La virtualidad ya llegó a la medicina con el desarrollo de tecnologías que permitirán, en un futuro cercano, que las consultas, los diagnósticos y hasta las cirugías se hagan a la distancia y a tiempo real.
Santiago Bestani y su socio y tocayo, Santiago Racca, ambos de 28 años, se graduaron como ingenieros en Informática en la Universidad Austral y hoy son emprendedores. El año pasado, fundaron Sensus3D, una empresa que, desde Mendoza, ofrece simuladores "potentes, de bajo costo, fáciles de usar", que sirven para ayudar a entrenar a estudiantes de medicina y cirujanos.
Se trata de simulaciones para operaciones quirúrgicas y distintos procedimientos de medicina y enfermería, aunque también existen para otros sectores e industrias. El objetivo principal, en este caso, es reducir la mala praxis. Están destinados a universidades y hospitales, por ejemplo, para el caso del médico residente que aún no tiene permitido operar a pacientes reales. También para ayudar a los cirujanos en la etapa de planeamiento prequirúrgico, en cuyo caso se pueden utilizar los modelos reales de los pacientes con simuladores personalizados sobre la base de tomografías computadas.
En los últimos meses, desarrollaron un nuevo producto, portátil y más fácil de usar, con el objetivo de mostrarlo ante universidades, médicos y empresarios en un viaje a los EE.UU. que realizaron en enero. "Teníamos que llevar lo más disruptivo que tuviéramos", destacó Bestani. "Nuestro simulador portátil es muy sencillo, lo llevamos en una valija que despachamos en el aeropuerto y para usarlo simplemente se enchufa a la pared y se prende".
Los jóvenes emprendedores tienen ya listas las siguientes simulaciones: clipeo de aneurismas, procesos de hemostasia (para cauterizar capilares que alimentan un tumor), aplicación de catéteres de reservorio, punción lumbar y cervical, y están terminando de desarrollar una de endoscopia digestiva. Todas se pueden ejecutar desde el mismo aparato, sin necesidad de cambiarlo para cada procedimiento.
Sensus3D también ofrece simulaciones a pedido, que se desarrollan en un plazo de alrededor de un mes. Las simulaciones son con háptica, es decir, incluyen el sentido del tacto, lo que permite sumar realismo al trabajar con distintas elasticidades y durezas para representar la sangre o los huesos, por ejemplo.
En diálogo telefónico, Bestani dio detalles sobre sus desarrollos y proyectos a futuro.
-Esta semana volvieron de un viaje a EE.UU., ¿Qué fueron a hacer allá?
-Nos invitaron a participar a la conferencia Smart Haptics, en San Diego, que es una conferencia sobre la tecnología háptica. Nos fue muy bien. Además, aprovechamos el viaje para agendar reuniones con distintas universidades para presentarles el producto, y para ir al congreso de simulaciones médicas más grande del mundo, el IMSH, donde pudimos presentarnos con un stand gracias al dinero que obtuvimos con el premio Exportar del gobierno nacional.
-¿Qué presentaron exactamente?
-Nuestra propuesta consiste en un simulador portátil, versátil, para cualquier tipo de simulación, y económico, para que cualquiera en cualquier país lo pueda comprar. En los últimos meses estuvimos terminando un nuevo producto, en el que integramos todo el hardware en un solo aparato para que fuera transportable y fácil de usar. Teníamos que llevar a EE.UU. lo más disruptivo que tuviéramos. Logramos un simulador que es portátil, entra en una valija, y muy fácil de usar, simplemente se lo enchufa a la pared y se prende, para entrar al mundo virtual de Sensus3D. Una vez allí, aparece la lista de simulaciones a elegir y una voz va guiando al usuario para que aprenda a usar la tecnología.
A este nuevo hardware lo sumamos a la plataforma de software que ya teníamos, que nos permite hacer cualquier tipo de simulación en un mismo equipo. Eso quiere decir que no se necesita comprar nuevo hardware para distintas simulaciones, que es lo que pasa con la gran mayoría de las empresas, con las que si se quiere hacer una simulación de una punción lumbar, por ejemplo, se tiene que comprar un determinado equipo, y si es de una ecografía, hay que buscar otro. Hay que tener presente que ese tipo de productos escala muy rápido en materia de costos.
-¿Qué balance hacen del viaje?
