¿Cómo serán los combates bélicos en el futuro inmediato? A finales del año pasado, DEF asistió a un encuentro sobre los nuevos escenarios de conflicto en la Escuela Superior de Guerra del Ejército. Allí, los académicos militares explicaron que las problemáticas actuales se engloban dentro de las conocidas “guerras de cuarta generación”, que se caracterizan por ser enfrentamientos que buscan, dentro de sus objetivos, el control de la población.
Varios especialistas explicaron que, en la actualidad, las guerras adoptaron formas híbridas y tienen lugar en centros urbanos. También dijeron que, a diferencia de los conflictos tradicionales, ya no se plantea el enfrentamiento entre dos países, sino que ya se habla de nuevos tipos de poderes mundiales en el que las armas más potentes no son las que tiran balas sino que las que no se pueden detectar debido a que, tal como expusieron, nadie imaginó que el 11 de septiembre de 2001 las torres gemelas serían derribadas por aviones de línea.
“Las batallas ya no se inician con una declaración. Hoy, los estados han sido reemplazados por redes de comunicaciones, califatos, narco-estados, señores de la guerra, corporaciones y estados fallidos. Los conflictos se dan entre un estado y alguien que busca afectar lo que ese país está haciendo”, explicó el coronel (retirado) Omar Locatelli, uno de los expositores de la jornada. Todo esto sin saber lo que sucedería durante los primeros días del 2020, por lo que los académicos en la materia se anticiparon y profundizaron temáticas que, en el presente, están más vigentes que nunca.
A diferencia de los conflictos bélicos tradicionales, en los que el poder de combate lo determinaban los tanques, aviones y barcos, hoy, las guerras híbridas plantean un poder limitado por la legalidad y la necesidad. De hecho, en Europa, ya se creó el primer Centro Europeo de Excelencia contra las Amenazas Híbridas que trabaja sobre alertas como la búsqueda de propaganda falsa en medios masivos, el refuerzo de infraestructuras civiles como militares, los posibles ciberataques, los chantajes económicos y la filtración de personas.
Los Estados son reemplazados por redes de comunicaciones, califatos, narco-estados, señores de la guerra, corporaciones y estados fallidos. El conflicto se da entre un Estado y alguien que busca afectar lo que ese país está haciendo.
Para los expertos, uno de los mayores desafíos que representan estas amenazas es que no entienden que se está bajo un ataque hasta que es demasiado tarde. Por eso, buscan profundizar acciones preparativas como el planeamiento cívico militar interagencial, el monitoreo de agitaciones externas –limítrofes e internas– y una estrategia para la ciberdefensa, entre otras.
Por aquel entonces, se afirmaba que el pueblo era un mero espectador; sin embargo, en la actualidad, la sociedad es un actor más. “En los tiempos que corren, los campos de combate son imprecisos y no tienen frente, hay escasa distinción entre los militares combatientes y los civiles regulares armados. Por eso, la amenaza empieza a tener cuatro enfoques distintos: tradicional, irregular, catastrófico y disruptivo”, sostenía Locatelli, también ex agregado argentino en Defensa en Israel.
Durante el encuentro, también, describieron que los métodos son variados: desde hackear sitios, bloquear instituciones financieras, accionar como terroristas, hasta manipular medios de comunicación y accionar como crimen organizado. Además, agregaron que el surgimiento chino, el resurgimiento ruso y las guerras civiles sangrientas, entre otras cosas, establecieron un nuevo orden mundial.
Alerta máxima
Tras el ataque de Estados Unidos al general iraní Qasem Soleimani, DEF dialogó con el coronel Locatelli para saber si estas “guerras del futuro” no son ni más ni menos que los conflictos a los que estamos asistiendo en el presente.
“Los escenarios a los que nos enfrentamos son cuatro: la guerra tradicional, el escenario catastrófico, el escenario de guerrilla y el de crimen organizado. De hecho, el de crimen organizado está en la forma en que mataron a los contratistas norteamericanos”, explicó el coronel retirado.
Para el experto en geopolítica de Medio Oriente, hablar de una potencial tercera guerra mundial es el resultado de la ansiedad que caracteriza al Siglo XXI: “Habiendo sido militar, nadie quiere una guerra mundial. Se llegó a esta situación como forma de diluir la presión interna en sus respectivos países. En Irán, el Consejo Superior Religioso determinó el aumento de los combustibles y otros impuestos, con lo cual necesita sacar la atención de este problema interno hacia otro. Y, en Estados Unidos, se hablaba del eventual juicio que le harían a Trump, un tema que hoy ya no está presente en los medios”.
Estamos ante un nuevo orden mundial: surgimiento chino, resurgimiento ruso, retroceso estadounidense, terrorismo global, imperio de criminales internacionales, cambio climático, y guerras civiles sangrientas.
Los enfrentamientos modernos se encuentran inscriptos en un tipo de guerra denominado de “cuarta generación”. En estos conflictos, se busca atacar la mente de la sociedad mediante el terror y es por esto que el militar inglés John Keegan, expresa en su libro “El rostro de la batalla” que, durante un conflicto, la mayor preocupación de un combatiente está relacionada con la opinión de la sociedad a la que pertenece sobre lo que está haciendo.
Los escenarios a los que nos enfrentamos son cuatro: la guerra tradicional, el escenario catastrófico, el escenario de guerrilla y el de crimen organizado.
En el contexto de guerras de cuarta generación, Locatelli explica que tanto Irán como Estados Unidos defienden otros intereses ajenos a sus Estados: “Ellos, por ejemplo, defienden los intereses de Arabia Saudita y de Israel en Medio Oriente, así como también los de aquellos países europeos que fueron los firmantes del Tratado de No Proliferación Nuclear. Irán, además de estar vinculado a Irak, representa a Hezbollah, a Siria y a Rusia. Hoy, hay intereses multinacionales que afectan a cada una de las facciones”.
Cómo desafío para las Fuerzas Armadas, el académico dice que hay que pensar en las guerras que se lleven a cabo y no en la que se quieran pelear; teniendo en cuenta que, por un lado, existe una legalidad pensada y, por otro, la necesidad de lo que se debe hacer. Es en ese contexto que, por ejemplo, aparecen “los contratistas” que hacen aquello que nadie quiere hacer durante un conflicto.
Una guerra de cuarta generación implica que las Fuerzas Armadas se vean envueltas en un conflicto urbano: “Se estima que hacia el 2025, el 70% de la población va a ser urbana y van a existir megaciudades. Las potencias están pensando en cómo deben modificar sus organizaciones, elementos y medios para enfrentar el nuevo tipo de guerra. Hay que mirar hacia adelante e iluminar el futuro”, finaliza el coronel Locatelli, para quién, si bien suenan tambores de guerra, los guerreros aún no han tomado sus lanzas.
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