“La Defensa nacional exige una poderosa industria propia y no cualquiera, sino una industria pesada. Para ello, es indudablemente necesaria una acción oficial del Estado (…) en este sentido, el primer paso ya ha sido dado con la creación de la Dirección General de Fabricaciones Militares”, sostuvo el general Juan Domingo Perón (por entonces, coronel) durante la apertura de la cátedra de Defensa Nacional en 1944. En ese mismo discurso, el expresidente resaltaba que las grandes inversiones militares se habían realizado en el exterior, pudiendo, con ese mismo dinero, haber creado empresas nacionales. Por entonces, Fabricaciones Militares llevaba tres años de existencia. En 1941, fue designado su primer director: el general Manuel Nicolás Savio. Un militar que, para el historiador Félix Luna, perteneció a una generación de oficiales que pensaron en profundidad el país.
Savio buscaba, y así lo manifestó en el proyecto de ley que crearía a la Dirección General de Fabricaciones Militares, lograr la independencia del extranjero en materia de defensa. Su propósito era alcanzar la producción de armas y balas, indispensables para mantener la soberanía y el honor nacionales. Desde entonces, su existencia estuvo determinada por los vaivenes de la historia, la política y la economía argentina. Por otro lado, y a futuro, imaginar su destino supuso –y lo sigue haciendo— pensar en las potencialidades de la industria y del desarrollo nacional.
El año pasado, a través del Decreto 104/2019, el organismo se transformó en sociedad del Estado. En el presente, esta institución especializada en el desarrollo, fabricación y suministro de productos y servicios para seguridad, defensa, minería, química y metalmecánica posee distintas unidades localizadas, estratégicamente, en distintos puntos del país: la Fábrica Militar Fray Luis Beltrán, en Santa Fe; las Fábricas de Río Tercero y Villa María, en Córdoba; y la Fábrica de Explosivos San José de Jáchal, en San Juan. Pólvoras, armamento, municiones, explosivos, chalecos antibalas, ácidos nítrico y sulfúrico, éter, servicios metalmecánicos, diseño y reparación de vagones son tan solo algunos de los productos y servicios que ofrecen las distintas unidades de negocios de Fabricaciones Militares Sociedad del Estado. Durante un encuentro con DEF, su presidente, Iván Durigón, se refirió a las capacidades y los desafíos actuales. Asimismo, brindó detalles sobre los proyectos que planean llevar adelante y las expectativas a corto, mediano y largo plazo.
-¿Cómo recibió a Fabricaciones Militares Sociedad del Estado (FM)?
-El ministro me convocó a trabajar a fines de diciembre. En aquel momento, Fabricaciones ya se había constituido como sociedad del Estado. Yo soy abogado, especialista en cuestiones del Estado, así que me pidió que revisara esa figura. Además, conocíamos la situación de FM: una fábrica cerrada con miles de empleados que habían sido echados. En ese contexto, le expresé que la figura servía porque permite entrar, de una manera más ágil, en la comercialización, sobre todo en lo que respecta a la industria de la defensa.
-¿Cómo fueron trabajando a partir de aquel momento?
-Formamos un directorio muy interesante. Mi vicepresidente, Demián Panigo, es un economista que viene del CONICET. Además, como director, contamos con el coronel retirado Enrique Vizzo, que estuvo a cargo de la fábrica de Fray Luis Beltrán y tiene experiencia en producción. En lo comercial, nos encontramos con una situación compleja. De todos modos, pudimos tomar contacto con trabajadores, algunos de ellos habían sido despedidos, y nos hicieron saber que que se había roto el vínculo entre los empleados y los directores. Empezamos a reconstruir ese lazo. Asimismo, surgió el compromiso, tanto del ministro como del presidente, por reabrir FANAZUL.
PROYECTOS
-¿Cuáles son las intenciones de FM a corto y mediano plazo?
-Empezamos a trabajar en volver a enamorar al trabajador, a generar un vínculo de confianza con él. Creo que las fábricas subsistieron, durante estos últimos cuatro años, por el esfuerzo que pusieron. También nos dimos cuenta de que las fábricas habían perdido sentido de pertenencia en las localidades donde están instaladas. En lo inmediato, tuvimos que conseguir partidas presupuestarias porque, el del 2019, preveía 300 trabajadores menos, lo que implicaba una unidad o fábrica menos también. Comenzamos trabajando sobre eso.
-En todo ese contexto, ¿qué desafíos trajo la pandemia?
-Llegó prácticamente un mes después de haber asumido e hizo que muchos planes no se pudieran concretar. Por ejemplo, aún no pude visitar a la fábrica de Villa María. Por otro lado, tuvimos que declarar esencial el trabajo de Río Tercero, porque el nítrico que producimos sirve para la industria lechera. Así que ahí le pedimos un esfuerzo a los trabajadores. Hoy, esta es una de las fábricas que mejor posicionada está. El 90 por ciento de nuestra producción de nítrico es destinada al TDI (diisocianato de tolueno). Además, es la materia prima para los colchones. Y, con la pandemia, se dio un fenómeno: la gente se volcó a la compra de este producto. La verdad es que hoy estamos muy contentos y con muchas expectativas en esta fábrica.
-¿Qué otros planes se empezaron a concretar?
