“Los militares nos preparamos para situaciones imprevistas”, detalla el general de Brigada Juan Martín Paleo, jefe del Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas (EMCO), al comenzar el encuentro con DEF, en el que se habló de la asistencia que prestan las FF. AA. en la crisis generada por la pandemia, del rol estratégico de la ciberdefensa, el valor de la vocación, los debates en torno a la ley para el personal militar y la importancia del blanqueo salarial, entre otros temas.
Antes de abordar estas cuestiones, el exagregado militar en China también se refirió a sus principales motivaciones profesionales: “Me gusta la vocación de servicio. Me realicé profesionalmente con un profundo sentido de nación. Hay que estar en condiciones de defender nuestros recursos, y me encanta decir que yo puedo colaborar”, confiesa.
-¿Cómo vive el Estado Mayor Conjunto la crisis sanitaria provocada por el COVID-19?
-Lo vivimos de manera muy intensa. Los militares nos preparamos para enfrentar situaciones imprevistas, en las que se requiere una gran capacidad de reacción y adaptación. Estamos frente a una situación inédita, contra un enemigo invisible, y tratamos de navegar dentro de esas aguas turbulentas lo más eficazmente posible. Recibimos la orden correspondiente del ministro de Defensa, Agustín Rossi, y en 48 horas elaboramos un planeamiento que considero muy adecuado en términos de esa rápida reacción y adaptación que mencionaba. La invalorable experiencia del Comando Operacional en la custodia de elecciones, sumada al despliegue territorial de las Fuerzas Armadas, facilitó, de alguna manera, llevar adelante esta operación de protección civil sin precedentes. Hoy, a más de 100 días de operación sostenida, llevamos más de 8000 tareas realizadas, 7.000.000 de raciones entregadas, entre comida caliente y bolsones, 2972 conciudadanos repatriados, 71.000 hombres y mujeres empeñados, 180 operaciones aéreas, más de 11.000 vehículos empleados, además de infinidad de otras acciones. Simultáneamente, estamos adquiriendo la invalorable experiencia de un verdadero trabajo interagencial con otros organismos del Estado, ONG, Iglesia y organizaciones sociales. Es un esfuerzo sostenido y somos conscientes de que va a continuar.
-En cuanto al personal y a los medios disponibles, ¿cómo se organizan?
-La activación simultánea de 14 comandos conjuntos de zonas de emergencia (CCZE) para atender requerimientos en todas las provincias es un hecho que responde no solamente al despliegue territorial de nuestras unidades militares, sino también a la enorme capacidad organizacional y de gestión de crisis de nuestro Comando Operacional. Dentro de su jurisdicción, esos comandantes de zona administran los recursos humanos y materiales en función de los requerimientos de apoyo de las autoridades provinciales. Buscamos optimizar los recursos disponibles, aprovechando para ello los medios más adecuados. Como expresé anteriormente, llevamos más de 100 días de operación en forma ininterrumpida. Eso realmente requiere de una adecuación de los recursos humanos, porque la particularidad de la pandemia hace que no sea conveniente emplear a todos de forma simultánea, ya que debemos disponer de gente sana todo el tiempo. Trabajamos un poco bajo el concepto de cápsulas, buscando que, si hay personal contagiado, se pueda disponer de otros grupos para que hagan las mismas tareas con un nivel de eficacia equivalente.
-¿Qué ocurre con la motivación del personal militar en este momento?
-Creo, sinceramente, que todo militar es movido por una profunda vocación de servicio y por un espíritu altruista. Para nosotros, es prioritario el cumplimiento de la misión y el poder sentirnos útiles. Esta pandemia permitió que la sociedad visibilizara la utilidad de las Fuerzas Armadas. Y, a los militares, nos permitió percibir que nuestra sociedad nos entiende y necesita de nosotros, lo cual es sumamente motivante.
Los temas estratégicos para el EMCO
-¿Cómo se da el trabajo conjunto entre las diferentes Fuerzas Armadas?
-En lo relativo a la conjuntez, la idea es mantener la unidad en la diversidad, siempre teniendo en claro que el todo está por encima de las partes. Lo sinérgico se produce cuando los medios se utilizan en forma conjunta para el adiestramiento y luego para ser empleados en operaciones o situaciones como la que vivimos ahora. Esa adecuada concepción del accionar militar conjunto no es, ni más ni menos, que la capacidad del Ejército, la Armada y la Fuerza Aérea de operar en forma coordinada y eficiente.
En el presente, se empieza a hablar de un estadio superior, que es la interagencialidad, como dije. Por ejemplo, durante la operación General Manuel Belgrano, efectuamos coordinaciones cuando recibimos un requerimiento, reuniéndonos con áreas políticas, el sector de la sanidad y referentes barriales, entre otros actores. Esa cantidad de participantes permite llegar a mejores soluciones.
