho tiempo?
-Sí, por eso, con más razón, tenemos que empezar ahora.
-Usted es un seguidor de Charles Darwin. ¿Se imagina lo que hubiera dicho de la genética dirigida?
-Es uno de mis ídolos y es la razón por la que hoy hago lo que hago. Yo creo que Darwin estaría encantado. Él no sabía nada de ADN o de genética, pero creo que le hubiera fascinado. Me gusta pensar eso.
-¿Es posible que la genética dirigida elimine el dengue?
-Al transmisor de esta enfermedad, el mosquito aedes aegyptis, lo podés encontrar en más de cien países, donde afecta a más de 4000 millones de personas. No creo que se pudiera usar la genética dirigida contra esta enfermedad, porque los efectos se dispersarían en las personas. Esta es una de las razones por las que mi laboratorio está trabajando en una genética dirigida local; que sería poderosa pero no se dispersaría, definitivamente. El objetivo es lograr eso.
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*La versión original de esta nota fue publicada en revista DEF N.º 118.