-Recuperamos algunos mercados perdidos en lo relativo a chalecos y municiones. Otro de los grandes proyectos que habíamos tenido hasta 2015 fue la producción de vagones de carga. Por entonces, se había empezado a trabajar sobre las primeras 10 unidades. Eso se discontinuó, pero, pronto entregaremos esos vagones, que están todos realizados en Río Tercero. Para Fabricaciones Militares, es un hito muy importante porque, además, generó que un montón de pymes aportaran sus productos y trabajos. En el presente, participamos de la licitación para la reparación de vagones.
-Lo de Azul es un hecho importante también.
-Estamos haciendo un esfuerzo enorme para, antes de fin de año, reabrir Fanazul. Justamente, creo que se la cerró por ser tan emblemática. El cierre de Azul implicó, para la defensa argentina, perder la capacidad de hacer municiones de alto calibre. Creo que, además, fue acertada la decisión de poner a Oscar Espinosa como director. La idea es poder reincorporar a quienes habían quedado en la calle. Quienes saben del tema armamentístico definen que destruir a Azul fue una bala al sistema de flotación de la industria para la defensa. Ahí se hacían, por ejemplo, el TNT y las cargas de grandes calibres que se hacen con este tipo de explosivo. Perdimos esa capacidad. Yo espero poder recuperarla y creo que el FONDEF viene a poner expectativa sobre ese tema.
-¿Qué implica contar con el FONDEF?
-El FONDEF trae expectativas. Nos da previsibilidad y capacidad a lo largo del tiempo. La ley determina para qué tienen que ser utilizados los fondos. No es poca cosa porque les da capacidad a las fuerzas. También tiene que ver con la soberanía. No solo supone ahorro de divisas, sino que, también, tiene que ver con la soberanía. Es una herramienta importante, más para un área como defensa, ya que, si uno analiza los presupuestos de los últimos años, siempre se llevaba un porcentaje muy chico.
-Es un poco volver a los inicios, la industria militar como base del desarrollo…
-Y también pensar en volver a enamorar al conjunto de las poblaciones que rodean a las fábricas para que vuelvan a transformarse en proveedores. Además, también estamos pensando en una planta de municiones que permita un sistema de explosiones internas para la industria minera. Probablemente tomemos una decisión antes de fin de año y hagamos una inversión en ese sentido. Estamos trabajando mucho con la provincia de San Juan.
FEDERALISMO Y EXPECTATIVAS
-Podríamos decir que FM es federal.
-Cuando se creó, eran más de 14 fabricas y dependencias en todo el país. Tenía 14.500 empleados. Generaba trabajo y desarrollo en cada una de las regiones donde se instalaba. Si logramos al menos un 10 por ciento de eso y logramos posicionar a las fábricas, yo estaría más que conforme. Indudablemente, eso se hace de la mano de los trabajadores. Creo que es un valor que, si uno sabe encaminarlo, potencia a Fabricaciones.
Mi expectativa es hacer una buena gestión. Quiero que las fuerzas de seguridad y Armadas vean a FM como principal proveedora del producto que requieren. Necesito que el sello de Fabricaciones vuelva a tener presencia; eso hace al orgullo nacional.
-¿Cuáles serían las expectativas a largo plazo?
-Indudablemente, me gustaría ser el proveedor del 100 por ciento de lo que demanden las fuerzas. Y, obviamente, tender al desarrollo y la producción de vagones. Son grandes inversiones, de recupero a largo plazo. Asimismo, creo que la industria minera es un área con potencial. Fabricaciones Militares tiene que estar presente y hacer su aporte. Obviamente, también debe ser el motor de arranque para otras fábricas y pymes.
Además, estamos pensando en una unidad para lo que es capital, más vinculada a la incorporación de tecnología a los productos que fabricamos. Nuestros productos necesitan tecnología y tenemos la capacidad. Incluso, por ejemplo, hemos firmado convenios con el CONICET y con el INVAP. También contamos con la Facultad de Ingeniería del Ejército, que no podemos desaprovechar.
-¿Cuáles son los principales clientes en estos momentos?
-En lo que son los químicos, el principal es Petroquímica Río Tercero, pero también proveemos a otras industrias. En Fray Luis Beltrán, la máxima producción tiene que ver con las fuerzas de seguridad, tanto provinciales como nacionales. Hemos firmado un convenio para ser los proveedores de chalecos y municiones. Fabricaciones siempre estuvo al servicio de las fuerzas, no solo de seguridad sino también Armadas.
Además, estamos trabajando en Villa María, que concentra su producción en pólvora y explosivos. De hecho, para nosotros es una fábrica clave. Provee los explosivos que se utilizarán en el servicio minero y la pólvora para Fray Luis Beltrán. Estamos buscando un nuevo producto que tenga que ver con su producción; ahí cerraríamos el círculo a corto plazo.
-¿Está conforme con el trabajo realizado y los proyectos que desean concretar?
-Me siento conforme. Hemos logrado formar un equipo y contamos con gente que trabaja muchísimo. El personal de las fuerzas está presente y trabajamos también con los ministerios de Producción y de Seguridad. Tenemos el apoyo de la secretaria Daniela Castro y del ministro, que nos alientan a trabajar. El reto es que las fuerzas y los ciudadanos piensen en Fabricaciones Militares como un emblema de la industria nacional y como el motor que genera nuevos proyectos y desafíos.
*Esta nota fue producida y escrita por una miembro del equipo de redacción de DEF
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