-¿Este nivel de organización responde a las necesidades de defensa nacional del país?
-Estamos sometidos, como nunca antes en la historia de las civilizaciones, a cambios permanentes, vertiginosos y profundos, que nos obligan a someternos a un proceso continuo de actualización, aprendizaje y adaptación a nuevas situaciones y desafíos, muchos de ellos inéditos, como el que estamos viviendo. Las Fuerzas Armadas debemos transformarnos en organizaciones de aprendizaje para asimilar el significado de esos avances científicos y su influencia en el arte de la guerra. Tenemos que incorporar espacios, como la neurociencia, la robótica, el ciberespacio, la guerra de la información, las amenazas asimétricas. Se trata de alcanzar un cambio profundo para desarrollar el paradigma moderno del conocimiento que se basa en la apertura, la predisposición para experimentar y la generación de conocimiento propio y pertinente.
Asimismo, nuestras Fuerzas Armadas deben tener una acción participativa en el desarrollo del país. Dotar a la industria de la Defensa de una orientación estratégica con origen en la acción militar conjunta, integrarla con el sistema académico universitario nacional, articularla con el conglomerado industrial y proyectarla regionalmente constituyen pilares fundamentales de un proceso que tenga por finalidad asegurar la soberanía nacional y sus recursos estratégicos. Reactivar aquellas capacidades que nos hicieron grandes, de la mano de precursores como Savio y Mosconi, y generar nuevas capacidades productivas son pasos necesarios para dinamizar y fortalecer el entramado industrial de la Nación.
Hace poco, se inició un ciclo de planeamiento de la Defensa nacional, como ocurre cada vez que se inicia un nuevo gobierno. Se está analizando y desarrollando, en el nivel de la conducción política de la defensa, una directiva de planeamiento de Defensa nacional. Es interesante porque no creo que el mundo sea el mismo cuando termine esta crisis sanitaria. Ese análisis nos permitirá generar nuestra propia reflexión acerca de la realidad y repensar el diseño, el despliegue, la organización, el funcionamiento y el equipamiento de las Fuerzas Armadas para afrontar así la solución de nuestros problemas estratégicos. Orientado por el Ministerio de Defensa, el EMCO, como responsable de entender en la estrategia militar, conducirá todo ese proceso de transformación que salga de los estudios pertinentes.
-¿Cuál es el futuro de la ciberdefensa?
-Es un campo que está incluido en esa directiva de Defensa nacional. Evidentemente, es una rama que tenemos que desarrollar porque va a ser una herramienta necesaria para el mundo que se viene. Sabemos que hay muchos incidentes que, en el nivel internacional, se producen como consecuencia de los ciberataques. Lo mismo ocurre con lo espacial. Creo que nuestra Fuerza Aérea tiene que empezar a considerar en especial esa dimensión, porque en ella se van a desarrollar operaciones militares en el futuro. Se está haciendo un trabajo interesante. Se necesita hardware y software, pero no lo es todo. Por eso, se está invirtiendo en recursos humanos, avanzando en la capacitación del personal.
-¿Qué importancia tiene la campaña antártica para el EMCO?
-Para que te hagas una idea, el 60 por ciento del presupuesto del EMCO está destinado a la campaña antártica. Es el continente del futuro, y la Argentina tiene una tradición histórica de participación y de reclamos a través de hechos de afirmación de soberanía, de proyección estratégica y, también, mediante la integración de un grupo selecto que está en condiciones de establecer presencia permanente en la Antártida.
-Y en el contexto de pandemia, ¿cómo se trabaja en el Continente Blanco?
-Ahora, el desafío es desarrollar una campaña antártica en torno al COVID-19. No es sencillo, porque si ingresa el virus en la Antártida, sería extremadamente complicado: estamos hablando de dotaciones que se encuentran aisladas e hibernando. Entonces, el abastecimiento, como los relevos de personal y de maquinaria, deben realizarse con la garantía de que el proceso está libre del virus. Se está trabajando, bajo la supervisión y el asesoramiento de la Secretaría de Coordinación de Asistencia Médica del Ministerio de Defensa, cuya titular es la licenciada Marcela Ovejero, con la Dirección de Sanidad Conjunta y con el Comando Antártico, para la elaboración de los protocolos.