-Tuvimos muy buen feedback. En California pudimos reunirnos con gente de la Universidad de Stanford, con ellos estamos en conversaciones para ver si empezamos a trabajar en algo juntos, nos están dando mentoring, consejos; en Nueva York fuimos a Cornell University, y al Albert Einstein College of Medicine; y también estuvimos con gente de la Universidad de Pennsylvania. Además, nos reunimos con gente del Children's Hospital de Boston.
Quedamos en contacto con médicos e instituciones y ahora estamos en una fase de seguimiento para ver qué proyectos se pueden hacer y qué convenios se pueden firmar. Queremos extender nuestras alianzas, en EE.UU. pero también en Argentina y Chile, para empezar a desarrollar nuevas simulaciones y agregarle cada vez más contenido a los simuladores, asesorados por instituciones que le agreguen valor al producto.
En los congresos también obtuvimos buenos resultados. Tuvimos una excelente respuesta en nuestros stands, donde muchos profesionales probaron nuestro producto. Se nos acercaron muchos distribuidores de Medio Oriente, China, Rusia, Ecuador, México, interesados sobre todo por el bajo costo y la facilidad de transporte que ofrece nuestro simulador.
Todo este feedback nos sirve para pulir nuestro plan de negocios, nos da mucho impulso para empezar a concretar proyectos.
“Nuestra propuesta consiste en un simulador portátil, versátil, para cualquier tipo de simulación, y económico, para que cualquiera en cualquier país lo pueda comprar”.
-¿En qué etapa está el producto hoy?
-Está en una fase de desarrollo, para eso es que buscamos las alianzas con las universidades. No está listo para la venta aún. Calculamos que a mitad de este año ya vamos a tener los primeros simuladores listos para vender.
-¿Qué los motivó en los inicios para embarcarse en este proyecto?
-Nos gustaban mucho los videojuegos, empezamos a emprender y dimos con la posibilidad de hacer simulaciones. Nos motivó el poder hacer un cambio. Hay tantas cosas que se pueden hacer en informática… Además de dedicarnos a lo que nos gusta, podemos hacer un aporte positivo a la sociedad.
-¿Cuánto tiempo de desarrollo les llevó llegar al estado actual de las simulaciones?
-Fueron dos años de desarrollo del simulador y de la plataforma para hacer las simulaciones. Trabajábamos primero en una empresa en EE. UU., pero los tiempos de desarrollo eran ineficientes. Entonces desarrollamos la plataforma que nos permite hacer las simulaciones en 2 semanas o un mes. Empezamos en febrero de 2015 con Start-Up Chile, un plan del gobierno chileno para el cual no se necesita estar radicado allá. Y a partir del año pasado largamos con Sensus3D en Mendoza.
-¿Por qué sostienen que son simulaciones a bajo costo?
-Es en comparación con los que hay en el mundo, donde pueden costar entre 100.000 y 400.000 dólares.
-¿Cómo es el proceso para armar una simulación?
-Vamos a filmar todo, vemos el quirófano, el médico nos explica los procedimientos y a partir de allí armamos todo lo visual, los movimientos y lo táctil, con la ayuda del médico, que lo va probando y se va corrigiendo, hasta que él decide que se ha aproximado lo suficiente a la realidad.
“La idea es mejorar el sistema de salud, estandarizarlo, como lo hizo la industria del vuelo hace muchos años”.
-¿Por qué son importantes estas simulaciones en medicina?
-La medicina se está volviendo más precisa, más técnica y menos tolerante a errores. Por otra parte, el que no es médico, cada vez tiene menos oportunidades para operar durante el período de entrenamiento. Además, los insumos empiezan a ser caros, porque son elementos cada vez más precisos y, como entrenar a los médicos consume insumos, a la larga el simulador reduce estos costos. La idea en definitiva es mejorar el sistema de salud, estandarizarlo, como lo hizo la industria del vuelo hace muchos años, con pilotos que no pueden volar aviones hasta no tener una cierta cantidad de horas sobre un. simulador.
-¿Qué futuro tienen estos desarrollos?
-La tendencia para el futuro va de la mano de lo que se llama machine learning, con computadoras que aprenden por lectura de patrones, o prueba y error. Nuestra idea es empezar a aplicar esto para que el simulador vaya aprendiendo solo, a medida que los médicos lo usan. Así, enseñarles a los que siguen va a requerir menos programación. Por otra parte, creo que en unos años, quizás 15 ó 20, se podrán hacer cirugías remotas automatizadas, con una persona operando a la distancia.