-El mismo problema deben tener con el personal de las Misiones de Paz…
-Exactamente. Algo que veníamos haciendo casi como rutina, de golpe, por la pandemia, nos vemos obligados a adaptarlo y a desarrollar protocolos específicos. Por ejemplo, en septiembre debemos realizar el relevo de la fuerza de tarea de Chipre: 268 hombres y mujeres. Además, la empresa extranjera que realizaba los vuelos no está funcionando, y Chipre cerró su espacio aéreo. La situación está evolucionando, vemos que en Europa se va flexibilizando. Sin embargo, debimos efectuar la planificación. Vamos a disponer de vuelos de Aerolíneas Argentinas, lo cual también nos enorgullece. En el futuro, quizá podamos disponer de la capacidad de hacer los traslados con aeronaves propias. Por ejemplo, la Fuerza Aérea podría incorporar un Boeing 737 y, si Dios quiere, el año que viene, podremos hacerlo con esta aeronave de la Fuerza y así recuperar una capacidad que se había perdido.
Hacia el interior del ámbito castrense
-Presupuesto, salario y blanqueo, ¿son temas que le preocupan al personal de las Fuerzas?
-Lamentablemente, cuando hablamos de presupuesto, no podemos evitar pensar en sistemas de armas y, en consecuencia, en la escasez y el atraso tecnológico que sufrimos, en la situación de grandes necesidades en lo que hace a la Defensa nacional, producto de años de pasividad. Pienso en todo lo que hacemos con tan poco e imagino todo lo que podríamos hacer con un presupuesto menos exiguo. Tiene mucha relevancia otorgar el bien público “defensa” a todos nuestros compatriotas en forma adecuada y permanente.
El concepto del FONDEF (Fondo para la Defensa, aprobado por Diputados a fin del año anterior) nos permitiría ver el futuro con cierto optimismo. El hecho de que el ministro Rossi se hiciera cargo con una herramienta de este tenor muestra conciencia de la necesidad de inversión en el instrumento militar. Sería razonable alcanzar un uno por ciento del PBI en el término de cuatro años, más cerca de los estándares regionales, que andan por el 1,2 por ciento.
-Días atrás, el presidente hizo un anuncio con relación al salario de los militares…
-El blanqueo salarial es algo que le preocupa tanto al personal militar como a la conducción política de la Defensa. El reciente anuncio del presidente de la Nación de blanquear el salario de todo el personal de las Fuerzas a partir del 1º de octubre del presente año lleva alivio en ese sentido. Creemos que es algo que derrama en varias direcciones. Primero, lo más importante, significa que el propio Estado pague a derecho. Pero también tiene otros beneficios. Por ejemplo, el Estado está pagando muchísimo por el tema de los juicios, lo cual cesa con esta decisión.
Después, hay cuestiones como los aportes a la obra social IOSFA, que se hacen sobre aquello que es remunerativo. Por lo tanto, la obra social recauda menos de lo que debería. Si a eso sumamos que se la recibió con un déficit importante, creemos que el blanqueo también trae una solución en ese aspecto que tanto preocupa a la conducción política y a la familia militar, ya que permitirá que se disponga de una obra social saneada y eficaz. Otro aspecto, no menor, es que más del 90 por ciento de las cuentas bancarias de las unidades militares están embargadas por de los juicios. Entonces, el blanqueo salarial también representa una solución a esa problemática.
Quiero hacer hincapié en que no se trata de un aumento salarial, como se dijo en algunos medios, sino de hacer remunerativos aquellos suplementos que no lo eran y provocaban inequidades. Creo que, en esta decisión, la conducción política de la Defensa, en la persona del comandante en jefe y su ministro de Defensa, interpretó el sentir de lo más valioso que tienen las instituciones militares: sus hombres y mujeres.
-Y con los retiros, ¿qué sucede?
-Estamos en tema; ya están organizados los equipos de trabajo que van a analizar las leyes de reestructuración de las FF. AA. y actualizar las leyes para el personal militar. Como dijo el ministro, se está trabajando a agendas abiertas. Se ha buscado generar un ambiente plural con representación de todos los sectores políticos y militares. Todos tienen la posibilidad de expresarse. También, tenemos en cuenta todos los trabajos que hay con relación a estos temas. La agenda de trabajo está definida, e interpreto que la intención es lograr dos herramientas que sean superadoras y que beneficien a la Defensa. Creo que el espíritu con el que se encara esta tarea es de mejora para lograr algo superador. Sería una herramienta que le puede dar a la profesión militar previsibilidad a futuro. Eso implica ofrecer un horizonte de desarrollo profesional adecuado para quien tiene la vocación militar y, a la vez, para que, el día que pase a retiro, disponga de un haber digno que responda al sacrificio de toda una vida.
-Recientemente se dio a conocer que el Ejército estará presente en las fronteras…
-Hay que tener claro que la responsabilidad sobre las fronteras no es del Ministerio de Defensa, sino del de Seguridad. Lo que hacen los elementos militares es adiestramiento operacional en zonas cercanas a las fronteras y previamente coordinadas con las fuerzas de seguridad federales. Esto se viene realizando hace varios años. Nuestra gente no custodia esas zonas.
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